Condenados [saint Seiya]

Capítulo 11 | Sol Oscuro

—Dove diavolo stanno andando? —Escuchamos a Death gritar en su lengua natal— ¡¿A dónde te la llevas, Milo?!

Aria y Afrodita, quienes estaban junto al de Cáncer, inmediatamente dirigieron su atención a nosotros, sorprendiéndose en el proceso al ver a Milo tratando de sacarme del Coliseo.

—¡Milo! ¡Detente! —Pidió Aioria, comenzando a correr para alcanzarnos con Mel siguiéndole el paso.

—Carajo, Milo—Le dije, sintiendo el calor que su mano le brindaba a la mía—. Solo estamos demostrando que tienen que temerme. Por favor, detente.

Su respuesta fue rápida y concisa:

—No.

Entonces, haciendo acopio de todas mis fuerzas, traté de pararme en seco para que él no pudiera avanzar conmigo y, como pude, solté sus dedos entrelazados con los míos.

—Te dije que pararas, carajo.

En eso, en esos cuantos segundos de distracción de nuestra parte, nos rodearon. Los soldados que custodiaban el perímetro cada vez se iban cerrando más a donde nosotros, pero lo más sorprendente fue como Aioria, Death, Shura y Afrodita se pusieron al frente, como si trataran de protegernos.

Milo no esperó mucho y también se puso al lado de los cuatro dorados, mientras me posicionaba detrás de su espalda. Las chicas tampoco tardaron en llegar a mi lado, incluso Gaby—Quien había quedado un poco mal herida— ahora parecía completamente recuperada y lista para atacar si la situación lo ameritaba.

Mu se había llevado a Kiki de allí, pero estaba segura de que le había prometido a Mel que vendría por ella. Shaka, Kanon, Aldebarán, el maestro Dohko y Aioros lucían desconcertados en medio de toda esta revuelta y desviaban su mirada al Patriarca que a su vez desviaba la suya a Athena.

Y luego estaba la General, simplemente analizando la situación desde su posición.

Saga, Camus y Mila también llegaron, y no dudaron en tomar un lado.

La verdad es que no entendía que es lo que estaba sucediendo, no sabía cómo o porqué, esto estaba sucediendo. No quería respuestas, las necesitaba.

—¿Estás bien? —Escuché decir a Mel.

Pero no respondí, mi mente estaba divagando entre los miles de escenarios fatalistas existentes.

Incluso, cuando Aria me habló, su voz me sonó lejana:

—¿Qué está ocurriendo? —Cuestionó—. Solo notamos como Milo estaba intentando sacarte de aquí ¿Por qué?

—No lo sé—Respondí, porque era cierto.

No sabía ni un carajo.

—Voy a sacarte de aquí. Tengo que hacerlo.

Pero la promesa de Milo pasó a segundo plano cuando, en un parpadeo, el sol oscureció. Y quizá fue la oportunidad perfecta para escapar, pues nadie podía ver nada, sin embargo, yo sentía los dedos del Escorpio entrelazados con los míos y como tiró de mi mano, pegando mi cuerpo a su espalda.

—¡No ataquen! —Gritó una voz que no era extremadamente familiar, pero sí conocida, entonces, su cosmo comenzó a iluminar unos pocos metros a su redonda—. ¡Esto no lo provocó ella!

Era la General.

Entonces, lo que menos me esperaba, pasó y la orden que dio Athena me dejó aún más confundida. Y a Milo también, pues sus dedos apretaron con fuerza los míos.

—Dejen de amenazarlos—Ordenó y la luz que despedía su cosmo, a comparación de la pelirroja, se veía opaca y carente de ese algo que la había hecho especial desde siempre—. Son parte del Santuario y, ahora, Grettel competirá con Shina por la armadura de Lira.

Definitivamente, buscaban cortar mi cabeza de una forma no tan obvia.

 

***

¿Qué les está pareciendo la historia? ¿Les gusta? ¿Tienen teorías?

¡Nos vemos en la siguiente actualización!

Por sí quieren cotillearme y descubrir más sobre la historia, doy adelantos y spoilers en mis redes [Igual les dejo el link en mi perfil]:

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