Confesiones de una cazadora

Capítulo 15. [Canción]

[Escucha "Be kind" de Halsey]

 

Ambos chicos fueron a comer a la plaza. Se sentaron en las mesas afuera del local para sentir el aire fresco que corría a esa hora.

Jace regresó a la mesa con las bebidas mientras Injae levantaba su cabello para que no se interpusiera al comer.

—No sabía que tenías una marca de nacimiento en tu espalda —mencionó intrigado Jace. Injae lo vio confundida—. Tú tampoco lo sabías.

—No alcanzo a verme la espalda —bromeó sarcástica—. ¿Dónde está?

—En la mitad de tu espalda… —Desvió su vista arrepentido de contestar.

El chico bebió su malteada de fresa para disimular los nervios que le provocó la mirada jocosa de la chica.

— ¿Me espiabas mientras me cambiaba?

—Claro que no, Injae. —Frunció su ceño—. Fue accidental, la puerta se abrió y creí que saldrías, por eso volteé.

Injae se rio por la actitud tensa de Jace.

—Relájate, sé que no eres una acosador. —Entrecerró sus ojos para acusarlo en broma—. Volviendo a la marca… no sabía, ¿cómo es?

La imagen de una marca con forma de luna rodeada de otras figuras más pequeñas vino a su mente poniéndolo serio.

—No logré verla bien.

—Ya veo. No recuerdo que nadie me haya dicho de ella. —Recargó su mentón sobre su mano y resopló.

—Seguro salió hace poco, es un lunar después de todo —comentó desinteresado.

Durante la comida Injae se apretaba sus manos para entrar en calor porque la ráfaga se empezó a sentí más fría. Jace fue a pagar la cuenta mientras la chica lo esperaba afuera cruzada de brazos para darse calor, cuando él salió y la vio, se quitó su chaqueta y se la puso a Injae sobre los hombros.

—Úsala o vas a resfriarte —ordenó serio.

—Tienes una forma muy extraña de preocuparte por las personas —comentó mientras se la ponía—. No eres amable, al contrario, eres rudo y frío, no te permites sentir y esquivas a las personas cuando se interesan por ti…

—Injae, no hagas esto, no me psicoanalices. ¿Quieres?

— ¿Y tú quieres dejar de actuar como el chico malo de una historia juvenil barata? —Arqueó una ceja irónica—. Quieres ser el malo para que nadie se te acerque, pero yo sé o al menos quiero creer que no tienes ni una pizca de maldad en ninguno de los huesos de tu cuerpo.

—Tú no me conoces, solo sabes que soy huérfano por culpa de unos cazadores… así que no digas que no soy malo porque no sabes nada —terminó tajante.

Subió al auto azotando la puerta a la vez que Injae extendió sus brazos negando con su cabeza ante la actitud grosera de Jace.

—Intento no rendirme contigo, pero lo haces muy dificil —replicó molesta—. Toma tu estúpida chaqueta.

Se quitó abruptamente la prenda y se la lanzó por la ventana donde estaba Jace, luego se marchó.

—Injae…

— ¡Sabes arruinar buenos momentos, Jace! —Felicitó sarcástica mientras se alejaba.

Jace bajó del auto y avanzó unos pasos.

— ¡Injae! ¡Sube al auto!

Cuando vio que Injae no volteó siquiera, volvió a entrar al auto, pero sin arrancarlo, resopló y se quejó con insultos mientras veía como se iba la chica.

Ese día Injae regresó sola a su casa sin darle explicaciones a su tía, subió a su cuarto y esperó un rato manteniendo su celular cerca esperando algún mensaje de Jace, pero este nunca se contactó y en los días siguientes él no se apareció.

Un día volviendo de la escuela encontró sobre su cama la maleta que había llevado al centro de pelea el día que Jace la llevó. Había una nota sobre esta.

“Puedes resfriarte, siempre lleva algo con que abrigarte. Usa la chaqueta, te queda bien el cuero -J.”

Injae suspiró. Se acercó a mirar por la ventana para ver si aún seguía Jace por ahí, pero no estaba así que seguramente la había dejado hacía un largo rato.

Al día siguiente que llegó a clases se chocó con Scott en el pasillo. Injae lo ignoró y se dispuso a abrir su casillero, pero el pelirrojo se le acercó.

—Linda chaqueta —comentó serio—. ¿Es de tu amigo?

—Ah… entonces tenía razón —masculló irritada—. Has estado siguiéndome, ¿sabes que eso es considerado acoso y un delito?

—Eres una cazadora, pero corres con los lobos, ¿sabes que eso es considerado una ofensa y una traición a la causa de los cazadores? —Frunció el ceño.

— ¿Sabías que no me importa? —Expresó burlona—. No soy una cazadora.

—No entiendo porque Gerard quiere que te unas —dijo con desprecio.

—En eso estamos de acuerdo, así que ve y dile que deje de arruinarte los fines de semana mandándote a seguirme.

Cerró su casillero con fuerza y se marchó molesta. Pasó por el casillero de su amiga Ana donde estaba ella sacando sus libros y se acercó a saludarla.

—Luces bien de cuero —comentó sorprendida—, deberías usarlo más.

— ¿Gracias?

—Espera, ¿esa no es la chaqueta del rubio lindo del otro día? —Preguntó emocionada—. Dijiste que no era tu novio.

—Y no lo es —replicó cansada—. Jace es… complicado.

—Lo complicado apesta —comentó un chico atrás de ambas—. Hola Injae, linda chaqueta y hola…

Monty, un chico rapado de ojos celestes le dio un beso en la mejilla a Ana.

—Así que lo suyo si va en serio —expresó pícara—, se ven bien juntos.

—Iremos al cine mañana, deberías venir con nosotros… dile a tu complicado que venga —sugirió jocoso—, quizás así deje de ser tan complicado.

—Seguro, si supiese en donde está.

Cada quien se fue a su respectiva clase y al acabar el día Injae regresaba a su casa caminando cuando un auto pasó despacio junto a ella.

—Deberías subir. Va a llover, ¿no ves que está nublado?

— ¿Ahora predices el clima? —Dijo de mal genio—. Puedo ir sola, gracias.

—Injae… sube, por favor —suplicó amable.




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