Tus ojos se tiñeron con una cólera tan profunda que sentí mi corazón paralizarse. Tu respiración se agitó tanto que podía ver tus fosas nasales agrandarse y achicarse continuamente. Simplemente, esa reacción no era la que esperaba; quería saber que significaba para ti, si todo sería un juego desde ahora... Juego en donde yo siempre era la pieza errónea del puzzle jugado.
Nunca olvidaré la manera que hiciste trastabillar a aquel chico que besé, caer sobre el duro asfalto y hacer que tu cuerpo fuera el que se veía sobre él, atestando puños una y otra vez.
¿Qué querías decir con eso? ¿Con todas eras igual?