Conexión

C a p i t u l o 2

Me levanté agitado de la cama pensando que había sido eso, quise pensar que fue una pesadilla provocada por el nerviosismo que traía en la noche.

Seguido de mis pensamientos se escucho la alarma de mi celular a lo cual lo agarre rápidamente y observe la nota que me había puesto a mí mismo ayer.

“14 DE AGOSTO, 15 ANIVERSARIO DE AMISTAD”

- ¡Es hoy! ¡Debo darme prisa! - Me bañe, me cambie y arregle mi cuarto lo mas rápido, y nervioso, que pude. Agarré mi mochila con el obsequio dentro y salí de la casa directo hacia la escuela. Elizabeth y yo no íbamos juntos en la mañana hacia la escuela puesto que tenemos horarios de entrada diferentes, pero toda la escuela tenia el receso a la misma hora, así que sería cuestión de horas para ser el hombre más feliz del mundo.

 

Estando en el salón no podía dejar de pensar en cómo me le declararía y las posibles respuestas que me daría “Ay tontito claro que quiero ser tu novia”, “Yo también quería pedirte que fueras mi novio”, “Ya te habías demorado taradito”. Era un sinfín de posibilidades que pasaban por mi cabeza en ese momento. Me pude haber quedado soñando despierto cuando entonces sonó la campana indicando la hora del receso. Por fin era hora.

Baje antes que nadie de la escuela y me escondí detrás de la fuente tal y como lo había planeado, solo era cuestión de esperar que Elizabeth apareciera y así sorprenderla.

Pasaron los minutos y el patio estaba lleno de alumnos, sin embargo, no se veía a Elizabeth por ningún lado. Pensé que era parte de su sorpresa así que esperé durante todo el receso a que apareciera, sin embargo, al pasar el tiempo sonó la campana de fin de receso y Elizabeth no había aparecido. Fue algo que realmente me puso triste pues yo ya tenia las cosas planeadas, pero mas que eso me preocupé de no haberla visto. Pensé que se había quedado en el salón haciendo algún trabajo y por eso no logro salir a tiempo.

Decidí regresar a mi salón y planear verla en la salida donde siempre, para hacer mi declaración en ese momento.

 

Al sonar la campana de salida, corrí rápidamente fuera del salón dirigiéndome a la entrada que era el lugar en el que siempre nos veíamos, sin embargo…no estaba ahí. La preocupación corrió por mi cabeza así que decidí mandarle un mensaje preguntándole si todo estaba bien, pero no obtuve respuesta alguna por lo que decidí dirigirme a mi casa solo.

Durante el camino me pregunté si debía pasar a casa de Elizabeth y ver que había pasado, pero sentía que me vería muy intenso pues solo había faltado a clases y podría ser por cualquier cosa. Decidí no molestarla y no pensar de mas las cosas así que me dirigí a mi casa.

Al llegar fui directamente a mi habitación y me dispuse a ver mi serie favorita en Internet para tratar de olvidar mi intento frustrado del día de hoy.

No duré mucho tiempo viendo los capítulos cuando caí dormido en mi cama. Fue entonces que pensé que tendría uno de mis tantos sueños de adolescentes, pero en lugar de eso pude observar a Elizabeth atada en una silla enfrente mío.

- ¿Qué significa esto? - Preguntándome a mí mismo desconcertado.

- Despierta princesa, es momento de una segunda ronda. - Se escucho a lo lejos alguien diciéndolo con un tono “seductivo”. Eran dos hombres de complexión media con la cabeza cubierta y el cuerpo totalmente desnudo.

- ¡NO! ¡SUELTENME! ¡DEJENME IR! - Gritaba Elizabeth mientras estaba siendo abusada grotescamente por aquellos hombres.

- ¿Qué…rayos?...Sueltenla..¡Sueltenla!..¡SUELTENLA!

 

Desperté con lagrimas en los ojos después de exigir que se detuvieran sin éxito alguno. No podía explicar el porque había soñado eso. Agarré inmediatamente mi teléfono y marqué al celular de Elizabeth. Me mandó directo a buzón de voz, algo no estaba bien y tenia que averiguar de una vez por todas que estaba pasando.

Me cambié con lo primero que encontré a la mano y salí corriendo de mi casa directo a casa de Elizabeth.

Al llegar toque fuertemente la puerta denotando mi desesperación.

- ¿Joan?, ¿Qué pasa? -La mamá de Elizabeth se encontraba confundida al abrirme la puerta y verme en ese estado.

- ¡¿Dónde está Elizabeth?! -Pregunté esperanzado de escuchar que estaba en la casa a salvo.

- No ha venido desde ayer, esta en la casa de Maru, una de sus amigas.

- Si, la conozco, ¿podría llamarle a su celular y preguntar por Elizabeth por favor? - Noté que había dejado mi celular en mi casa por lo que pedirle a Lourdes que llamara por mí era la opción más rápida.

- Claro Joan, toma asiento, enseguida le llamo.

Procedí a entrar a la casa y sentarme en uno de los sillones de visitas que se encontraba en la estancia principal. Esta casa la conocía como si yo hubiera sido el arquitecto que la diseño. Había estado aquí mas veces de las que podía recordar a lo largo de tantos años, sin embargo, en esta situación se me hacía imposible estar en paz en un lugar que siempre me hacía sentirla.

 

- Hola Maru, disculpa ¿podrías comunicarme con Elizabeth por favor? - Pregunto Alejandra a través del teléfono de la casa.



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En el texto hay: crimen, juvenil, ficcion

Editado: 09.10.2020

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