Conexión

C a p i t u l o 1

Últimamente las clases han sido muy tediosas, estamos empezando un nuevo ciclo escolar y no me he adaptado a los nuevos maestros, pero es algo relativamente sencillo. Solo espero que llegue el receso para poder ver a Elizabeth y platicar sobre nuestro día como es de costumbre, ¿Habrá traído su platillo especial? Espero que sí, ya que me encanta cuando me comparte de él.

Mientras estaba pensando en el receso, no me di cuenta de la hora, el timbre había sonado y ya era tiempo de reunirme con Elizabeth en la fuente del patio. Corrí rápidamente escaleras abajo pues se me había hecho tarde por estar en mis pensamientos. Al llegar pude ver a lo lejos a Elizabeth sentada sobre el borde de la fuente. Aquella imagen era realmente digna de una obra de arte griega, cualquier pintor estaría fascinado de retratar la escena que estaban admirando mis ojos.

- ¡Elizabeth!, ¡Ya llegué! -Agitando la mano en saludo me acerque hacia la fuente.

- ¡Hola!, llegas tarde Joan.

- Perdón jaja me distraje por un momento, pero ya estoy aquí.

Me di cuenta que Elizabeth sacaba su platillo favorito, al parecer si lo había traído, ese olor recorría todo mi cuerpo y hacia sentir a mi paladar deseoso por un bocado. - ¿Me das un pedazo? - Pregunte mientras agarraba el tóper en el que se encontraba aquel delicioso manjar.

- ¡Aleja tus manos de mi comida! - Mordió fuertemente mi mano, pero con un toque de cariño que me hiso imposible enojarme.

- ¡Auch!, ni quien quiera tu comida.

-Tarado, recuerda que mañana comeremos mas de este platillo, ¿que no recuerdas que fecha celebraremos?

Trate de disimular que estaba contando los días desde hace semanas para que llegara el día de mañana. - Mmm no recuerdo, ¿podrías refrescarme la memoria?

- Mañana se cumplen 15 años de que somos amigos. -Elizabeth mostraba una cara de burla mientras trataba de recordarme algo que yo ya sabía.

- ¡Es cierto!, como vuela el tiempo. – Tenia contemplado una sorpresa para el día de mañana por lo que mi nerviosismo se lograba notar. Traté de calmarme para evitar preguntas por parte de Elizabeth.

Continuamos hablando normalmente disfrutando de nuestra compañía, como era habitual, hasta que sonó la campana indicando el termino del receso. -Ahhh, me frustra que sea poco tiempo de receso, pero no importa, entonces nos vemos en la salida ¿cierto?

- Si. - Respondió Elizabeth con una suave sonrisa reluciendo sus rosados y hermosos pómulos que tanto me gustaban ver.

- Bien entonces nos vemos a las 6:00 pm aquí, así que ¡adiós Elizabeth!

- De acuerdo solo no llegues tarde.

- Jaja claro que no, ¡adiós! - Al despedirme de Elizabeth regrese a mi salón esperando que pasaran las horas lo más rápido posible para la hora de salida.

 

Al observar durante toda la clase el reloj encima de la pizarra detecte que había una rivalidad mística entre el tiempo y yo puesto que cuando rogaba que las horas pasaran rápido, las manecillas del reloj giraban aún más lento. ¿Acaso hay alguna entidad suprema que evitaba que viera a Elizabeth en la salida y pudiera ser feliz?

 

Al pasar de las horas sonó la campana de la escuela indicando finalmente la salida de esta agonía. Ordene mis cosas desde 20 minutos antes haciendo que fuera el primer alumno en salir del salón. Al bajar por las escaleras note que Elizabeth se encontraba esperándome en la puerta con paraguas en mano. Han sido semanas largas en que la lluvia se había apoderado de la ciudad, pero para alguien como yo la lluvia era un regalo que muy pocos sabían apreciar.

- Hola Elizabeth, ahora si llegue temprano.

- Así es, vámonos. - Me devolvió el saludo con una de sus tantas sonrisas que la caracterizaban, y que sin duda no me cansaba de ser espectador.

Comenzamos a caminar bajo la lluvia protegidos por un paraguas color turquesa, el color favorito de Elizabeth. La caminata hacia nuestras casas era relativamente cerca ya que en el vecindario en donde vivimos queda cerca de la escuela, sin embargo, quise apresurar el paso para evitar que se le mojaran sus zapatos con los charcos interminables sobre el pavimento.

- No has dicho nada desde que salimos de la escuela, ¿pasa algo? - Pregunte esperando no incomodar.

- No, todo está bien tontito, solo que estoy pensando en el regalo que te daré mañana.

Esa frase resonó en mi mente varias veces sonrojándome cada vez más. - ¡¿Ahhhh enserio?!, pues no esperes ser la única que dará sorpresas mañana eh.

- Entendido. - Golpeo suavemente mi hombro provocando que yo le regresara una palmada en la cabeza en broma.

- ¡Déjame en paz tonto!

- Ya quisieras jaja. - Respondí mientras sacaba la lengua burlándome en tono de juego.

 

Al llegar a su casa después de un camino desde la escuela lleno de risas nos despedimos mientras la mama de Elizabeth le abría la puerta para que ella entrara.

- Gracias por traer a mi hija a salvo Joan. - Dijo Alejandra con una voz de tono suave que era característico de ella.



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En el texto hay: crimen, juvenil, ficcion

Editado: 09.10.2020

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