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Baeza- España 17:45 pm

El cielo tempestuoso parece a punto de colapsar, solo truenos y rayos alumbran las calles vacías de este pueblo mientras las sombras juegan con mi mente provocando escalofríos y esa sensación que alguien te persigue.

Mis pasos resuenan sobre las piedras junto con otro par de zapatos a mi espalda y una tormenta bastante violenta que me golpea fuerte mojándome de pies a cabeza.

Las calles desiertas sin un refugio visible parecen salidas de una película de suspenso. 

Mi cuerpo tiembla, Mis dientes chocando por el frió, mientras mi cuerpo empapado por la lluvia parece volverse pesado y lento sintiendo un susurro gélido que dice mi nombre. 

No podría describir la alegría que me causo llegar a mi puerta en la calle San Francisco, los nervios me consumían de tal manera que apenas logre dar dos vueltas con la llave, el estar adentro me tranquiliza. Respiro profundo intentando calmar mis nervios

-Buenas tarde querida Kenia- enciendo las luces de la sala viéndolo sentado en mi sofá, su cabello dorado quemado por el sol resaltan el veneno en sus ojos que me perforan, mis manos temblorosas y mí garganta seca. Es solo un mal sueño. No es real 

-¿Qué quieres?- mi voz sale áspera y cortante, al igual que la de el.

-Antes te dirigías a mí como su Majestad, pero los tiempos cambian no es así?- dice desfilando con arrogancia por mi piso.- te tengo un trabajo.

- No lo quiero. Ya tengo uno por si se le olvida. Su Majestad

-Me temo que eso no lo decides - Su rostro destila arrogancia -Solo quiero que los encuentres y los traigas ante mí con vida. Después de eso podrás volver a tu tan interesante nueva vida si así lo deseas- su postura destila arrogancia y autoritarismo

-¿Y qué gano yo con todo ésto?- mi voz sale casi como un susurro pero se muy bien que logró oírlo. Su escalofriante sonrisa eriza mi piel.

-Lo mismo de siempre mi fiel servidora, tu vida- no se si cerré mis ojos o algo por el estilo pero en un segundo ya no estaba. Pero su orden fue Clara después de tantos años debía volver al ruedo o morir en el intento.