Condenado a ella

Un difícil estado

Se quedaba un buen tiempo mirando mis ojos verdes, luego mi pecho, una vez que hacia esta combinación se mordía el labio, parecía que me acosaba, pero me gustaba, sé que estaba mal porque tengo a Sofía en el corazón, sin embargo, mi mente traicionera piensa en mi jefa, ¡Dios a qué viene todo esto!, mi cuerpo se erizaba y no era del frío ni de los nervios.

Habíamos llegado a la empresa, donde nos estaban esperando unas señoritas con bolsas en las manos, llegaron a nuestro encuentro, abrieron la puerta, desvistieron a la señora Thomson, luego la vistieron y le pusieron calzados nuevos. Todo esto fue rápido, se pasaron a la parte trasera del vehículo para hacer todo esto, cuando salió tenía otro atuendo totalmente diferente, caminaba a pasos agigantados, estando lejos miró hacia tras y después sonrió, parecía una reina.

Debía distraer la mente, sacarme estas ideas impuras de mi cabeza, a la vez tenía hambre, pues me dirigí a la cafetería donde trabaja Sofía. Llego, me siento en una mesa, un joven se me acerca, toma mi pedido y se va, Sofía me logra identificar, por lo que se aproxima, a ella siempre le ha gustado el drama, entonces pregunta:

― Señor ¿ya tomaron su pedido?

― Sí, pero me atrevería a tomar otro si tengo el placer de ser atendido por usted señorita.

Le contesté para seguir la corriente, se echó a reír, su risa angelical, me hizo olvidarme de que tenía jefa.  

En lo que me perdía en el mundo de su belleza, se disculpa:

― He… quería pedirte perdón por lo de ayer, lo arruiné todo.

Quería seguir en el drama, pero su expresión era muy seria para salirle con estupideces, no quería que me viera como un idiota, así que le contesté:

― Descuida por eso, me sirvió para conocer a tu hermana.

― Ha verdad, gracias por llevarme a casa, solo conociste a mi hermana porque mi padre estaba dormido.

― Sí, es muy buena persona, tu hermana.

― ¿Y qué tal si dejamos para hoy lo que no sucedió ayer?

― En realidad me parece de maravilla, pero empecé hoy a trabajar como chofer de la empresa del frente y no sé cuándo es que termine mi turno.

― Con razón estás vestido tan formal, me parece súper bien que trabajemos tan cerca, tal vez el destino se ha salido con la suya, otra vez.

― Sí…

Mientras se alejaba decía:

― Ten cuidado, he escuchado que la jefa es una mujer muy hermosa y peligrosas con los chicos lindos.

Me reía por fuera, sin embargo, mi interior parecía querer explotar, mi corazón se aceleraba y mi mente volvía con su invocación de pensamientos no queridos. Me decía a mí mismo, “tranquilo, tranquilo, respira despacio”.

Me trajeron el pedido, me lo comí y me fui al trabajo. Tengo que hablar con mi jefa sobre el horario, el salario, más algunas cosas inconclusas sobre lo que debo de hacer en mi puesto de trabajo. Decidido subo hasta el piso donde está su oficina, mientras me dirigía a la oficina, su secretaria me detiene advirtiéndome:

― Señor no puede pasar así por así a la oficina de la Señora Thomson.

La miro con desesperación y le pregunto:

― ¿Y qué tengo que hacer, una cita? 

― Para eso estamos las secretarias, ella está en una reunión con sus modistas, así que, no podrá verla ahora, si quiere espere hasta que se desocupe.

Respiré hondo, la verdad era que no estaba desesperado, sino nervioso. Pues no me quedaba de otra que esperar a que termine.

Después de unos minutos pude ver que salía de su oficina hablando con hombre o eso creo, porque a pesar de su aspecto masculino daba a notar otra cosa, bueno no sé qué era. Me levanto del asiento para dirigirme a ella, de reojo me mira y me hace una seña de que me fuera hacia lugar, como todo un niño bueno voy, cuando llego me presenta ante su modista, diciendo:

― Él es Daniel, mi chofer de primera y guardaespaldas.

― Hola soy Andy, es un placer conocerte.

― Él te llevará a comprar lo que necesitan.

Me di cuenta de que estaban enredándome en una clase de compromiso, pero necesito hablar con la señora, así que intervine diciendo:

― Necesito hablar algo pendiente con usted, de… jefa a empleado.

― Descuida, todo lo que necesitas saber te lo diré cuando vengas, ahora ve y cumple con este encargo.

― De acuerdo, señora Thomson.

Inconforme, me devolví al auto para llevar al modista a comprar lo que iba a comprar. Estaba un poco enojado, pero la señora ha hecho mucho por mí, por lo que, no tendré desesperación.

Cuando nos subimos al carro, le pregunté al modista: 

― ¿Hacia dónde vamos?

― Descuida guapo, estás muy estresado por nada, toma sigue esta ruta.

Me pasó su celular con una dirección, Andy tiene razón, estoy un poco estresado, así que, inhalé y exhalé, hice esto como dos veces, después me dirigí al lugar.

No había salido bien del edificio y me pregunta:




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