Ya se estaba tardando Karla, por mi mente pasaban algunas cosas que no eran buenas. Me estaba desesperando, estaba a punto de salir a buscarla. No pasó ni dos minutos cuando vi entrar a la secretaria, no me contuve y le pregunté de volada:
― ¿Qué sucedía que no llegabas?
Pasándome el desayuno me dice enojada:
― La cafetería estaba bastante llena, para poder conseguir el pedido, tuve que decirles a los encargados que era para la señora Thomson.
Ya me imaginaba por qué estaba llena la cafetería.
Karla se despide y se va. Las ganas de ir tras Sofía me querían dominar, pero debía de obedecer a mi jefa, quedarme hasta que me llamara.
Saqué mi teléfono para distraerme un poco, me puse a buscar cosas en Google, de repente me acuerdo de que, si no me equivoco, la fecha del cumpleaños de Sofía se estaba acercando, pues me dispuse a buscar cosas que le pudieran interesar.
Nosotros los empleados de seguridad y los choferes tenemos un cuarto con casilleros, donde nos cambiamos y nos bañamos, cuando es necesario. Entonces, se me ocurrió ir e indagar por la cuestión esa del traje chaleco, resulta que todos mis trajes eran de esa forma, bueno los que tenía ahí dentro.
En este momento, no sé si emocionarme o decepcionarme, respiré hondo y serré el casillero. Mi cabeza parecía un enrollo, solo me decía que todo era para bien. Estaba saliendo del cuarto, cuando vi a una Jeepeta entrar al estacionamiento, se desmontaron unos hombres vestidos de negros hasta el tope, me miraron, sonrieron y continuaron.
Esto era extraño, nunca había visto a estos hombres, aunque solo tenía algunos días trabajando aquí.
Estaba arrinconado en mi vehículo y luego me doy cuenta de que en la Jeepeta que llegó, había alguien, sale, me mira y se acerca, más tarde me dice:
― Vales tanto que has hecho que mis jefes en persona vengan por ti.
― ¿De qué estás hablando y quién eres tú?
― Perdón por mi imprudencia, me llaman Chaman y trabajo en la compañía “Armored security”, estamos aquí por ti.
― ¿Qué quieren de mí?
― Resulta que mi compañía recibió una llamada del restaurante donde ocurrió el atentado de la señora Thomson, pidiendo agentes de seguridad, mis superiores reclamaron ver el video para saber a lo que se enfrentan, pues ahí fue donde te vieron hacer todo lo que hiciste, recibiste dos disparos y ni lo sentiste, ¿no te diste cuenta verdad?
― No hasta que todo acabó.
― Eso es unos de los motivos por lo que mis jefes están aquí por ti.
― No soy más que un campesino con experiencia de campo, y no campo de batalla, por lo menos no real.
― Tienes un don natural, lo que hiciste no tiene precedente.
― Les aseguro que no importa lo que le ofrezcan a la señora, nunca me va a entregar a ustedes.
― Al parecer hay algo más que simple relación de jefa y empleado ¿he?
Mi silencio y mi gesto le dieron a entender que no me agradó eso que dijo, por qué todos piensan eso, aunque la jefa con su cercanía ha creado estas ideas en las personas.
Al rato, llegaron los hombres que subieron a la oficina de la señora, se me acercaron también, me saludaron y me propusieron:
― Te vamos a pagar el triple de lo que te paga esta mujer, si trabajas con nosotros.
Bajé la cabeza y me reí despacio. Los miré y le contesté:
― Ningún trabajo me dará ni me tratará como lo hace la señora Thomson, lo siento, pero estoy bien aquí.
Me pasaron una tarjeta y me dijeron antes de que se fueran:
― Si cambias de parecer, llámanos.
Ellos están equivocados si creen esperar esa llamada.
Justamente suena mi celular, mientras pensaba eso, y me decía, no podrán ser ellos, imposible, bueno me dispuse a tomarlo, era la señora Thomson.
Scarlet Thomson, media hora minutos antes
― Karla ve y tráenos el desayuno, pero déjele el de Danny allá abajo, y si trata de ir contigo, dile que cumpla su parte del trabajo que le corresponde.
― Enseguida señora.
Sé que fui muy atrevida ayer, sin embargo, no me arrepiento. El corazón de le pertenece a otra, ya es hora de que la quite del medio.
Fue romántico lo que hizo por mí ayer, lo hizo de maravilla, sabía que había un hombre valiente, valioso y fuerte debajo de esa cara bonita. Valió todo lo que he invertido en él, y seguirá valiéndolo.
Karla se había tardado bastante, ya tenía hambre. Salí de la oficina para ver si había llegado, justamente esta subiendo por el ascensor. Antes de que la regañara me dijo lo que sucedió, al parecer la cafetería estaba repleta de personas, sin esperas me dispuse a comer.
Después de unos minutos llegan varios hombres de la agencia de seguridad, le hago pasar y sin demorar me dan a entender su objetivo:
― ¿Cuánto quiere por su empleado Daniel?