Hasta donde recuerdo, nunca he sentido un vínculo con alguien de mi familia, he querido y amado a mi madre, a mi abuela, pero cuando comienzo a analizar si realmente significan algo más allá que una pieza importante en la construcción de mis ideologías, de mi carácter, no encuentro nada. Cuando mi madre tuvo que ir a operarse yo me quedé una noche ahí, vi que la estaba pasando muy mal, y casi derramaba una lagrima, solo con ojos llorosos la miré y me fui. Pero ¿realmente iba a llorar porque mi mamá iba a morir y yo la quería mucho? Si respondo esto ahorita daría quizás una respuesta completamente distinta a lo que realmente pasó.
La muerte de mi mamá traería muchos cambios, y son estos de los que sospecho, que fueron la razón de mis ojos llorosos; su muerte traería tomar la decisión de con quien irme, con mi padrastro y mi hermano o con mi papá y su otra familia. También era el hecho del funeral, la falta de esa figura materna, que aunque tuviera 16 o 17 años, significaría mucho; también traería consigo mucha atención por parte de mis familiares ¿estás bien? ¿Cómo llevas lo de la muerte de tu madre? ¿Quieres venir a casa? ¿No estás cayendo en depresión? El hecho de preguntarme todo esto me hizo pensar si lo que me puso triste fueran todos estos cambios y no la muerte de un ser querido y cercano como mi madre.
Actualmente me da igual ver a mi familia, mis tíos, tías, primos y primas ya es un desinterés enorme, me da igual que compartamos apellidos, sangre; realmente no puedo llegar a sentir un afecto hacia ellos, y es que de pequeño me distancie de ellos, pero también nunca tengo recuerdos de querer a mis primos, primas y tíos y tías.
Muy pocos pensamientos tienen que ver con ellos, sólo los malos pensamientos o los problemas son los que los involucran. Sé qué significan, sé que son mi familia y que me quieren, pero lo cierto es, yo siento que no los quiero.
Y esto trae otro recuerdo, la muerte de mi abuela. Me refiero a ella como “mi abuela” porque realmente es la única abuela que significó algo para mí, mis otras abuelas no; esto no es fácil de decir, porque yo sé que me quieren, pero sería muy hipócrita decir que si los quise. Cuando mi abuela murió, yo estaba viajando con mi madre hacia el estado de Tamaulipas, en medio del viaje nos dieron la noticia. Cuando llegamos, hicieron velorios y ahí la vi, estaba maquillada en el ataúd, me dio tristeza pero no lloré; cuando fuimos a enterrarla todos estaban llorando, todos excepto yo, una lagrima salió pero no más.
Pareciera ser un completo insensible, pero no es así, yo lloré mucho, y mucho después de la muerte de mi abuela. Una discusión podía hacerme llorar, una imagen, un video que no era necesariamente triste me hacía llorar, el arte me hacía sentir demasiadas cosas, muy bellas y tristes, eso era lo que podía contra mí. Hace poco decidí cambiar eso, ahora, en el momento que escribo esto, las cosa que me hacían llorar, que podían conmigo, ahora no lo hacen. Tal vez haya perdido la sensibilidad, no me quiero apresurar, claro que he aguantado, he oprimido esos sentimientos, pero el que nunca he podido limitar, es el amor.