Confesano - Confesiones oscuras de un adolescente

CAPITULO 8 - MOMENTO DE REACCIONAR

Eduardo asombrado de todo lo ocurre realmente en el mundo espiritual y que no se puede ver con los ojos humanos, se arrepiente de todo lo que ha hecho y de comó actuó.

- Sin darnos cuenta Eduardo, has ido matado cada vez más a Parákleton con tus malas acciones, y no es que ya no exista, sino que se aleja de un corazón corrompido porque no puede soportar la oscuridad que tu decidiste tener en tu corazón.

- Yo no me había percatado de todos esos detalles que me ha contado padre. — cabizbajo lo reafirma — De verdad lo siento.

- La actitud con tu madre también es errónea y ella merece respeto, pues Dios pone muy claro en el cuarto mandamiento que debes honrar a tus padres así ellos cometan los errores que cometan. 

También debemos rezar por el alma del dueño de la tienda, al cual tus amigos mataron de un disparo.  

- Si Dios, por favor, cuida su alma, y perdóname — Eduardo uniendo las manos y mirando hacia abajo, como no sintiéndose digno dice — Pero Dios que me va a querer perdonar, si soy una mala persona.

- Eduardo, Dios dice en su palabra Isaías 1, 18 que por más roja que sea tu vida a consecuencia de tus pecados, él la volverá blanca como la nieve. 

Esto pasará solo si realmente te arrepientes de todo lo que has hecho, confiesas tu pecado y decides cambiar de vida.

- Eso quiero hacer padre, pero por donde empiezo, no lo sé.

- Lo primero es que te confieses de todos tus pecados y que dejes tu hombre viejo atrás. La confesión es sanidad para tu alma y cuerpo.

- Como podré desapegarme de todo lo malo.

- En eso te ayudará Parákleton, así como él ayudó a los apóstoles el día de Pentecostés; les quitó el miedo y muchas cosas más. Él también podrá ayudarte a salir del hoyo en el que estas.

- Pero Parákleton ya no está dentro de mí.

- El vendrá a limpiar tu interior si se lo pides de corazón. ¿Lo quieres?

- Así es padre. Siento que lo necesito.

- Entonces debes iniciar con el sacramento de la confesión Eduardo.

- Pero padre, yo no creo en eso. Para que le voy a contar mis pecados a otro pecador. Discúlpeme padre… pero eso pienso.

- Eduardo comprendo lo que me dices pero Jesucristo fundamentó la Iglesia sobre sus apóstoles y de manera especial en Pedro sabiendo que era también pecador. A pesar de ello, Jesús les dio el poder de perdonar, de consagrar su Cuerpo y de anunciar su Palabra a hombres pecadores, precisamente para que más apreciaran su bondad y su misericordia.

Esta es la razón por la que nosotros los sacerdotes sucesores de los apóstoles reconocemos que llevamos este tesoro como vasos de barro y sentimos el deber de crecer día a día en santidad para ser menos indignos de este ministerio.

El sacerdote perdona los pecados por una sola razón: porque recibió de Jesucristo el poder de hacerlo. El confesor no es el dueño, sino el servidor del perdón de Dios.

Y otro cosa muy importante Eduardo, es que el sacerdote concede el perdón «en la persona de Cristo»; y cuando dice «Yo te perdono...» no se refiere a la persona del sacerdote sino a la persona de Cristo que actúa en él. Los que se escandalizan y dicen ¿Cómo un sacerdote que es un hombre puede perdonar a otro hombre? es porque no entienden nada de esto.

- Muy bien padre, ahora puedo comprender un poco más esto, pues antes nadie me lo había enseñado.

Después de esta platica, el padre Ángel inicia la confesión con la aprobación de Eduardo y luego de terminar le da la absolución.  

Mientras sucedía la absolución, en el interior de Eduardo se aprecia que el salón oscuro donde reina Sarx comienza a transformarse nuevamente poco a poco en blanco.

Sarx comienza a desesperarse y no sabe qué hacer, de pronto ve a Parákleton entrando en el salón y trata de botarlo, pero como Eduardo le dio toda autoridad en su corazón es imposible que Sarx logre frenarlo.

Apenas llega Parákleton al trono, este cambia de color rojo a blanco, Sarx quien estaba sentado en el explota desapareciendo y así Parákleton con toda su gloria y poder vuelve a sentarse en aquel lugar destinado para el desde siempre.

- Eduardo, aquel hombre sentado en ese trono es el Espíritu Santo de Dios observando todo, listo para ayudarte en lo que te hiciera falta. Este gran salón blanco es el interior de tu corazón desde que estabas pequeño y fue cambiando conforme crecías y dejabas que Sarx: "La Carne" tomara el trono de tu corazón.

- ¿La carne?... No entiendo.

- La carne en el ámbito espiritual, es uno de los tres enemigos espirituales del ser humano. La carne son todos nuestros malos deseos; y de manera más clara y directa lo puedes leer en Gálatas 5, 19-21 “Las obras de la carne son manifiestas, a saber: fornicación, impureza, lascivia, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, rencillas, disensiones, divisiones, envidias, homicidios, embriagueces, orgías y otras como éstas...”  Muchas de las personas que nos rodean no saben que en el interior del corazón vive el Espíritu Santo de Dios. Piensan que son puras habladurías.



#19513 en Otros
#5725 en Relatos cortos
#8278 en Thriller
#4766 en Misterio

En el texto hay: jovenes, policias, sacerdote

Editado: 20.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.