Lo inesperado pasó...
Me pediste perdón, me explicaste lo mal que te sentías al ver cómo me alejaba lastimada de ti. Querías volver a ser mi amigo, el niño con que jugaba de pequeña, quienes se llenaban de lodo sin importar el reclamo de sus padres.
Te perdoné ¿Cómo no hacerlo? ¿Qué pierdo haciéndolo?