Conduce mi dolor

6. Calzón Chino.

6. Calzón Chino.

 

Las cosas no siempre salen de la manera en la que lo esperas y yo losé porque lo viví de una manera que no se lo deseo a nadie. Hace mucho me dije a mi misma que tenía que dejar de ver atrás y ahora que creo que lo conseguí siento que vuelvo a tener quince años. Y soy la chica vulnerable detrás de una capa ruda y fría.

Mi mama Lucia partió hace dos años por la culpa que sintió. Se refugio en las drogas y ese refugio fue lo que termino con su vida. Trato de no creer que ella decidió morir para no verme y por pensar que sin ella yo estaría mejor. ¿Pero una chica de quince años puede estar bien cuando está sola? ¿Cuándo sabe que por su culpa su mama decidió morir? ¿Cuándo sabe que tiene que mantener un hogar y mantenerse a ella misma? Nadie merece ganarse la vida trabajando desde niña como yo lo hice.

Cuando venimos a vivir en esta zona hace catorce años yo tenía tres o dos no recuerdo bien. Este pueblo nos dio la espalda, nos tacharon de estafadores, de mal vivientes y de un montón de cosas. Éramos repudiadas. Dos mujeres solas y viudas con una niña, viviendo en la clase alta y de un día a otro viviendo en los campers y ganándose la vida.

Mi abuelo perdió todo después de un fraude. Él iba ir a la cárcel, pero gracias a Juan y Owen que compraron el taller mi abuelo pago partes de sus deudas, el error de mi abuelo fue gastarse la otra parte en juegos de casino y apuestas donde quedo más endeudado. No lo soporto y se quitó la vida - al parecer en mi familia si las cosas van mal prefieren terminar con su vida-. Lo llamaron cobarde por no ponerse los pantalones y enfrentar sus problemas. Dejo todas las deudas en manos de mi abuela y mi mama que vendieron la casa, sus joyas y cosas de valor que conservaban. Mi madre hasta vendió sus argollas de matrimonio y su anillo de compromiso que era lo único que le quedaba de mi papa. Mi abuela no vendió gran cosa todo lo de valor que ella tenía mi abuelo ya lo había vendido.

Lo que no sabíamos era que mi abuelo se había metido en deudas con gente mafiosa que solo les importaba el dinero. Llegaron un día al camper a reclamar todo lo que supuestamente el abuelo les debía. No teníamos nada que darles. Recuerdo haberme escondido detrás de mi abuela que gritaba mientras esos hombres de negro tiraban todo y lo rompían. Cuando me vieron quisieron llevarme según ellos yo iba a ser su paga. Mama no consiguió dinero para pagarles y hablo con eso señores haciendo un trato a cambio de que a mí no me llevaran con ellos. Años después me entere que el susodicho trato era que mi mama iba a trabajar en ese casino atendiendo a los clientes, pero no de esa forma como las meseras sino de la forma más asquerosa que solo una palabra puede describirla: Prostitución.

En ese lugar conoció a uno de los mayores cerdos que he conocido al hijo de puta de Caleb. Él era un monstruo que enamoro a mi mama haciéndole creer que él me quería como hija y que quería forma una familia. Desde el momento en que lo conocí me desagrado al igual que a la abuela, no cuestionamos a mi mama, ella se veía feliz.

Pero todo fue un engaño.

Después del "incidente de ayer" llegué a mi casa solo saludé a mi abuela desde lejos para que no viera el desastre en el que estaba. Me di una ducha rápida y corrí al trabajo. El dueño el señor Johnson no me regaño solo me dijo "procura no volver a retardarte", estoy segura de que trabaje con unas cuantas manchas de pintura, que en la noche me quite dándome otra ducha.

Este viernes no era nada como todos los días. Hoy iba a ser un día de castigo tan solo de ver a el sin neuronas era como estar en el infierno. Cuando fui por mi para los tres días de detención la secretaria ya estaba al tanto de mi asunto y recuerdo muy bien esa conversación. Que quiero reírme ante el recuerdo.

—Vengo por un pase a detención - camine hacia el escritorio de la querida secretaria. Ella alzó su rostro.

—¿Porque motivó? —Pregunta revisando unos papeles.

—Causar alborotó —volteo los ojos —. Jugar con la pintura y sacar de quicio al profesor Evans - la señorita suspira.

No se me hace una secretaría amargada como la anterior que era una señora adulta muy enojona y arrugada. Siempre le decía: "No hagas corajes o te vas a arrugar más" a lo que ella respondía: "Váyase a clase o le pongo un reporte". Era divertida molestarla.

—Con que tú eres la traviesa que hace guerra de pintura  ríe . Espera un momento.

Me siento en una de las bancas y saco un chicle para masticar. Eso controla un poco mis ansias por el cigarro.

Solo espero que Raven no venga en estos momentos por su pase. Estoy segura de que le sacaría los ojos.

—Davis por favor acércate - me pide la secretaria y se me hace raro que sepa mi apellido—. Me han avisado que tienes detención hoy, el lunes y el martes ¿verdad? —Suspiro.

—Si - sonrió nerviosa.

—Estas igual que el otro chico Dumas —niega divertida . ¿Pues son pareja o cómo? Y se ocultan en detención para que no los vean. Que traviesos chicos — me da una sonrisa pícara—. Recuerdo que yo también hacía lo mismo con mi novio nos portábamos mal para estar juntos — suspira pareciendo recordar algo.

¡Oh no! No somos para nada novios —me apresuró a decir—. Es más, nos odiamos. No nos toleramos y lo que menos quiero es estar en detención con él.

—Sabes que del odio al amor solo hay un paso.

—Pero ese no es nuestro caso — sentenció.

—Como sea chica - me da el pase—. Toma aquí están los días y el profesor Evans les dirá lo que tendrán que hacer.

—Gracias— me doy la vuelta, ella vuelve hablar.




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