Conexión

C a p i t u l o 3

Después de tantos giros en mi cabeza me quedé dormido sobre mis lagrimas esperando no ser visto por mis padres. Al pasar la noche tuve otro sueño, esta vez era diferente, podía verme a mi mismo en tercera persona. Estaba de pie en un lugar totalmente oscuro, no podía descifrar donde estaba. Al momento de querer dar un paso al frente, mi pie descalzo se quemó inmediatamente haciéndome retroceder al mismo lugar en el que estaba.

Al ver hacia el piso note que estaba sobre un símbolo de un intenso color rojo vivo, parecía estar parado sobre un símbolo de fuego. Era un símbolo con doble “M”. Una M estaba mirando hacia arriba y justo debajo otra M mirando al lado contrario, como si fuera un espejo que reflejaba aquella primera letra.

No entendía el significado de aquel símbolo, ¿era acaso algún símbolo satánico?, no creía eso posible, era un símbolo simple sin tanto garabato. No lograba comprender que significaba este sueño.

De pronto mi cuerpo se empezó a sentir totalmente caliente, mi cuerpo estaba en una temperatura que sobrepasaba fácilmente los 42 grados, no podía contenerme de pie, no podía mantenerme cuerdo dentro de mi propio sueño, al incrementar la temperatura en mi cabeza simplemente cerré los ojos desmayándome en mi sueño y despertando en la realidad.

Desperté completamente confundido por este sueño, pero lo que mas me desconcertaba es que por ningún lado encontré a Elizabeth, simplemente soñé con un símbolo, ¿Qué rayos significará?

 

Durante todo el día me mantuve en clases leyendo mensajes antiguos con Elizabeth en mi celular, mientras una lagrima ocasional se asomaba en la rejilla de mis ojos. Era imposible ocultar mi tristeza, sin embargo, logre que nadie me preguntara sobre mi estado de ánimo.

El sonido de la campana de salida me indico que la lectura de mensajes antiguos tendría que ser pospuesta hasta llegar a mi casa y continuarla en la soledad de mi habitación. Me dirigí hacia mi casa con el pensamiento vacío e impotencia en mi corazón.

A pocos minutos de llegar a mi casa pasé enfrente de la casa de Elizabeth, puesto que queda en mi camino, y me percaté de que Alejandra estaba viéndome fijamente por la ventana. Aquella mirada me hiso sentir realmente incómodo y aceleré el paso hacia mi casa. Realmente eso era algo que me dolía, pues yo sentía a Alejandra como una segunda madre y el que nos hubiéramos peleado, y de esa manera, me partía aún más el corazón.

Cuando llegué mi casa abrí la puerta de la entrada esperando dirigirme hacia mi cuarto y seguir con mi celular tirado en mi cama. Sin embargo, note rápidamente a mi padre sentado en el sillón viéndome fijamente.

- Hola pa...ya vine

- Joan, ven siéntate. - Dijo mi padre en un tono que me hiso recordar lo que estaría a punto de pasar.

Procedí con miedo hacia la sala debido a que conocía su conducta además de que su cara denotaba que algo malo iba a suceder.

- Joan, la señora Alejandra vino en la mañana a notificarme que estas ocultando información sobre el paradero de su hija y que en lugar de proporcionársela inventaste una historia fantasiosa de sueños reveladores sobre un secuestro, ¿estoy en lo correcto?

Empecé a temblar por aquella pregunta, por lo cual, al tratar de responder mi vocalización estaba en un nivel de nerviosismo tal que se me dificultaba hablar.

-S-Si

- ¡Mas fuerte!

- ¡Si!..

- Joan, Joan, Joan, ¿qué te he dicho sobre andar dando problemas?, creo que necesitas que te recuerde modales.

Fue entonces que mi padre procedió a “enseñarme” modales por medio de su cinturón el cual dejaba marcada mi piel claramente con sus enseñanzas. Solo podía ahogar mis gritos puesto que, si se me ocurría emitir algún sonido, el resultado sería peor.

Después de la clase de modales corrí rápidamente a mi cuarto asustado mientras escuchaba de fondo gritar a mi papá “ME DA ASCO TENER A UN HIJO COMO TU, LARGATE MENTIROSO”.

Ahora estaba con la tristeza de saber que la persona que mas amaba estaba secuestrada y siendo abusada en estos momentos, la impotencia incontrolable de saber que no podía hacer nada y el coraje de saber que ahora todo el mundo me tachaba de mentiroso.

Terminé quedándome dormido después de un gran lago de lagrimas lleno de impotencia y dolor.

 

- ¡SUELTENME! ¡NO ME TOQUEN! ¡DEJENME EN PAZ SE LOS RUEGO! - Gritaba Elizabeth de desesperación mientras lagrimas corrían sin parar por sus mejillas.

- ¡Recuerda que eres nuestra y lo serás hasta el fin de tus días! - Dijo uno de los secuestradores mientras abusaba de Elizabeth.

Cubrí mis oídos mientras cerraba fuertemente mis ojos rogando que esto no fuera verdad, rogaba que esto acabara ya, rogaba que la dejaran en paz. - ¡BASTA YA!

Grite dándome cuenta que ya era de mañana y estaba sobre mi cama, nuevamente había soñado con Elizabeth y los secuestradores, no sabía el porque soñaba todas las noches con ese tipo de escenas, ¿Serán mi imaginación? ¿Serán reales? Y si son reales ¿Cómo es que puedo soñar con ellas?

Todo el día estuve en mi cuarto acostado en depresión total. Trate de dormir varias veces, pero no podía. Había una parte de mí que sentía que debía hacer algo al respecto, que sentía que tenia que poner de mi parte para que esto cambiara.



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En el texto hay: crimen, juvenil, ficcion

Editado: 09.10.2020

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