Condenados [saint Seiya]

Capítulo 20 | Oráculo de Delfos

Estaba caminado junto a las chicas por los escalones que guiaban por las Doce Casas hasta la Cámara del Patriarca. Como había mencionado Saga anoche, iban a mandar a algunos de los caballeros de misión.

Estaba segura de que era por ello esta reunión tan repentina.

—¡¿Es en serio?!

Mel asintió ante la pregunta de Gaby con una inmensa e irradiante sonrisa.

—Cielo santo—Exclamé—. Felicidades, Mel.

Al fin estaba con Aioria.

—Ahora solo faltan ustedes—Nos dijo y, después, desvió la mirada a Gaby—. ¿Cómo vas con Camus?

—Cierto—Concordé—. ¿Cómo vas con Camus?

Ella soltó un suspiro.

—Igual que siempre.

Y eso fue todo lo que necesitó decir para que supiéramos que mi hermano seguía sin aceptar sus sentimientos y exteriorizarlos.

Al llegar al templo de Piscis vimos a Aria en la puerta, esperándonos. Una rosa blanca adornaba su cabello rosáceo y una sonrisa su rostro.

—Tienes que contarnos—Dijo inmediatamente Mel, señalando la rosa con un dedo.

Las mejillas de Aria adquirieron un tenue color rojizo antes de que comenzara a relatarnos todo.

Había sucedido justo ayer, en medio del combate, y era por eso que Death no lucía muy contento. Recién se estaba enterando de que Afrodita y Aria habían decidido formalizar la relación que tenían.

Death les recordó que las relaciones entre santos estaban prohibidas. Pero muy poco importaba, pues ellos eran felices juntos.

Cuando llegamos a la Cámara del Patriarca—Y después de seguir todo el protocolo de arrodillamiento y demás—, puede ver como una pequeña y casi imperceptible sonrisa se curvaba en los labios de Milo al mirarme.

—Estamos hoy aquí para asignar quienes partirán en busca de la Caja de Pandora—Comenzó diciendo el Patriarca—. Kanon y la General Kathie de Orión han encontrado cinco puntos donde la energía es más poderosa y atronadora, por lo que creemos que, en cualquiera de ellos, podría estar la caja.

Cedió la palabra a la General, quien dio un paso al frente antes de comenzar a hablar.

—Cinco parejas viajarán a uno de los cinco puntos—Informó—: Machu Pichu, Perú. Melek de Lince y Aioria de Leo. En las Pirámides de Bosnia investigarán Mila de Ave de Paraíso y Saga de Géminis, mientras que, en el Pico de Kailash, Tibet; irán Camus de Acuario y Gabriella de Pavo Real.

La mirada de la pelirroja paseaba por toda la sala, esperando la confirmación de cada pareja que había mencionado y que no dudaron en darle. Por otro lado, la señorita Athena lucía cada vez más débil y pálida.

En verdad estaba perdiendo la divinidad en su cosmo, puesto que este no se sentía cálido y poderoso como siempre.

Entonces, ¿Cómo era posible que el Santuario no se estuviera cayendo a pedazos como sucedió en la última Guerra Santa contra Hades?

No podía dar una respuesta certera a esa pregunta, sin embargo, tenía una que otra sospecha al respecto.

Ella era la única Diosa de la que los mortales podían sentir su cosmo, pues este le brindaba esperanzas y energía para la batalla. De ningún otro Dios era posible percibirlo, pero estaba segura de que, si lo hiciéramos, si pudiéramos percibirlo, sería un poder atronador, abrumador y potentemente peligroso.

—En Stonehenge, Inglaterra, partirán Afrodita de Piscis y Aria de Reloj y, por último, a Socotra, en el mar de Arabia, partiremos Kanon de Géminis y yo—Culminó—. Y, antes de dar por terminada esta reunión, quiero decirles que partimos mañana a primera hora y, también, que el Patriarca Shion coordinará una búsqueda aquí, en el Santuario y sus alrededores. Quedan bajo sus órdenes.

En eso, cuando todos estaban dispuestos a hacer la reverencia final para marcharse, la señorita Athena se levantó de su trono, sosteniéndose en los reposabrazos del mismo. Su vestido blanco cayendo hasta rozar el suelo.

—Antes de que se marchen, Grettel de Lira y Milo de Escorpio—Llamó—. Necesito hablar con ustedes.

Ambos asentimos y, cuando todos se marcharon y no quedaba más que Athena, la General y el Patriarca, la Diosa se sentó, su rostro demostrando por unos instantes lo cansada que se encontraba.

Había estado en un peligro latente, del que sus caballeros tenían que ayudarla, durante mucho tiempo. Era muy claro que, al perder su divinidad, eso causaría estragos en su cuerpo mortal.

—Quiero encomendarles la misión de ir en busca del Oráculo de Delfos, en el Templo que fue creado en veneración al dios Apolo, aquí en Grecia—Dijo al fin.

—¿El Oráculo? —Preguntó Milo—. Creí que los Dioses se lo habían llevado al Olimpo desde hace la era del Mito.

La señorita Athena negó y pude notar como su cosmo iba desapareciendo lentamente. Si seguía así, no le iba a quedar mucho tiempo.

¿Es por ello que necesitaba el Oráculo? ¿Para saber cuanto tiempo le quedaba? ¿O para saber quien era el enemigo y como enfrentarlo?

Muchas preguntas arremolinaban mis pensamientos y podía asegurar que ninguna pintaba bien.

Shion y Kath permanecían en silencio, pero, por la expresión en sus miradas, podía deducir que no estaban de acuerdo en que Athena confiara en nosotros para esta tarea.

—Apolo lo dejó caer a la tierra de nuevo—Nos informó—, aún no sabemos con qué fin lo ha hecho, sin embargo, también pensamos que él fue quien dejó caer la caja de Pandora, aunque esto último solo es una suposición. Por eso necesitamos el Oráculo.

Endurecí la mirada casi por instinto.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —Pregunté.

Sabía que el Oráculo, antiguamente, solo se podía usar una vez al año y, si estaba bien informada, esta fecha sería el siete de marzo. Y hoy era día cuatro.

Y no me equivoqué, pues lo que Athena dijo a continuación me lo confirmó.

—Tres días.

 

🌠🌠🌠

¡Hola! ¿Cómo están? ¿Qué tal el capítulo?

A partir del siguiente capítulo todo comenzará a esclarecerse y a enredarse a partes iguales, mezclaré mitología y uno que otro manga/anime de Saint Seiya en esta historia, espero que les  guste y dejen mucho amor porque, oficialmente, ya estamos en la recta final.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.