Confesión equivocada

CAPÍTULO 1

³«¿«³

El ruido fuerte hace que sobresalte y fije mis ojos al callejón oscuro que está a un lado de mí. La lluvia se intensifica y se escucha las gotas gruesas caer, mientras un bulto se mueve en medio de la oscuridad. Trato de ver, pero no alcanzo a diferenciar a la persona. Solo sé que es un chico y tiene el mismo uniforme de la secundaria en que estudio.

¿Está herido?

Con desconfianza, me acerco a él, trayendo su atención enseguida.

Está mojado y tiene una mascarilla con una gorra que cubre su facie. Se nota que ha tenido una pelea. Su mirada fría y afilada, se ancla en la mía.

¿Es un delincuente?

Extiendo el paragua, cubriéndole de la lluvia.

—Cúbrete —declaro, tratando de controlar mi miedo. Es imposible que ignore esto. ¿Será por eso que siempre me meto en problemas?—. No es bueno pelear. Además, está lloviendo. Anda a casa y toma una chocolatada.

Él me observa con esos ojos oscuros y desconcertados.

—¿No tienes miedo de mí?

¡¡Mucho!!

—No —miento con descaro. Me agazapo y le entrego el paragua en una de sus manos—. Anda a casa y cúbrete con una sábana.

La lluvia moja mi cuerpo y busco un jugo de manzana que compré en la tienda de convivencia, entregándoselo.

—¿Por qué tú….

—Bien. Bebe esto y vete, chico. Ya no vuelvas a pelear. Eres joven para hacerlo.

Antes que diga algo más, corro despavorida, casi huyendo.

Mis amigos dicen que soy muy problemático ayudar a los demás, pero no puedo evitarlo. Recuerdo a mi yo del pasado, la chica que siempre recibía ayuda.

Además, ¿qué podría salir mal al ayudar a alguien que lo necesita?

Solo estoy siendo empática.

—¡¡Line!! —exclama mi mejor amiga Athena, apareciendo con un paraguas—. ¿Por qué estás mojada?

Buena pregunta.

—Regalé mi paragua al pobre.

Ella frunce el ceño.

—Síndrome de Jesucristo —declara, sacando una toalla para que me secara—. Mejor vamos a comer algo caliente. Te quiero contar un chisme fresco.

Cuando dice un chisme fresco significa que tiene algo que decir sobre mi crush. Ashiel Harvey, el presidente de la clase. El chico encantador que me regaló un chocolate por el día de San valentín. Sé que lo hizo porque tenía un montón, pero eso no quiere decir que el gesto no me enamoró más.

—Suéltalo.

—Dicen que lo vieron meterse al sitio de adultos con una mujer mayor —cuenta a medida que caminamos—. Pero es imposible. Es posible que lo hayan confundido con su gemelo. Con el problemático del salón. No puedo imaginarme al presi en esa faceta de mujeriego.

Tiene razón.

Ni yo lo puedo imaginar siendo así.

Su gemelo siempre causa problema donde vaya. Ambos son iguales en lo físico, pero en personalidades, son distintos. Cassis Harvey, no solo se viste desordenado, sino también su disciplina es un desastre.

Además, da miedo acercarse a él.

Su asiento es al último al lado de la ventana.

¿Cómo se les puede diferenciar en lo físico? Cassis tiene un lunar debajo de su ojo derecho. Casi no participa en clases, pero a pesar de ello, sus calificaciones son buenas. Dicen que tiene un trato clandestino con las profesoras.

Siempre tiene desabotonada su camisa y a veces falta a clases.

Es posible que lo hayan confundido con él.

—Imposible que Ashiel ande en malos pasos —concuerdo en voz alta—. Por otra parte…

—Podemos ir a la fiesta de disfraces que será por día de brujas que se hará en el auditorio —interrumpe mis palabras con tono emocionado—. Dicen que irán todos. Significa que el presi también. ¡Es una oportunidad para que bailes con él!

Bailar con Ashiel.

—No lo sé, Athe….

—¡¿Por qué no?! —chilla emocionada—. ¡¡Solo imagina ambos juntitos!!

Siempre he imaginado eso, pero es difícil cumplir eso.

Conociéndome, es posible que arruine el momento único. Por otro lado, deseo tener una experiencia con mi primer amor.

—¿Cuándo es?

—Este fin de semana —responde emocionada, mientras se prende de mi brazo—. Te pasaré viendo. ¿Qué te parece?

No es una mala idea.

—Está bien.

—¡¡Nos divertiremos!!

▬¿«¿▬

Me congelo al ver un dulce sobre mi pupitre.

Miro alrededor, encontrando solo a mis compañeros de salón. ¿Se confundieron de silla? Atino en guardarlo y saco unos cuadernos para las clases, pero una presencia hace que detenga mis movimientos.

Unos dedos largos tocan mi pupitre.

Casi sonrío al ver ese rostro, pero cuando reconozco al gemelo, casi se me sale el corazón por la boca. ¿Qué hace Cassis Harvey enfrente de mí?



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En el texto hay: humor, secundaria, romancejuvenil

Editado: 26.06.2025

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