Nathalea le enseño la muñeca que le había hecho su mama, era muy linda.
-¿Cuando te la regalo?.-pregunto Sheylimar.
-Mucho tiempo, ni me acuerdo, tengo un regalo para ti.-le enseña una muñequita.- yo la hice, es para que te acuerdes de mi.-le sonríe, la mira un rato observando cada parte de la muñeca, algunas partes estaban dislachadas, la tela tenia huequitos por culpa de las hormigas, y estaba un poco mal arreglada.
-Es perfecta, gracias.-le sonrio Sheylimar a Nathalea.
-De nada.-sonrió la niña, mostrando todos sus dientes.- ya me tengo que ir, hasta mañana Sheyli.-se levanta y se despide con la mano.
-Hasta mañana Natha.-se despide de igual manera Sheylimar.
Ya en la noche su mama le pregunta a Sheylimar sobre la muñeca mal hecha.
-Me la regalo una amiguita.-dijo sonriendo mientras comía la ultima cucharada de avena.
-A dormir, ve a lavarte los dientes y la cara.-le dice su mama seriamente.
-Voy.-va y luego de cepillarse los dientes y lavarse la cara se acuesta en su cama con su muñeca.
-Hasta mañana Natha.-dice en un bostezo y se duerme.
-Corre!.-no para de gritarle una niña.
-¿Por que? Es mi mama.-dice la pequeña niña confundida.
-No lo es! corre! te va a agarrar!.-grita histérica, la niña no era mayor de doce años.
-No correré, es mi mama y solo viene a buscarme.-le dice molesta la pequeña niña.
-Si no corres te arrastrare.- pero es demasiado tarde, la mujer de quien hablaba toma a Sheylimar en brazos y la lleva hasta la cama.-te dije que corrieras....
-Ellas es mi mami.- se acomoda la niña en los brazos de su "madre" y cruzando sus brazos en el cuello de la mujer.- ella no me hará daño, ella me ama.
Mientras ella duerme unos ojos de botón la observan tranquilamente.