Confesiones de una cazadora

Capítulo 17.

En la mañana siguiente Injae despertó tarde por efecto del sedante, cuando lo hizo, bajó a saludar a su tía y le comentó sobre la estancia de Jace en su casa.

—Claro, cariño —dijo amablemente—. Además, me encanta tener la casa llena —confesó sonriente.

—Trata de no psicoanalizarlo mucho, ¿sí?

Verónica se rio y asintió.

—Pero ¿él está bien?

—Jace es complicado tía, pero sé que va a estarlo.

Jace estaba afuera esperándola para llevarla a su escuela.

En el camino charlaron sobre lo que ocurrió en la noche, Jace estaba inquieto por lo que eso podría significar, sin embargo, Injae trató de no darle importancia, en cambio le dijo que podía quedarse en su casa mientras él estaba allí.

En lo que quedaba de la semana Injae y Jace salieron más con Ana y Monty, también Injae aceptó ir de nuevo al centro de pelea para calmar a Jace.

—Lo haces pésimo —protestó—, recordaba que eras mejor.

— ¿Insinúas que me dejaban ganar?

Injae le lanzó unos golpes, hirió muy leve a Jace por unos momentos hasta que él detuvo su golpe; le jaló los brazos para voltearla y poder pegarla a su cuerpo sujetándole los brazos atrás de su espalda; Injae y Jace se quedaron viendo detenidamente con sus respiraciones agitadas, no solo por el entrenamiento sino por las recientes situaciones que habían vivido teniendo en cuenta los sentimientos de él hacia ella.

El día en que Jace llegó para pasar su estancia en casa de Injae, lo primero que hizo fue darse un buen baño en el cuarto de la habitación. Debido a que no suele haber huéspedes en la casa, el baño no tenía toallas por lo que Injae llevó unas limpias mientras él se bañaba.

Jace cerró la regadera y salió desnudo al cuarto. Injae ponía las toallas en la cama cuando el rubio salió, ella volteó por inercia y lo vio, con la misma desvió la mirada y salió apurada del cuarto.

Jace se rio.

—Sabía que estabas obsesionada conmigo —dijo jocoso sabiendo que la chica estaba del otro lado de la puerta.

—Ni en tus sueños más locos, Barrow.

Jace respiró cerca del cuello de Injae cuando esta volteó el rostro al sentir la mano del rubio rozándole el abdomen.

—Si sigues mirándome así voy a creer que sientes algo por mí —susurró.

Injae se soltó de su agarre y le dio una patada en el estómago.

— ¿Tan dificil es para ti que no todas caigan en tus encantos? —Dijo burlona.

El chico se sonrió pícaro en el piso.

—Admitiste que soy encantador.

Injae se sonrió de un lado. Le extendió su mano para ayudarlo a levantarse dando fin a su entrenamiento.

—Sería mejor si un cazador real te entrenara…

—Creí que dejé claro que no seré una cazadora —afirmó tajante—. Ahora salgamos de aquí o nos perderemos la cena.

Cuando regresaron, Verónica estaba por empezar a cocinar así que los chicos se dieron un baño rápido y bajaron a ayudarla. Jace se quemó los labios cuando Injae le dio a probar el guiso y luego se rieron; pusieron la mesa, Patrick llegó temprano y saludó alegre al rubio quien fue al primero que vio; cuando acabaron de cenar los dos jóvenes estuvieron jugando con la espuma al lavar los platos.

Patrick llegó temprano porque tenía una sorpresa planeada para Verónica, la llevaría al museo donde exhibirían una nueva obra y como a ella le gustaban esas cosas se fueron juntos dejando a la bebé con Injae y Jace.

Jace estaba husmeando los estantes de los tíos mientras Injae jugaba con Susy en la alfombra.

—Tienen muchos libros de psicología —comentó tomando un libro.

—Son de mi tía… es psicóloga.

Jace esbozó una sonrisa jocosa.

—Así que de ahí sacaste lo psicoanalista —bromeó. Se sentó junto a ellas—. Susy, cuando crezcas no dejes que tu prima te psicoanalice.

—Hey. —Le dio un golpe—. Solo intentaba ayudar.

—Lo sé.

El chico resopló fuerte y se recargó en el sofá viendo hacia el techo.

—Sé que quieres ayudarme, pero yo crecí en un ambiente diferente al tuyo… Aprendí por las malas que amar es destrucción y de la destrucción solo hay dolor, por eso no debes demostrar lo que sientes por otros o tendrán un arma contra ti.

—El día que nos vimos de niños… ¿por qué ibas corriendo?

Injae titubeó en sus palabras para ser cautelosa, sabía de alguna forma que hablar de eso sería entrar en el territorio prohibido de Jace.

—Fue cuando el grupo de cazadores atacó mi casa, todo se incendió y mi familia murió —dijo con pausas—, como yo estaba afuera con Mason logré que buscara a mi hermano y se fueran, pero cuando quise ir por el resto ya era tarde… ahí activé mi maldición de lobo.

— ¿Mataste a uno de los cazadores?

—Sí, luego aparecieron otros y corrí sin parar…

—Hasta que mi abuelo casi te arrolla en la carretera —afirmó seria—. Lamento mucho lo de tu familia, no importa el motivo fue muy cruel que hayan acabado con una familia entera.

—El clan Barrow ahora solo tiene tres miembros y resulta que yo soy su alfa verdadero —dijo irónico—. John dijo que ese fue el motivo por el que vimos esos recuerdos.

—Imagino que no eran gratos de recordar, sobre todo ese.

Jace cerró sus ojos y puso sus manos entrelazadas sobre su pecho.

—Fui a un psicólogo cuando llegué al orfanato, pero mi familia adoptiva puso más empeño después. La psicóloga me dijo que escribiera sobre mis días y como me hacía sentir.

— ¿Funciona en algo? —Lo miró sin que se diera cuenta—. ¿Escribir sobre ello?

—Para alguien como yo que no se expresa con otros, el papel y un bolígrafo sirven mucho… deberías intentarlo, piensa que hablas con alguien que te escucharía.

— ¿Y si son recuerdos malos?

—En lo malo también está lo bueno, al menos… —Abrió los ojos y la vio—. Entre esos recuerdos también estuviste tú.

Un cosquilleo pasó por las manos de Injae, jugó con ellas y después aclaró su garganta; Jace notó su nerviosismo y regresó la vista al techo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.