Conectados

Capítulo 9: La rutina diaria.

La comida de aquel lugar era deliciosa. Charlotte no recordaba la última vez que había comido un simple pan. Acostumbrada a comer comida en latas o bolsas antiguas de comida chatarra, ese humilde pan le supo a gloria.

— Char, come más despacio, vas a atragantarte— Ryan la regañó al verla comer tan rápido. 

— Mm… mm… mm…— Ella le respondió mientras comía.

— No te entendí nada— El chico rio. 

— Buen día, novatos— Leo saludó al llegar al comedor— ¿Durmieron bien anoche? — Preguntó amable. 

— Maravilloso— Charlotte contestó, luego de tragar— ¿Qué haremos hoy?

— Pensaba hacerles un recorrido con los niños, pero tendremos que posponerlo, las cosechas ya están listas y hay que comenzar a recogerlas.

— ¿Cosechas?

— Plantamos trigo este año, la harina es cada vez más difícil de conseguir, así que comenzaremos a hacer la propia— Explicó el chico. 

— Oh— Charlotte dejó de comer pan ante la declaración, se sintió algo desconsiderada— Si quieres podemos ayudarte— Propuso.

— No quisiera molestarlos, es un trabajo algo pesado y hace poco que llegaron.

Leo trataba de ser considerado con ellos, después de todo eran sus invitados. 

— No hay problema, amigo— Esta vez Ryan habló.

— Genial, le avisaré a Juxta que tenemos dos manos más para ayudar— Sonrió— Hablando del “rey de roma”— Lo vio entrar al comedor, y le hizo señas para que se sentara junto a ellos.

— ¿Qué sucede? — Preguntó al llegar, con su pasividad habitual.

— Charlotte y Ryan nos ayudarán con las cosechas— Le informó.

A lo que él asintió.

— Me parece bien. El turno de noche no tuvo novedades, y ya fueron relevados, las trampas parecen funcionar bien.

— Eso es bueno. Bien iré por nuestro desayuno.

— Yo ya desayuné— Juxta se levantó antes que él— Así que me iré adelantando. Los veré allá— Dijo antes de irse.

— Tan sociable, como siempre— Leo resopló ante la atenta mirada de los dos hermanos. 

Después de desayunar, comenzaron a trabajar en las cosechas. 

— Así es como deben sujetar el trigo, y con este moviente harán el corte, asegúrense que la hoz esté firme en sus manos— Demostró el mismo— Tengan cuidado con hacerse un corte, en caso de ocurrir deben avisarme e iremos directamente a la enfermería, no queremos que nadie se enferme ¿Entendido? 

— ¡Entendido! — Todos los presentes afirmaron.

— Ryan ¿viste eso de allá? Son vacas, tienen vacas Ryan— Charlotte apuntó, emocionada ante el hecho. 

— Si, si, las vi ¿Escuchaste bien las instrucciones?

— Si, tranquilo.

Más tarde, el sol se cernía sobre ellos, radiante y sofocante, Leonardo observó que los niños comenzaban a cansarse, era una tarea muy dura para ellos.

— Será mejor que tomemos un descanso, y vayamos a beber y comer algo— Habló, mientras secaba el sudor de su propia frente— Podemos continuar luego.

Juxta dejó su Hoz y reunió a los chicos para guiarlos al comedor.

— Vamos, Char— Su hermano la instó a dejar la herramienta.

— Solo un poco más, ya estoy por terminar esta sección— La chica contestó testaruda.

— Como quieras, te veré en el comedor— Ryan sabía lo cabeza dura que podía ser su hermana, por lo que no siguió insistiendo. 

La rubia continuó cosechando, hasta que una sombra cubrió su visión. Leonardo la observó con los brazos cruzados.

— Deberías ir con los demás por algo de agua y comida, no quiero desmayados en mi comunidad— La regañó, aunque no estaba molesto.

— Solo quería terminar esta línea— Ella se excusó. 

— Podrás hacerlo luego, ven— Le extendió su mano amable.

La chica lo miró unos segundos, dudosa de aceptar.

— Vamos no muerdo— Le sonrió.

Charlotte rio y aceptó su mano al fin, dejando de lado la herramienta para cosechar.

Entonces Leo notó un corte en uno de sus dedos expuestos, y frunció un poco el ceño.

— ¿Esto? Es solo es un pequeño corte— Dijo ella rápidamente al notar su mirada.

— No lo será si se infecta. Cambio de planes, me acompañarás a la enfermería.

— Bien, guíame— Ella resopló.

Tampoco era como si su opinión importara, el chico la llevaría de todas formas, parecía empañado en curarla.

Ryan comenzó a preocuparse cuando al pasar los minutos su hermana no llegaba al comedor. Estaba por levantarse y dejar ambas bandejas en la mesa sin tocar, cuando una mano se posó en su hombro.

— Está en la enfermería, al parecer se cortó y Leo la está atendiendo. No es grave— Juxta agregó esto último cuando la expresión en el rostro del chico se tornó más preocupada.

— Debería ir a verla ¿Puedes cuidar nuestras bandejas?

El chico de cabellos oscuros asintió.

— Gracias, te debo una, Jux— Dijo apresurado para luego salir.

Juxta lo observó irse. Desde su llegada al campamento no habían tenido tiempo de conversar lo sucedido en la camioneta. Apretó su mano izquierda, aún seguía sintiéndose raro al respecto, aquel extraño cosquilleo no desaparecía.

En la enfermería, Charlotte cerró sus ojos cuando la gasa empapada con alcohol presionó sobre el pequeño corte. Ardía un poco.

Leo limpió la zona con sumo cuidado usando material estéril en todo el proceso, para luego colocarle una curita con diseño infantil sobre la herida. Eso último más como una broma interna del campamento.

— Listo— Sonrió— No debería haber problema ahora. 

— Insisto en que fue mucho teatro para un pequeño corte— La chica vio el diseño de la curita y sonrió, eran gatitos. De seguro a los niños le encantaban— Pero gracias, es adorable.

— De nada. Y más vale ser precavido, los antibióticos son difíciles de conseguir.

— Y dime ¿Haces más que solo colocar curitas aquí en la enfermería? — Preguntó curiosa.

Por cómo había manejado los materiales de curación, el chico parecía saber mucho al respecto.




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