Conduce mi dolor

37. Se fue

Raven

Todo a mi alrededor se vuelve negro, los gritos, los llantos, la voz de Ian perforando mis oídos, sangre cayendo de mi nariz al igual que mi labio roto. Vueltas y vueltas es lo único que da mi mente ...

Isaac.

Tharir.

¿Dónde están? ¿Qué Paso? Todo fue tan rápido.

Me levanto con ayuda de no sé quién, tampoco me interesa, mareado camino hacia la moto tirada, Nicolas esta tirado en el piso sosteniendo a Ian que tiene sangre a su alrededor como un charco. Me tiro a su lado, sostengo la mano de mi amigo. Nicolas empieza a gritarle a la gente a su alrededor que se alejen, se levanta furioso tratando de correrlos.

Ian con la lágrimas en los ojos se arrodilla a mi lado, sostiene la otra mano de Isaac, mi amigo nos da una sonrisa.

—Hierba mala nunca muere — nos susurra, débilmente.

Nicolas cae a nuestro a lado maldiciendo.

—¡Eres una maldita, me asustaste!

Isaac mueve su mano y la coloca en la mejilla de Nicolas, le da una palmada.

—No puedo morir o mi hijo se quedará sin padre — dice, entre una risa que a la vez suena con dolor.

Nicolas le dice algo.

Tomamos entre varios chicos a Isaac, que solo tiene un golpe en la cabeza, más bien se la abrió con cuidado lo toman, me separo de ellos.

—No sé dónde está, Tharir, la buscare, ustedes váyanse en mi auto —le digo a Nicolas—. Cuando la encuentre iré con ustedes.

Nicolas asiente.

—Encuéntrala — me da una palmada en el hombro—. De seguro, pecas, está asustada o algo. Avísame cualquier cosa.

Me apresuro a buscar a Tharir por cualquier lado, me siento terriblemente estúpido, ¿Como carajo fui tan idiota? Las carreras han vuelto empezar como si el accidente de Isaac hubiera sido de lo más normal y aunque deteste admitirlo es lo más normal, en esta pista ha llegado a morir gente y todo siempre vuelve a hacer lo mismo. Como si nunca hubiera sucedido algo.

Veo a lo lejos a mi prima que habla por teléfono, maldigo, tal vez esté hablando con Parker, su maldito orangután está al lado de ella, mira hacia todos lados, Ian está a su lado asustado y me ahora me siento más idiota que nunca. No debí traerlo, no debí traer a Tharir, no tenía que hacer una estupidez. Me pasó la mano por la boca limpiándome la poca sangre que tengo, mi maldito labio me duele al igual que la nariz, pero ahorita eso me importa una mierda.

Yo necesito encontrarla, necesito hacerlo.

Le pregunto a la gente que está aquí, unos me ignoran, otros me dicen que no han visto a nadie, otros solo dicen incoherencias por lo drogados y ebrios que están. Maldita mierda, en este lugar hay droga. Joder, joder, joder.

Sigo corriendo por todos lados, quiero gritar de la maldita impotencia, quiero que el maldito orangután venga y me golpee de nuevo, realmente se lo agradecería, aunque después lo golpearía de regreso.

Mi teléfono empieza a vibrar con una llamada, ni tengo ganas de saber quién carajo está molestando. Sigo corriendo entre la gente, aventándolas sin importarme sus insultos o lo que me griten. ¿En dónde está? ¿En dónde? Al final termino sacando mi celular, sin fijarme quien me ha llamado hace unos momentos empiezo a buscar el contacto de Tharir, le marco varias veces y en todas me manda directo a buzón. Quisiera ahorcarme en estos momentos.

Me meto entre un grupo de chicas que bailan, cuando siento de repente un jalón, me giro inmediatamente pensando en que puede ser ella, pero me sorprendo al verla a… ella aquí.

—¡Raven! —Espeta y me da una abrazo que yo no correspondo, sobre todo porque se me es imposible verla en lugar como este—. ¡Qué bueno que estas aquí!

—¿Que...? —me aclaro la garganta—. ¿Qué haces aquí, Chloe? —Me aparto de su agarre.

Ella sonríe mientas le daños un trago a su cerveza. Me doy cuenta de que esta ebria.

—¡Vine a divertirme! —Vocifera, empieza a bailar—. David me hablo de este lugar y no dude en venir aquí. Me dijo que también estarías y bueno ...

—Te lo he dejado en claro — la corto, retrocedo dos pasó cuando veo su intento por enrollar sus brazos alrededor de mi cuello.

—Lo sé ... lo sé — suspira, frustrada—. Se que solo me quieres como una amiga y créeme lo entiendo, yo fui la que malinterpreto todas las señales.

—Y yo te utilice...

—Fuiste un completo idiota —me dice, soltando un bufido—. Pero eso ya no importa ... ¡Mejor disfrutemos de esta fiesta! —Vuelve a tomar otro trago.

Me alejo.

—No puedo, estoy buscando a alguien ...

—¿A David?

Niego.

—No a él no, por cierto, ¿sabes en donde esta él?

Chloe parece analizar la respuesta y asiente.

—Si, si lo vi, está en el estacionamiento con ... con Tharir, es tu novia, ¿no?

Abro los ojos sorprendiéndome completamente con lo que me dijo. ¿David y Tharir?

—¿Que...? ¿Como que están en el estacionamiento? —Me siento demasiado mal—. ¿A qué te refieres?

Chloe da otro trago a su cerveza y tira el vaso al suelo.

—Cuando empezó la carrera en donde se cayó un chico vi a David llevándose a Tharir hacia el estacionamiento ... Parecía que discutían o no ... la verdad — pausa—, no me acuerdo de que estaban hablando.

Me siento enfermo, ahora todo encaja, todo.

—¿La quieres? —Me sorprendo con la pregunta de Chloe—. ¿Quieres honestamente a ... esa chica?

—Ella no es fácil de querer, pero lo hago — confieso.

Chloe suelta un suspiro.

—Tengo que ir a buscarla — le digo, le quito la otra cerveza que está a punto de tomar—. Es mejor que vayas a casa.

Sin esperar a que me responda me doy la vuelta corriendo hacia el estacionamiento.

Tenía las respuestas a todas mis preguntas enfrente de mí, todo estaba enfrente y fui un completo ciego. Ahora entendía lo qué pasó realmente en la noche en la que Tara y David terminaron, se me hacía tan rato que entre ellos dos se dieran miradas nerviosas, porqué Tharir estaba tensa, porqué ellos dos nunca tenían una conversación enfrente de todos.




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