Con sangre color violeta

Torres grises

Me refugie al otro lado del mundo, en las torres grises; en este lugar se concentraban hechiceros con más dominio blanco que negro, pero nadie está seguro de lo que piensan y si realmente apoyan a un solo grupo. Radicaban pocos luminosos, ahí combatían a los obscuros de otra forma, más comenzaban a revelarse. 

     Me emparejaron junto a un chico para aplacar un poco la situación que se viví, no podíamos permitir que se iniciará una guerra cuando el elegido aún no terminaba la escuela media ni dejar que el lugar se volviera otro país consumido por la negatividad. Comenzamos a caminar por las calles, podíamos contar con los dedos a los encargados de mantener el poco equilibrio que quedaba, los enemigos nos superaban en número. Mi ahora compañero era algunos años mayor que yo, pensaba en todo y no actuaba premeditadamente, no acostumbraba el combate, por lo que fue un poco difícil entendernos en un principio. 

 

- Banner, cuidado a las tres... - le adverti a mi compañero mientras dábamos la ronda de vigilancia.

 

     Un obscuro estaba a punto de atacarlo, él simplemente retrocedió y esquivo el golpe, iba al par de Banner y casi salgo afectada, termine siendo yo como siempre quien acabara con el enemigo. 

 

- ¡Tienes idea de lo que acabas de hacer! - le reclame furica a mi acompañante.

Sin ningun tipo de sentimiento respondio, mientras seguis caminando con las manos en los bolsillos -Sabes que no me desgasto por este tipo de cosas...

- ¡Te ibas a quedar sin compañera! -volví a reclamar con el mismo tono.

- Ya he perdido a varios - sin ninguna emoción.

 

     Tuvimos uno que otro diss para luego establecemos con nuestras funciones. Él, el estratega analítico, yo la combatiente. 

     El grupo mayoritario comenzaba a tornarse más agresivo no sólo con nosotros, sino que con los humanos, no les bastaba con expedir su negatividad en ellos y ver el caos causado en la ciudad, ahora pretendían intimidarlos, controlarlos, empezaban a pensar en un dominio. La función de las torres era absolver y disminuir un tanto de la obscuridad y deshacerse de ella gradualmente. Los hechiceros no se exibian, buscaban mantenerse al margen, alejados. 

 

-Tenemos que hacer algo, o ni tu, ni yo seguiremos para contar esto... - le sugerí a mi compañero, mientras veía como trataban de imponerse unos tipos a un par de humanos.

Con la calma que lo caracteriza y el tono desganado de su voz me respondió - No desperdicies energía, mejor hay que ir por el pez más gordo... -

-¿De qué hablas?...

- Mis contactos, me informaron que el dirigente del grupo en movimiento tiene un negocio a las afueras de la ciudad - Deteniendoce y dirigiéndose directamente a mi.

- ¡¿Y que estamos esperando?!, ¡Hay que ir!... - Dije eufórica, odiaba las injusticias y no era de las que veían y se quedaban con los brazos cruzados. 

- Esperamos, la noche... - continuo caminando mientras veía al cielo, y luego volvió la mirada a mi - además, tu serás la que irá. Te llevaré ahora y volverás por la noche sola. 

 

     No entendía muy bien, pero no era problema arreglarmelas sola. Llegamos al lugar, todo era muy tranquilo y silencioso. Comenzaba a pensar que tipo de lugar sería si sólo funcionaba por las noches.

 

- Es un club para mujeres. Tienes que entrar y conseguir información con las personas que trabajan allí, pagale a algún chico de compañía, algunos tragos no te harán mal... - su tono sarcástico no me agradaba, y por ese mismo teníamos frecuentes discusiones. 

- ¿Chico de compañía?...

- ¿Cómo piensas obtener información?... ¿Por tu linda cara?... 

Con tono molesto - ¿Acaso estas idiota? Quien me afirma que ninguno de esos chicos de compañía no es un obscuro, si entró con la Guardia arriba seré escoria...-

- Ingeniatelas, compañera... - con todo el sarcasmo que podía escuchar ese día. 

 

     El tono con el que se dirigió por último me molesto, tanto como para irme primero del lugar. Luego de algunas cuadras en un local de comida rápida un chico ofrecía volantes, quiso hacerse el gracioso y se adhirió a mi siguiendome otras calles más. 

 

- Ya le dije que no gracias. - quería safarme de él, pero insistía.

- Es un día hermoso para estar de mal humor... - su tono tan optimista no era precisamente el que quería oir en ese momento.

- ¡¿Oye me estás siguiendo?!... 

- Tienes una cara muy bella como para que estés enojada, mejor comprate un cupón doble y lleva a alguien a comer... - quiso hacerse el gracioso, mientras me continuaba sonriendo.

 

    En ese momento sentí una gran carga de obscuridad pasar en un coche en dirección al lugar  de donde venia. Gire y me dispuse a seguir el auto, cuando sentí la mano del chico detenerme por el brazo. 

 

- Si no vas a comprarme un cupón, no voy a dejar que te vallas sin antes me regales una sonrisa...-mostrandome aún más los dientes, y creyendo que le estaba siguiendo el juguito ese.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.