Confesiones de una cazadora

Capítulo 19.

Injae despertó agitada en su cama, tragó duro mientras trataba de entender lo que había pasado; miró a su alrededor y empezó a recordar algunas imágenes borrosas.

—Quédate —balbuceó.

Injae se inclinó para besarlo, Jace se sorprendió y quiso retroceder, pero ella puso la mano en su cuello para acercarlo entonces él correspondió y se inclinó hacia ella en la cama.

La chica quedó perdida en sus pensamientos y tocó sus labios imaginándose la escena.

Jace la empujó fuerte hacia la cama para besar sus pechos hasta llegar a sus shorts, el recorrido que dio Jace por la piel desnuda de la chica le erizó tanto la piel que incluso se aferró a la sabana para apretarlas.

Esa imagen en su mente la puso nerviosa y respiró hondo.

Jace bajó su rostro hacia el de Injae, se vieron fijamente y sonrieron jocosos.

Abrió su boca enseñando descaradamente sus colmillos para morder su cara.

—No puede ser —dijo perpleja—. ¿Acaso acabo de tener un sueño…? ¿y con…?

Miró por la ventana que el sol ya había salido, se paró enseguida de la cama para darse un baño y vestirse para ir a clases. Bajó y observó por detrás a Jace en el desayunador jugando con Susy, caminó con cautela para no tener que hablar con el chico.

— ¡Ahí estás!

Verónica sorprendió a Injae intentando salir por la sala sin que nadie se diera cuenta.

—Tía… —Vaciló nerviosa—. Jace… ¡Susy!

Jace la miró extrañado cuando ella se acercó por una fruta y evitó verlo.

— ¿Cómo es posible que dejaste que Jace te cuidara? Él también tenía derecho a divertirse.

—Está bien, señora…

—Jace, ya hablamos de eso… solo Verónica. Injae ve a clases.

Injae asintió y salió apurada hacia la puerta. Jace la siguió para querer llevarla a la escuela y así mantenerla a salvo, pero ella se negó ya que estaba tratando de tomar distancia luego del incómodo sueño que tuvo con Jace.

Durante sus clases la chica estuvo distraída pensando en el sueño y cuestionándose si de verdad había sido solo eso o si en serio había pasado, pero no lo recordaba al igual que casi toda la noche debido al humo rosa que la drogó en el club. Incluso comenzó a pensar que todavía seguía drogada y alucinaba porque sentía la presencia del rubio cerca de ella.

Cuando acabaron sus clases salió con unas chicas de su grupo y se quedaron estáticas cuando el auto de Jace llegó a estacionarse frente al edificio; ninguna chica o chico afuera disimuló al ver cuando se abrió la puerta y salió el rubio de ojos azules con cabellera dorada algo larga y despeinada por el gorro gris de su chamarra negra, incluso la ráfaga de aire fresco del momento lo hizo lucir todavía más atractivo al ondear los mechones que cubrían parte de su frente y no importaba que no hubiera dormido en horas porque su mirada fría acompañada de una nariz refinada y de sus labios carnosos con un arco de cupido realmente pronunciado hacía olvidar cualquier desperfecto.

Caminó rumbo a Injae con quien se estaba viendo fijamente. Los labios pintados ligeramente de rojo de Injae se entreabrieron soltando lo último que quedó de su aliento que se cortó cuando vio a Jace, las ondas de su melena larga se movieron con el aire pasando frente a ella, pero eso no fue obstáculo para mantener sus ojos marrones claro sobre él.

Una chica que estaba cerca apretó sus labios cuando lo vio pasar junto a ella, Jace lo notó y se sonrió.

—Este y sus entradas —murmuró Injae para ella.

— ¿Nos vamos ya? —Preguntó con voz ronca.

— ¿No tienes asuntos por ahí que atender?

Jace se tomó un momento para fingir que pensaba.

—Por ahora solo tú, Venator.

Injae arqueó una ceja y sonrió jocosa por un lado solamente. Se fueron hacia al auto mientras las chicas atrás murmuraban, también algunos chicos a quienes Injae había flechado sin saber.

Durante el camino Jace la cuestionó por su actitud de la mañana entonces Injae empezó a darle vueltas al asunto para saber mejor lo que había pasado.

—Solo recuerdo que llegamos, no te gustó el lugar y después ya no mucho. ¿Cómo llegué a mi cuarto?

—Entramos por la ventana, no preguntes como —sentenció serio—. Antes de eso fuiste secuestrada por vampiros y Redentors, más antes tú…

Carraspeó cuando recordó la escena del baño, las veces que bailó con Injae tan cerca de su cuerpo y cuando se pintaron sus cuerpos mientras sonreían.

—Te embriagaste mucho, bailaste con desconocidos, un poco de pintura neón y fue todo.

— ¿Y cuando llegamos pasó algo más?

—Te lancé a la cama como costal de papas y te tapé porque perdiste tu camisa, estabas muy dormida que ni notaste cuando me fui. —Apretó sus dientes al finalizar.

—Debo dejar de traerte inconsciente a tu cuarto —se quejó en voz baja al recostarla.

Se acercó para taparla y cuando estaba por irse Injae lo tomó de la mano.

—Quédate —balbuceó.

Una sonrisa abatida se disimuló en el rostro del rubio.

—Entré en silencio al cuarto para no despertar a tus tíos y que me preguntaran algo, ya en la mañana les dije una excusa creíble.

Jace estaba rígido como solía estarlo siempre así que Injae ya no quiso preguntar más.

Desde que Verónica fue al museo con Patrick quiso empezar un club de literatura y artesanía con algunas personas que conoció en la plaza, por lo que un poco más tarde tendría su primera reunión en la casa. Jace le sugirió a Injae hacer un picnic afuera en el patio para que Susy se distrajera con ellos.

—Tú prepara todo, yo llevaré la sabana y a Susy —ordenó Jace yéndose.

— ¿Qué? —Protestó—. ¿Cómo lo soporta Mason?

Los tres estaban sentados afuera sobre una sábana roja de cuadros, tenían sándwiches, frutas como uvas y rodajas de manzana, también tenían jugo y la papilla de Susy. Jace jugaba con la bebé y le daba de comer mientras Injae lo veía con ternura.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.