Últimamente las clases han sido muy tediosas, estamos empezando un nuevo ciclo escolar y no me he adaptado a los nuevos maestros, pero es algo relativamente sencillo. Solo espero que llegue el receso para poder ver a Blanca y platicar sobre nuestro día como es de costumbre, ¿Habrá traído su platillo especial? Espero que sí, ya que me encanta cuando me comparte de él.
Mientras estaba pensando en el receso, no me di cuenta de la hora, el timbre había sonado y ya era tiempo de reunirme con Blanca en la fuente del patio. Corrí rápidamente escaleras abajo pues se me había hecho tarde por estar en mis pensamientos. Al llegar pude ver a lo lejos a Blanca sentada sobre el borde de la fuente. Aquella imagen era realmente digna de una obra de arte griega, cualquier pintor estaría fascinado de retratar la escena que estaban admirando mis ojos.
Me di cuenta que Blanca sacaba su platillo favorito, al parecer si lo había traído, ese olor recorría todo mi cuerpo y hacia sentir a mi paladar deseoso por un bocado. -
¿Me das un pedazo? - Pregunte mientras agarraba el tóper en el que se encontraba aquel delicioso manjar.
-Tarado, recuerda que mañana comeremos mas de este platillo, ¿que no recuerdas que fecha celebraremos?
Trate de disimular que estaba contando los días desde hace semanas para que llegara el día de mañana. - Mmm no recuerdo, ¿podrías refrescarme la memoria?
Continuamos hablando normalmente disfrutando de nuestra compañía, como era habitual, hasta que sonó la campana indicando el termino del receso. -Ahhh, me
frustra que sea poco tiempo de receso, pero no importa, entonces nos vemos en la salida ¿cierto?
Al observar durante toda la clase el reloj encima de la pizarra detecte que había una rivalidad mística entre el tiempo y yo puesto que cuando rogaba que las horas pasaran rápido, las manecillas del reloj giraban aún más lento. ¿Acaso hay alguna entidad suprema que evitaba que viera a Blanca en la salida y pudiera ser feliz?
Al pasar de las horas sonó la campana de la escuela indicando finalmente la salida de esta agonía. Ordene mis cosas desde 20 minutos antes haciendo que fuera el primer alumno en salir del salón. Al bajar por las escaleras note que Blanca se encontraba esperándome en la puerta con paraguas en mano. Han sido semanas largas en que la lluvia se había apoderado de la ciudad, pero para alguien como yo la lluvia era un regalo que muy pocos sabían apreciar.
Comenzamos a caminar bajo la lluvia protegidos por un paraguas color turquesa, el color favorito de Blanca. La caminata hacia nuestras casas era relativamente cerca ya que en el vecindario en donde vivimos queda cerca de la escuela, sin embargo, quise apresurar el paso para evitar que se le mojaran sus zapatos con los charcos interminables sobre el pavimento.
Esa frase resonó en mi mente varias veces sonrojándome cada vez más. - ¡¿Ahhhh enserio?!, pues no esperes ser la única que dará sorpresas mañana eh.
Al llegar a su casa después de un camino desde la escuela lleno de risas nos despedimos mientras la mama de Blanca le abría la puerta para que ella entrara.
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Editado: 09.10.2020