Por primera vez pudimos pasar una tarde juntos, simplemente, yacía en el jardín de mi hogar y tú te acercaste decidido con intenciones de iniciar una conversación. Hablamos disparates, de lo que hacías comúnmente en tu día, de lo genial que sería ser amigos...
Eso último me dejó insatisfecha, fue lo que hizo que la sonrisa que cargaba en mis labios se debilitara. Me desanimó.
¿Quién me entiende? Ahora que estás más cerca de mí, me siento peor que teniéndote lejos.