En cuestión de segundos nos encontrábamos en la entrada al Templo de Acuario, el cuál se veía a punto de colapsar, como todos los demás.
Y eso no sería lo peor, estaba segura.
—Debemos hablar con Athena—Dijo Milo, sus zafiros viajando a cada rincón del perímetro—. Siento una presencia extraña.
Comencé a, también, analizar todo a mi alrededor, percatándome de que lo que había dicho el Escorpión era real.
Había alguien que no pertenecía al Santuario, invadiéndolo.
—No puedo sentir el cosmo de Kiki.
Las cejas azules se hundieron casi por instinto, mientras la preocupación se arraigaba en mí.
—Quizá los cosmos que sentimos opaquen al suyo—Trató de tranquilizarme—. Estará bien, princesa.
Negué con la cabeza, dudando de lo que me estaba diciendo.
Una fuerte opresión en mi pecho se hizo presente sin aviso previo y el pitido reavivó el dolor que sentí hace unos momentos. Mi sangre quemaba mis venas, a la vez que mi corazón latía desbocado contra mi caja toráxica y la punzada en mi vientre se sentía como si algo me desgarrara por dentro.
No entendía nada. Y, llegados a este punto, tampoco me iba a molestar en intentar comprenderlo.
Solo quería que parara.
En un segundo de distracción, mis piernas flaquearon, ocasionando que mis rodillas golpearan estrepitosamente el suelo. No obstante, no alcancé a desplomarme por completo.
Y todo fue gracias a Milo, quien me sujetó antes de que lo hiciera.
—Grett...
Quiso decir algo más, estaba tan segura de ello como que lo había interrumpido para confesar:
—Te amo. Te amo desde siempre y lo haré hasta que las estrellas se apaguen, Milo—Sentí mis ojos escocerme debido a las crecientes lágrimas que comenzaban a forjarse en mis orbes—. Hasta que Antares deje de brillar.
Noté como sus ojos también comenzaban a cristalizarse mientras sacudía la cabeza en una negativa y sus manos se aferraban con un ligero y casi imperceptible temblor a mis brazos.
—No se te ocurra dejarme, Grettel Dankworth—Advirtió, usando por primera vez en mucho tiempo mi verdadero apellido—. No cuando hemos solucionado todo. No cuando tú y yo...—Sacudió la cabeza, como si no creyera las intenciones con las que había dicho lo anterior—. No se te ocurra.
Mi mano viajó a su mejilla, acunándola y sintiendo la calidez que emanaba de su cuerpo.
—No voy a dejarte, Milo Antares—Rebatí con una pequeña sonrisa, sintiendo como la opresión en mi pecho se hacía cada vez más insoportable—. Pero primero debemos de terminar con nuestra misión. Hay que cumplir con nuestro deber como caballeros de Athena, sea quien sea ella.
Milo sonrió ligeramente, una de sus manos viajando a sus orbes para limpiar las lágrimas.
—Mierda, Grettel—Musitó—. Te amo.
No pude evitar que mi sonrisa se expandiera tanto como el dolor que recorría cada fibra de mi cuerpo.
—Terminemos con esto, Milo—Demandé—. Acabemos con todo y luego vayámonos de aquí, no quiero seguir luchando. Solo quiero... paz.
Mis párpados comenzaban a sentirse pesados, pero no quería dormirme. Me negaba a hacerlo.
—Y la tendremos, princesa—Me aseguró—. Solo resiste un poco más.
Asentí, percatándome de como mis fuerzas abandonaban mi cuerpo con mayor rapidez y supe que, si no actuaba ahora, podría cerrar los ojos y no abrirlos jamás, logrando desviarme de lo que en realidad tenía que hacer.
Y si quería que el caballero de Escorpio viviera, tenía que actuar.
—Lo siento, Milo—Mi voz fue como un susurro inestable—. Tendrás que hablar con Athena sin mí. Tendrás que terminar de pelear sin mí a tu lado.
Entonces, antes de que pudiera percatarse de mis intenciones, chasqueé los dedos, enviándolo directamente a la Cámara del Patriarca.
Lo último que recordaba era el azul zafiro de sus ojos y como estos siempre habían brillado al verme, el dolor comenzó a desaparecer y mi vientre dejó de punzar, después, todo fue oscuridad.
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¡Hola! ¿Cómo están?
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó? ¿Tienen teorías?
¿Qué creen que suceda con Grett? ¿Qué le está pasando?
¿Por qué no puede sentir el cosmo de Kiki?
¿Quiénes están invadiendo el Santuario?
¡Realmente me encantaría leerlos!
¡Muchas gracias por llegar hasta aquí!💙
¡Los amo! ¡Nos vemos en la siguiente actualización!
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