Concierto en Valkyntoch

Episodio revelador


La lluvia se esparcía inquieta sobre la ciudad, la muerte trajo consigo el lamento del cielo, que aun siendo temprano en la mañana, era casi tan obscuro como la noche. Inmediatamente el parque se vio rodeado de personas que se percataron de lo ocurrido y se dieron cita en el lugar de los hechos para ser testigos del trágico suceso. El primero en llegar había sido yo, me dirigía al seminario para un ensayo más como de costumbre, caminaba presuroso surcando el Jardín de la Ciudad, desde el norte hasta el sur, aquel rutinario recorrido que practicaba todos los días, fue de pronto, cuando a lo lejos, divisé un extraño bulto que era ajeno al entorno verde y natural del que ya estaba acostumbrado. Me acerqué para lograr tener una visión más clara debido a la lluvia, que, aunque no era violenta molestaba a la vista. Después de vacilar un momento me froté los ojos con mis puños para quitar el rocío que se había formado en mis pestañas y que nublaban la vista; lo que temía se hizo evidente, una hermosa mujer permanecía quieta en la alfombra de césped fresca y bien conservada que se extendía a lo largo de la superficie plana del parque, di aviso a las autoridades enseguida y esperé en el lugar, me apenaba casi hasta el llanto verla allí, inmóvil, fúnebre, parecía tener una expresión de tristeza y miedo, muchos se acercaban curiosos y alterados por el morbo que causaba la situación, nuevamente el pánico y la incertidumbre volvía a correrles por las venas, como un trago de  amargo licor, que estaban obligados a beber. 

 

Paquinni y sus colaboradores llegaron, despejaron el área, levantaron el cuerpo y se lo llevaron para realizar las respectivas investigaciones, se me pidió que acuda a declarar el hallazgo y esos protocolos a los cuales nadie se puede negar sin resultar sospechoso, llegaría tarde al seminario, pero la causa esta vez lo amerita, ya tendré tiempo para ir después, al fin, estaba todo cerca: el departamento de policía, el seminario y el lugar en el cual he vivido durante casi toda mi vida y que además ha sido herencia de mis padres, todos eran limítrofes del Jardín de la Ciudad, aunque dado este triste encuentro con la viva imagen de la muerte, tal vez no me queden ánimos para ello. 

Luego de dar mi testimonio en el que una avalancha de preguntas de todo tipo cayeron sobre mi, pedí cortésmente se me permita hablar con la persona encargada del caso. Paquinni. 

En su oficina, pensativo lo encontré, cuando me dieron paso hasta el lugar que funcionaba como su despacho, la puerta se encotraba abierta, era un lugar espacioso, vagamente decorado y casi vacío, tomando en cuenta que fue montado de manera repentina, aún así daba buena impresión, incluso resultaba acogedor. Al principio fue algo hostil, entiendo que la frustración de los nulos resultados lo tenían con el peor de los ánimos, un ligero silencio me puso en una situación embarazosa, al punto de sentir la breve necesidad de abandonar el sitio, pasado un corto período el ambiente poco hospitalario se fue disipando, entablamos una amena charla, comenzamos a hablar sobre todo lo que ha ocurrido en estos últimos meses. Al conocer tanto sobre Valkyntoch debido a mi larga residencia en la ciudad, le hice una breve reseña de toda la historia que la envuelve, de lo sorprendidos y asustados que estábamos todos desde que ocurrió el primer asesinato. Robert abrió conmigo su confianza, me contó un par de anécdotas vividas en este caso y en otros más, ya en ese momento el seminario dejó de importarme tanto, en el ejercicio del acto parecía un investigador más, incluso pude leer algunos de los apuntes de Paquinni, hizo una pausa enfática en el asunto de las flores, ninguna averiguación ha resultado fructuosa, —¿De dónde pudo obtener las flores?, —saltó la pregunta sobre su escritorio—, prácticamente suplicaba una sugerencia—,  lo pensé por un momento, la respuesta no era nada fácil de acertar, ni siquiera de suponer, así que opté por soltar la primera cosa que pasara por mi mente, —podría ser que las cultive él mismo —dije finalmente—, asintió con la cabeza, lo notaba pensativo, como si aceptara mi respuesta. La reunión continúo unos minutos más, el psiquiatra resultó ser un sujeto muy cordial e inteligente, su labor iba de la mano perfectamente con su personalidad intachable. 

Me ofreció una copa de licor y correspondí a su invitación, me habló sobre su carrera, su participación en otros casos y lo dificultoso que le ha resultado este en particular, era la primera vez que enfrentaba como líder de un equipo una investigación de gran magnitud, su frustración era tal que me conmovía, si tan solo pudiera ayudarle me daría por benefactor. La buena charla se iba amenizando cada vez más, el whisky era de extraordinaria calidad, cuando estábamos por amortiguarnos con la finura del alcohol, uno de sus colaboradores le hizo un llamado para recibir el parte oficial, al parecer no hallaron nada que fuese tan importante, sin embargo, cuestiones del protocolo forzaron la despedida, nos dimos la mano y asegurando un pronto reencuentro salí de regreso a casa.


Lloviznaba aún, el gris de mi chaqueta se tornaba más oscuro debido a la humedad que se le adhería, caminé a paso moderado, me encantaba sentir la lluvia masajeando con frescura mi piel, tuve que atravesar nuevamente por aquel lugar donde más temprano encontré sin vida a aquella mujer. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, me detuve a observar el lugar; a mi derecha crecían hermosas flores que parecían felices y agradecidas por la reconfortante lluvia, arranqué un manojo de ellas y las puse en el sitio donde había hallado el cuerpo. 

 

A pesar de que la ciudad llevaba tiempo silenciosa y sumisa, esta vez la pude sentir más fría, más lejos de ser Valkyntoch. Decidí ensayar en casa, los vecinos ya estaban acostumbrados a estas sesiones artísticas que se daban lugar en el último piso del edificio, aunque siempre hubiese preferido el seminario, de todas formas, asistir no era igual que otros días, nadie iba con regularidad, tan solo por el gusto del canto o los instrumentos, mientras a otros ya ni eso les motivaba. Luego de la extenuante rutina encendí el radio para escuchar las noticias, lo mismo de siempre respecto al caso, pero esta vez, un detalle ponía en suspenso en sobre manera a los habitantes. La mujer hallada esta mañana no se ubica en el mismo rango de edad que las anteriores víctimas, aunque las características eran las mismas en cuanto a las facciones físicas y las condiciones en las que fue encontrada, según el documento que se halló en sus pertenencias tendría veinte y nueve años. 



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En el texto hay: crimen y suspenso, crimen y locura

Editado: 11.04.2020

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