Conduce mi dolor

22. Numero 10.

Tharir

Entramos a su habitación, nunca había entrado sola, solo he entrado como dos veces, y han sido con Tara, la última vez fue cuando le pinte el cabello. Lo bueno que se le fue el tiente y vuelve a tener su cabello negro.

Nunca olvidare ese día.

No esperen si lo olvidare, ese día ese idiota me beso, que asco, creo que tengo nauseas de tan solo recordarlo.

Raven dijo que iba por un refresco y botana, yo no me opongo, tengo hambre, me siento en el sofá que tiene en su habitación, nunca le había prestado atención, aunque es una habitación normal como todas las demás, aunque si puedo decir que es como el triple de grande que la mía. Vida de ricos.

Veo una guitarra que está recargada sobre una orilla, no sabía que Raven tocara, como sea tampoco me importa. Reviso mi celular a ver qué noticias hay sobre la vida, no hay nada interesante. La puerta se abre y un sin neuronas entra con unas palomas, vasos y un refresco. Lo siento dieta hoy te fallare.

Raven se sienta a lado de mi con las cosas, me da la palomas no me opongo agarrarlas, me acomodo en el sillón. Como palomitas, Raven sirve los refrescos, no sé qué decir, él fue el que me trajo, así que esperaré a que él hable.

Silencio.

—¿Y cuál es la lista? —Me harte de tanto silencio.

—Veamos una película y ahorita te la enseño ¿trato? — Frunzo el ceño analizando la situación.

¿Una película con Raven? ¿Una lista de Raven? ¿Qué te traes entre manos Raven?

—Trato — aceptó—, pero yo escojo la película — Le arrebató el control, escucho un bufido por su parte, lo ignoro y pongo la película—: Vamos a ver Divergente.

—Si vamos a ver esa entonces tendremos que ver las tres — dice con una sonrisa de angelito.

—Veremos las tres — Apoyo su idea sin pensar las consecuencias, de todas formas, hoy no hay trabajo.

¿En qué me estoy metiendo? Le doy play a la película y que comience la tarde de películas.

Nos pelamos por las palomitas después de un rato que estábamos tan tranquilos, está claro que con Raven no hay momentos de paz. Le doy un manotazo en su mano para que deje el traste.

—Tu ya comiste, estas son mías —enfatizó lo último—, así que fúchila, sin neuronas — Me acerco el traste con las palomitas y como tranquilamente sintiendo las miradas de odio de Raven. Sonrió triunfantemente.

Ya vamos por la mitad de la película tres, hace rato escuchamos a Tara entrar y tocar la puerta, solo que el sin neuronas le dijo que se fuera, lo bueno que la puerta tenía seguro, no sé qué hubiera hecho si Tara me hubiera encontrado aquí. Estoy casi segura de le daba un infarto de tan solo verme aquí y sobre todo con Raven. Tampoco la culparía yo también estoy sorprendida de mí misma por estar aquí con él.

Cuando acepté lo de que empezáramos de nuevo, lo hice de corazón, ya estaba tan casada de esta batalla entre él y yo, ni iba a terminar en nada bueno, aparte de que ya tengo demasiados problemas en lo que preocuparme actualmente en lugar de estarme peleando con un inmaduro, esto es mejor, en donde solo estamos peleando por las palomas y no por estupideces como nos estábamos acostumbrados.

Tal vez y pueda tener un amigo aquí con él, al cabo el sin neuronas sabe de cosas que a mí me gustan, yo se cosas que a él le gustan, lo único que tenemos en común son las motos, pero eso de cierta manera nos une. Mi abuelo y Raven se conocían, yo conozco a Tara, tarde o temprano íbamos a tener que hablar, a lo mejor la manera en la que empezamos fue un poco extraña y odiosa a la vez. Admitiré que nunca tuve curiosidad al saber sobre Raven, pero ahora la tengo por alguna extraña razón que nunca me podría explicar, tampoco busco entenderla.

Después de un rato, la película acaba, recojo las palomitas que se cayeron en lo que el sin neuronas va al baño, ya es tarde, salimos nosotros dos temprano de la escuela, pero aun así se pasó el tiempo rápido.

—¿Qué haces? —Escucho la voz de Raven detrás de mí, giro hacia el enseñándole el traste como si fuera lo obvio—. No hacía falta, mañana la señora de la limpieza viene a limpiar.

—Disculpa señor cartera, pero yo estoy acostumbrada a recoger afuera o dentro de mi casa — Le digo—, así que si solo vas a estorbar mejor hazte para allá.

—Como quieras, en lo que tú haces eso yo busco la lista — me informa.

—Ándale mejor has eso — como que hoy anda dando buenas ideas, le hace bien estar conmigo, se le quita un poco lo idiota.

Cabe aclarar que, aunque ya dejamos a un lado la rivalidad y el odio, aún lo voy a seguir tratando como yo quiera. Sigo recogiendo las palomitas, miro de reojo a Raven que está en uno de los cajones con varios papeles, cuantas cosas tiene este hombre, tiene más papeles en su mano que apuntes. Yo también así soy. No lo juzgaré.

Termino de recoger, me siento de nuevo sobre el sillón, por un momento solo veo a Raven, cuando me doy cuenta desvío la mirada a la guitarra de nuevo. Realmente no veo al sin neuronas tocando la guitarra, pero bueno cada uno.

—¡Aquí está! —Espeta guardando todos los demás papeles. Se acerca a mí, me entrega la lista, la tomo sin saber por qué—. Léela primero.

Miro de el a la carta, obedezco a lo que me pide y la leo.

Lista de cosas que un día tengo que hacer antes de que muera.

—¿Vas a morir? —Le pregunto, tal vez esta sea su manera de decirme que pronto morirá y esta es su despedida.

—No, no voy a morir ... todavía, para eso me faltan mucho años, aun así, quiero hacerla, soy un adolescente guapo que quiere disfrutar de la vida.

Raven don egocéntrico nunca falta.

—¿Y yo que tengo que ver con esto?

—Léela.

Vuelvo a ver la hoja y sigo leyendo.

1. Correr como loco por la calle.

2. Escapar de la policía✔️




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