Condename Ayer. Saga Destinos Cruzados

II.- Un encuentro con mis pesadillas

Arsher

La clase se torna aburrida y sin sentido, este sitio es peor de lo que esperaba, pensé que con el tiempo me acostumbraría pero han pasado Ya dos semanas y ni siquiera siento la necesidad de levantarme temprano para venir a clase. Todo es tan perfecto tan correcto que asquea, todos pasan a mi alrededor creyendo que me los comeré o algo así.

Claro que tampoco es que soy un socialité; pero debo hacerlo para que expire la sanción lo cual es un fastidio considerando que el equipo de lucha está conformado por un grupo de niños lindos que parecen mariquitas danzando un vals.

¡Ay Eleanor! Creo que no voy a poder cumplir mi promesa de no dejarme provocar por las idioteces de otros, todos son muy altos y se ven estúpidos como gorilas jugando entre sí, aparte de que cada movimiento que hacen parecen bailarinas y quiero vomitar.

— ¡Eh tu niño, el de los brazos tatuados! - el entrenador llama mi atención y todos a mi alrededor fijan la mirada en mí — ¿Has luchado antes? – niego — entiendo - expresa con cara de fastidio — ¿Algún deporte de contacto que practicaras en la prepa? – asiento — nombre categoría por favor.

— Boxeo señor, categoría peso completo - todos ríen y comentan.

Pero no fue precisamente en la prepa que lo practiqué, sin embargo eso me lo callo.

— ¡Ah, y veo! - se dirige a los chicos — tenemos frente a nosotros a un distinguido pugilista, pero con toda esa tinta encima pareces más bien el chico malo del instituto – las burlas y tonterías no se hacen esperar.

— ¡Ah! ¿Estos? - Me quito la camiseta revelando mi torso tatuado en su totalidad — No se preocupe señor es solo un adorno - todos quedan boquiabiertos con lo que están viendo mientras yo presuntuoso me quito los tenis, las calcetas y me acerco hasta donde está el entrenador — ¡estoy listo señor! – Me inclino ligeramente hacia adelante en mi habitual saludos japonés sintiendo como las miradas de todos no se apartan mí.

— ¡Vaya qué disciplina pequeñín, impresionante! – observa y lee detenidamente mi ficha de ingreso — solo tienes diecinueve años y mira ese tamaño, no puedo más que felicitarte por tu prontuario en la prepa – hago otra inclinación para dar las gracias —, pero aunque seas de primer año por tu talla y complexión te enfrentarás a uno de tercero ¡Derek! – explica y grita el sujeto que se acerca y tengo que inclinar la cabeza hacia atrás para poderlo ver a la cara — ¿Tienes algún problema con esto? – señala, trago fuerte, niego y todos ríen.

— En absoluto señor los más grandes caen con mayor fuerza y rapidez – todos ríen una vez más emitiendo sonidos y exclamaciones peculiares.

Tal parece que este Derek es el mejor porque lo admiran.

— Cuidado niño también amo el boxeo y las artes marciales varias - me hace un guiño desplegando una sonrisa como si estuviera flirteando conmigo.

Respiro profundo, solo inclino la cabeza si va a darme una paliza no quiero socializar con él.

Me queda claro que el sujeto es un gigante y al tener los brazos más largos que los míos debo combinar los golpes con cuidado y precisión como: ajustar el Jab con un Crochet sostenido y luego un Cruzado para terminar con un Uppert cut porque de otra forma arrastrará mi cuerpo por toda la lona. Parece una buena estrategia, solo espero que funcione.

— ¡Bien chicos, a sus esquinas! - todos los demás se parquean alrededor del cuadrilátero, veo una de las chicas que pasa su mirada por mi torso sonriendo sugestiva y un escalofrío me recorre — ¡Ya saben las reglas! Cero golpes bajos mordiscos o patadas - hago mi saludo usual y el gigantón solo sonríe como si estuviera frente a una cámara.

¡Comienza el encuentro!

[***]

Observo al gigantón caer noqueado en la lona y el gimnasio estalla en aplausos y vitores, el entrenador sube al cuadrilátero con una sonrisa que por poco le llega a las orejas, claramente complacido con la victoria de un novato, ya cansado del gorila presuntuoso que se cree el dueño del campus, obvio que ni siquiera me importa la cuestión: es que algo en ese sujeto no me termina de caer es demasiado popular se maneja por el campus como si él lo hubiese construido y sonríe demasiado.

Claro que cuando has sido víctima de abuso definitivamente los conoces: excesivamente agradables amigables simpáticos dados a las personas y este tipo… reúne las características.

Resolutivamente no me cae, continuó observando en el piso en medio del revuelo de risas gritos y aplausos.

— ¡Por fin alguien le dio una elección al pesado de Derek! - escucho decir a uno de sus compañeros que supongo también sea de tercero como él, me observa con una sonrisa y levanta el pulgar — bien hecho amigo – parece una bestia como Derek — cuando lo desees puedes sentarte con nosotros a la mesa - mi primera impresión fue poner los ojos en blanco pero eso sería una grosería según mi madre además estoy demasiado agotado y destruido y destruido para un segundo encuentro así que lo que hago es un movimiento de cabeza.

El sujeto me devuelve el gesto y se va.

Entro a las luchas casi arrastrándome luego de lograr salir del atolladero en el que me metí al noquear al gigantón. Escucho voces fuera y al salir con la toalla enrollada a la cadera me encuentro de frente a dos chicos Que supongo son compañeros del equipo. A primera vista pienso encuadrarme para pelear aunque las piernas no me quieran sostener pero las sonrisas y sus posturas relajadas hacen que yo baje la guardia.




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