Condenado a ella

¿Quién es la dueña?

Pasaron unos días, ya me había recuperado lo suficiente para que me puedan dar de alta. Hoy es domingo y el doctor me dijo que me podía ir a mi casa, no aguantaba más estar en el hospital, gracias a las terapias lograba caminar bien, así que, cuando me iba con la ayuda de Sofía, me encuentro a la señora dinero con un jarro de flores en las manos, de verdad que no sé por qué hacen eso, llevarles flores a los enfermos, ¿acaso uno ya se murió?

― Al parecer te han dado de alta.

Me dijo la señora mirando a Sofía pronunciando aún su última palabra. Dicho esto, me pasó unas llaves, luego añadió:

― Estas son las llaves de tu nueva casa, me imagino que no tienen transporte, déjenme llevarlos. 

Mi asombro era para darme un infarto, esta mujer o tiene dinero de más o está loca o de verdad su corazón está ciego. Me dejó sin palabras, hasta que caí en sí, pues me dispuse a contestarle:

― Sí, nos gustaría que nos llevarás, ¡ah! Perdón, Sofía, ella es mi jefa la señora Scarlet Thomson y señora ella es Sofía mi…

― Novia.

Responde Sofía con desespero, en lo que yo me había quedado enredado entre una encrucijada de miradas, ¡por Dios! Estas mujeres parecían luchadoras, pero sin darse ni decirse nada. Quería salir del hospital, por lo que, dije:

― Podemos irnos, por favor.

Tenía experiencia con el temperamento de mi jefa, sin embargo, no sabía que Sofía era tan fuerte, no puedo permitir que se crucen de nuevo, todo por un pendejo como yo.

Bueno, hasta que logramos salir del hospital, eran las 9:00 am., el sol brillaba como hace mucho no recordaba, respiré profundo, serré mis ojos y dejaba que el viento chocara mi cara. Como era de esperarse, un centinela y un vehículo parecido al del accidente lo que me provocó un recuerdo inminente, removí de un lado hacia el otro mi cabeza, después digo:

― Lo siento, señora por lo que le sucedió a Andy, no fue mi intención…

― No acepto tu disculpa, porque no fue tu culpa.

Me ha dejado otra vez sorprendido, al parecer estaba en un estado de cambio. En definitiva, entremos al vehículo, cuando estábamos corriendo le pregunté a la señora Thomson:

― ¿Podemos ir a la casa de mi tía? ella me dejó su casa a mi cuidado y no pude cumplir, de seguro llegó, quiero hablar con ella

― Descuida, eso está resuelto, ¿tu primo no te dijo?

― Pasó a verme un par de veces, pero no me dijo nada, solo me dijo que no me preocupara por la casa de su madre.

― Contratamos un guachimán de su confianza para que la cuidara.

― Gracias por todo lo que has hecho por mí, no sé cómo pagarle.

― Algún día me pagarás.

― Y… ¿hacia dónde vamos?

― A tu nueva casa.

― Al parecer no estabas relajando con eso.

― Yo no soy muchacha para relajar, lo que digo lo cumplo.

Después de unos minutos, llegamos a una linda casa, con un patio delantero, también tenía un segundo nivel formando una sola casa, eso era lo que podíamos visualizar por la parte de afuera, por lo tanto, nos desmontamos y decidimos entrar, la señora Thomson tuvo el placer de abrir la puerta. Cuando estuvimos a entro, la sorpresa al parecer no solo fue mía, sino de Sofi también, estaba amueblada, con cuadros ¿de mis pinturas?, entonces me imaginé que Ronald se los facilitó, la señora Thomson se ha dado cuenta de mi asombro en particular y afirmó mi sospecha:

― Tu primo me sugirió que los pusiera, para animarte a seguir por lo que estás trabajando.

― Con tantos enredos, ya se me había olvidado el propósito de mi trabajo.

― Y ¿por qué no me habías dicho que necesitabas dinero para tus cosas de pintura?, soy tu madrina.

― Pensaba que eras mi jefa y yo solo su empleado.

Dicho esto, ella dio media vuelta y me preguntó:

― ¿Puedes conducir bien?

― Eh…

― Dentro de una semana volverás al trabajo, mañana pasará una abogada a contarte todo lo que debes de saber con respecto a la casa, la llave está encima de la mesa, pasen buena mañana.

― No tengo palabras por todo lo que has hecho por mí, ¡gracias…!

Levantó su mano derecha como si estuviera saludando y terminó de irse. A Sofía se le fue inevitable decir algo, los celos le sobresalían, se podían ver a distancia:

― De verdad esa mujer está loca por ti, tú pareces su perrito faldero.

No sabía que decir, en esta situación dejaré que el corazón hable:

― La pintura puede ser roja, blanca, azul, pero eso no pinta de arcoíris mi vida, mi corazón puede latir 60 veces por minuto, sin embargo, contigo late hasta 150 veces cuando te tiene cerca, tu sonrisa es clave de mi felicidad, tu alegría es la satisfacción de ser, teniéndote a mi lado el mundo se puede ir abajo, eres la llave que abre todas esas puertas que solo no puedo abrir, ¡te amo!

Dos gotas de lágrimas comenzaron a correr por sus bellas mejillas, se me tiró encima para darme un fuerte abrazo, mientras seguía sujeta a mí y aun llorando me dijo:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.