Raven
15 de mayo de 2024
—¡Cierra la puerta, idiota! —grita.
—¡Ciérrala tú! —Le grito de vuelta.
Me aviento a la cama, pero me levanto en un brinco cuando sale del baño sostenido con fuerza la toalla alrededor de su cuerpo, su mirada me grita que me asesinara.
Alzó mis manos en rendición.
—Ya la voy a cerrar, amor. — Me encamino hacia la puerta para cerrarla. Me giro hacia ella con una sonrisa inocente—. Ya está cerrada.
Tharir asiente y regresa al baño.
—Apúrate, no quiero llegar tarde —le digo.
Tharir vuelve a salir del baño, ahora me fulmina con la mirada.
—¿Como llegarás tarde? —Se cruza de brazos—. Es un viaje en moto. Te recuerdo que las carreteras no tienen horario.
—No quiero que nos agarre la noche — explico—. Es un viaje largo.
Eso parece entenderlo y regresa al baño.
Levantó la mochila en donde solo hay ropa interior y poca ropa. Se supone que es un viaje de unas semanas por toda Europa, y en moto. Es mi regalo por la graduación de la odia todos, que fue hace una semana. Mi novia ahora es una ingeniera automotriz.
Saco unas playeras ligeras de mi cajón, las acomodo en la maleta cuando mi celular vibra con un mensaje.
Pequeño diablito: Ya tengo todo listo.
Yo: Perfecto. Ahora déjalo en donde te lo pedí.
Pequeño diablito: A la orden, patrón. 👅
Riendo vuelvo a guardar el celular en el bolsillo de mi vaquero. Tharir sale del baño con un pantalón de cuero y un jersey corto blanco. No puedo evitar mirarla de pies a cabeza.
—Parece que esta noche será muy interesante — digo, pícaro—. Me encantará quitarte ese ...
—¡Raven! —chilla.
Me acerco a ella y la tomó del rostro.
—No te hagas la inocente conmigo, porque ayer tú eras la que andabas de mano larga. El pequeño Raven todavía está molesto contigo por dejarlo con las ganas.
Eso la hace reír.
—Te lo merecías.
—Por supuesto que no. El problema aquí es que a ti te gusta castigarme.
—Tal vez. — Se encoge de hombros.
La fulmine con la mirada, mientras tome la mochila.
—¡Ya es hora de irnos! —aviso.
Tharir toma un bolsillo que se lo cuelga mientras me sigue fuera de mi apartamento. Hemos estado viviendo desde hace un año juntos; las cosas entre nosotros van de la mejor manera. Cuando me dije que la esperaría, iba en serio, ahora esa espera ha valido cien por ciento la pena. Ya estamos juntos como pareja oficialmente desde hace tres años, y soy el hombre más feliz.
Tharir se sube a la moto mientras ella se coloca la mochila en la espalda, y yo le coloco el casco y se lo abrocho. Doy un leve golpe al casco
—Lista.
Mi querida novia me saca el dedo feliz, y rio mientras me coloco mi casco.
Me subo y pongo en marcha la moto.
***
Entramos a la carretera rodeada de bosque.
Se supone que nuestro primer destino será a ir a una montaña en donde acamparemos esta noche para mañana volver a viajar. Luego iremos de parada en parada. Tal vez un día a la playa, otro día a un pueblo fantasma, o una excursión a quien sabe dónde. El chiste es que queremos viajar a donde la corriente nos guíe. Algo así se decía, ¿no? Bah, ya no importa.
Tharir recuesta su cabeza sobre mi espalda y en este momento puedo decir que soy el hombre más jodidamente feliz del mundo. Tengo lo que quiero y querré siempre a mi lado, conmigo, no con nadie más.
Me negué demasiados años a sentir cosas por ella. No quería estar enamorado de la mejor amiga de mi prima. Sabía que si se enteraban me harían burla y yo era un niño que siempre tenía lo que quería, pero por alguna razón yo sabía que Tharir no era una niña normal, ella estaba — esta— loca. Les arrancaba las cabezas a las barbies de la niñas que iban a jugar a la casa. Les dibujaba bigotes con un plumón o las aplastaba con mis carros que luego tomaba.
Recuerdo el día en el que supe que yo estaba enamorado de esa chica. Una vez estaba escondido en el cuarto de juegos de la casa de Tara, estaba escondido en un closet, según porque no quería que Tara me encontrara porque me obligo a jugar a escondidas con ella, pero siempre la mandaba por un tubo. Así, que luego de esperar un buen rato vi a Tharir entrar, estaba viendo todos los juguetes y de repente empezó a llorar. Yo no sabía porque estaba llorando, y eso creo que jamás lo sabré, pero cuando la vi de esa manera tan ... vulnerable algo en mi quería hacerme salir del closet para ir abrazarla, pero tuve que contenerme. Jamás la había visto de ese modo, siempre estaba con una armadura y viendo mal a todo el mundo.
Ese día fue cuando conocí una parte que ni siquiera Tara conocía. Fue cuando supe que estaba loco por esa loca.