El padre Ángel guiado por la misericordia que provienene de aquel que ama sin condición ni medidas inicia el proceso de encontrar todo lo que estaba perdido en la vida de Eduardo; pero lo va a realizar de una forma muy particular como solo él lo sabe hacer.
- Eduardo, ¿Alguna vez haz plagiado en algún examen cuando eras niño?
- Bueno... La verdad es que sí, pero todos lo hacen padre, eso no es novedad. ¿Y qué tiene que ver eso con lo que estoy pasando ahora?
- Tiene que ver Eduardo, mucho más de lo que tú crees... Hagamos una cosa, en tu mente visualiza ese momento del examen y me vas contando que sucedió, conforme vayas diciéndome todo, yo te iré demostrando porque es importante analizar este momento de tu vida.
Mientras el padre Ángel le va explicando estos detalles, Eduardo comienza a visualizar en su mente el recuerdo de un día en su salón de clases en el Colegio Nacional Melitón Carbajal cuando tenía 10 años e iba a dar un examen de matemáticas.
El niño Eduardo está renegando porque no recuerda como resolver los problemas de la prueba y no sabe que hacer.
- Grrrr... No puede ser, ¿Cómo se resolvía este problema?... ¿Cómo era?... Y esta otra pregunta, tampoco la sé, asu… Esta otra pregunta menos grrrr; y ahora ¿Qué hago?, no puedo jalar este examen final.
Eduardo te cuento que en el interior más profundo de tu ser, el cual aún no puedes ver; hay un salón blanco y en el centro se ubica un sillón individual del mismo color que es un trono, en el que está sentado un hombre de terno blanco que tiene un rostro y manos que brillan como un fuego flameante que no se consume; este personaje particular se llama Parákleton.
Al ver la escena de tu examen, Parákleton se levanta de su trono y se acerca a ti para darte tranquilidad y auxiliarte.
PARÁKLETON:
Vamos Eduardo, pídeme que te ayude a recordar, no es fácil pero con mi ayuda podrás recordar. Tienes que tener en cuenta que no estudiaste a conciencia y por eso estas así.
De pronto entra en el salón blanco un personaje totalmente vestido de negro, él camina de manera altiva y muy seguro de si mismo, este individuo se hace llamar Sarx. Su rostro no tiene una forma definida, es como un humo denso que se mueve constantemente cambiando de forma, de manera particular en sus manos tiene puesto unos guantes rojos. Él también se acerca a Eduardo lentamente y le susurra muy confiado.
Sarx:
Eduardo, no le hagas caso a esa zanahoria blanca, lo más fácil es que plagies el examen del chancón que tienes al lado... Mira como tus compañeros lo hacen. Recuerda que no puedes jalar este curso. Recuerda… No seas monse.
Eduardo al final te pusiste a plagiar aceptando lo que Sarx te propuso, y como no hiciste caso a Parákleton muy apenado por la decisión que tomaste en tu interior toma asiento en su trono muy preocupado por ti. .
Sarx por el contrario está muy conforme por lo sucedido y de pie al costado del trono se burla de Parákleton.