Confesiones de una cazadora

Capítulo 27.

Malheur, Oregón.

— ¡Corre!

— ¿Hacia dónde?

— ¡Por ahí!

Una hora antes.

Dos camionetas negras partieron de Petaluma hacia Oregón para dirigirse al instituto del grupo de cazadores llamado “El círculo azul.” En la primer camioneta iban cuatro miembros como respaldo de la segunda camioneta donde iban cinco miembros que protegían la maleta con los artefactos.

Scott iba en la primera camioneta dirigiendo al grupo mientras que Injae iba en la otra.

—No puedo creer que Scott Evenson haya permitido incluirte en su misión —comentó la conductora—. Debes sentirte presionada, pero descuida que no pasará nada de lo que debas estar alerta, además casi llegamos.

La chica rapada miró por el retrovisor a Injae que sonrió a medias.

—Evenson se cree perfecto, pero él también se metió en serios líos con esa chica con la que anduvo —despotricó el copiloto—, se tiene merecido que lo hayan engañado.

—No seas tan malo, Gerry —dijo una chica junto a Injae—, lo que pasó Evenson debió ser una mierda… que tu novia te engañe con tu amiga y que tu hermana lo sepa, ¡carajo! Qué pasada.

—Yo oí que Yurim estaba enamorada de Stella y por eso no dijo nada.

— ¿Quién… quién es Stella? —Titubeó Injae en voz baja.

—Stella era mejor amiga de Yurim y de Scott al igual que de su novia, fue una buena cazadora hasta que…

Un enfrenón de la camioneta detuvo la conversación, inesperadamente la camioneta de enfrente se había ido de lado contra el pavimento.

— ¿Qué carajo pasó?

Se quedaron estáticos esperando a ver alguna señal de los otros miembros; Scott salió empujando la puerta del vehículo y detrás suyo dos miembros más. Un alivio se sintió en Gerry y el resto en la camioneta, excepto por Injae que miró por la ventana un bulto marrón asomándose por los árboles.

—Un dementor… —masculló.

— ¿Qué dijiste?

“¡Dementors!”

La criatura corrió junto con otros cuatro más hacia donde estaban los cazadores, derribaron los vidrios de la camioneta para llevarse primero a la conductora seguida de Injae; a la primera la desmembraron rápido y antes de que el otro hiciera lo mismo con la castaña, Gerry le disparó una flecha para que la soltara, luego una de las chicas que sacaban la caja de artefactos le lanzó una espada a Injae como defensa.

— ¡Cuidado!

Injae tomó la espada y sin fijarse mucho la empuñó cortándole un brazo al dementor que se desquitó pegándole un rasguño a su cara, luego otra flecha le llegó a la bestia, pero esta vez de Scott a su corazón. Solo habían sobrevivido a ese ataque siete de los nueve que habían ido y los cuatro dementors ya habían sido acabados.

—Los dementors no suelen estar libres, alguien los soltó —mencionó Gerry.

—Sea quien sea debe seguir por ahí, esto fue planeado —dijo preocupada una de las chicas—. Scott, ¿no podemos pedir refuerzos?

— ¿Y a quién? —Expresó irritado—. Estamos a ocho horas de Petaluma y ni hablar de El círculo, tendremos que ir a pie.

—Apenas si tenemos armas… y el rasguño de Injae se ve mal.

—E-estoy bien —contestó en bajo.

—Esta porquería pesa demasiado —alegó la otra chica—, no podremos llevarla cargando…

— ¿Tienes una mejor idea?

Todos se quedaron callados ante el enojo de Scott.

—Gerry y Peter lleven la caja, gemelas cuiden los lados, Venator cuida atrás y yo enfrente —ordenó tajante.

Caminaron un tramo, pero pararon al escuchar un quejido dentro del bosque.

—Venator, regresa…

La castaña ignoró la orden y Scott resopló molesto.

—Scott, ¿qué fue lo que pasó con Brandon? —Interrogó una gemela—. No lo vimos salir, pero tampoco fue arrastrado por los dementors.

—Algo fue aventado por la ventana y atravesó su cráneo, por eso perdió el control de la camioneta…

Injae se había adentrado unos metros al bosque y encontró un animal muerto por zarpazos, corrió hasta el grupo y dijo lo que vio.

— ¿Nos están siguiendo? —Insinuó preocupada la otra gemela—. Se está oscureciendo y nadie ha pasado por esta jodida carretera.

—Cruzar el bosque es la manera más rápida de llegar —comentó Injae—, pero si ellos están adentro…

—Estaremos más jodidos de lo que ya estamos —despotricó Gerry—, pero a este pasó cortar camino suena a una mejor idea.

Miraron el bosque junto a ellos y tragaron duro, al principio todo iba bien hasta que empezó a atardecer y tuvieron que apresurar el paso antes de que el sol se ocultara por completo, pero entonces todo salió mal.

“¡Gerry!” “¡Ahh!” “¡Ya no tengo flechas!” “¡Protejan la caja!” “¡Scott!”

Scott e Injae apenas si salieron con vida gracias a la gemela que alcanzó a sobrevivir y dio su vida para darles más tiempo para escapar. Ambos estaban heridos, sin armas y cansados de correr con la caja por la oscuridad del bosque.

—Creo que los perdimos —jadeó Injae—. Scott… tu pierna.

—No es nada, deberías ver tus brazos —bromeó con dolor—, seguro dejarán marcas.

Scott cayó sobre el pasto, se puso bocarriba con mucho esfuerzo y tocó su abdomen, sintió dolor y gimió.

—Scott, ¿qué ocurre?

—Uno de esos hijos de perra me dio en el abdomen —confesó al sentir la sangre—. Debes irte de aquí.

—No voy a dejarte y menos así —alegó indignada—, así que levanta tu engreído trasero para que no nos maten a ambos.

El pelirrojo la quedó viendo sorprendido por la determinación que tuvo Injae al hablar, después se sonrió jocoso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.