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¿Por qué siento mi espalda caliente desde hace unos días? No solo eso, he estado recibiendo regalos pequeños todos los días que aparecen por arte de magia en mi escritorio. Siempre que pregunto quién es, dicen que no tienen idea. ¿Debería de venir más temprano al aula para espiar al individuo que me regala esto?
¿O se ha confundido de pupitre?
Echo un vistazo a mi alrededor, viendo que hay compañeras bonitas. Si me comparo con ellas, soy igual que una cucaracha.
—¿Qué pasa? ¿Por qué estás haciendo señas extrañas? —pregunta Athena apareciendo enfrente de mí—. Pareces un mimo.
—Nuestras compañeras son bonitas.
Ella alza una ceja.
—¿Sí?
—Deben tener muchos admiradores que le dejan regalos —comento, sin contarle la verdad. Su expresión es ceñuda—. Las chicas hermosas son populares, Athe.
—Sí, pero…. ¿Por qué estás diciendo eso? ¿Acaso te gusta alguna de ellas? —cuestiona. La miro confundida—. No tengo problemas con tus gustos, amiga. Lo respetaré.
¿Está diciendo que me gustan las mujeres?
—No es eso.
—Como hablas de la nada de lo hermosas que son, pensé que te gustaba una de ellas —comenta sonriendo—. Ya deja de arrugar la frente. Luego envejecerás rápido.
No quiero decirle de los pequeños regalos dejados sobre mi escritorio. A veces, son dulces de mi preferencia. Otras, son obsequios femeninos, como aretes y pulseras.
¿Será que se equivocaron de pupitre?
Si es así, estoy recibiendo regalos equivocados.
—No soy bonita.
—¿Perdón?
—No tengo el cutis perfecto. Además, mi cuerpo no posee curvas, ni mucho menos soy delgada —comento, mientras ella tiene una expresión de desconcierto—. Nunca se me han confesado nadie, Athe.
—¿A qué viene eso? —pregunta, tocando mi frente—. No tienes fiebre.
Quito su mano con suavidad.
—Lo digo de verdad. Sería extraño que esté saliendo con un chico.
—Estás hablando tonterías, Line.
—Es la verdad —comento con una sonrisa desganada—. Al menos, tú saliste con alguien hace dos años atrás.
—No hablemos de ese pasado. ¿Es por los rumores de Ashiel Harvey? —cuestiona—. No te sientas deprimida. Sabes que la mayoría de las cosas que se escuchan, son mentiras.
¿Rumores de Ashiel?
—¿Qué rumores son ahora?
—¿No lo sabías? En la mañana que llegué, escuché que está saliendo con una chica del instituto femenino del norte —cuenta con voz susurrante—. ¿Quieres ver la foto de la susodicha? La tengo aquí. —Saca su dichoso celular y me la muestra. Es una chica que es igual que una modelo. Tiene el cabello bien largo hasta la cintura. Su aspecto atractivo hace conjunto con su uniforme—. Es bonita, ¿verdad?
Para el líder del equipo de fútbol, es perfecta.
Una chica hermosa de cabellera larga y abundante. Su cuerpo es perfecto. No se puede ver bien su rostro porque está de perfil.
—Sí. Hacen una bonita pareja.
—Oh, chica —espeta, dándome una palmada en la espalda—. No te desanimes. Puede que sea un error. —Sus palabras son interrumpidas con un ruido estrepitoso que resuena en la entrada del aula. Todos fijamos nuestras miradas al individuo que entra—. Dios mío.
Nos arrimamos a la pared, mientras el chico de otro curso entra azotando los pupitres. Su mirada enfurecida busca por el alrededor. Su uniforme está desordenado. No cumple con las normativas, señal que pertenece al grupo problemático.
—¿Dónde está Cassis Harvey?
Cassis Harvey es el gemelo de Ashiel, el problemático del salón.
No es de extrañar que lo busquen tipos de estos. Su mirada enfurecida busca por todo el salón.
—No se encuentra aquí. Por lo tanto, puedes irte. No perteneces a este salón —habla nada menos Ashiel, quien entra tranquilo. El chico enfurecido, camina a paso tosco hasta agarrarlo del uniforme—. ¿Piensas golpearme enfrente de todos?
El chico que lo tiene agarrado, sonríe de lado.
—He escuchado que tiene un gemelo estudiando en la misma aula y veo que no es mentira —comenta—. Idénticos, pero a la vez diferentes.
—Si quieres problemas con mi hermano, no está aquí. Por lo tanto, es innecesario hacer un lío dentro del aula.
—Sí. Son diferentes en todo. —Lo suelta con brusquedad—. Me llamo Peter Wills. Dile que me debe una reunión personal. —Sacude la ropa de Ashiel—. Pareces un príncipe bien portado con tu uniforme ordenado. Cierto, también oí que su gemelo era el líder del equipo de fútbol.
La mirada de Ashiel es seria. No hay temor en sus ojos.
—Sal de aquí.
—Muy bien, gemelo White. Solo pásale ese mensaje a ese tipo. Caso contrario, vendré todos los días y acosa…..
Su diálogo no termina, porque su cuerpo cae a un lado.