Confesiones de una cazadora

Capítulo 29.

Un plato roto interrumpió la conversación de Injae con Maya, la bruja bajó primero con su magia mientras que la castaña tuvo que bajar apurada las escaleras.

—Nadie romperá otro plato más en mi casa, ¿quedó claro?

Usó su magia para contenerlos contra las paredes y poder distanciarlos.

—Comeremos tranquilamente y en un rato iremos al círculo de piedra.

Se sentaron a comer y aunque trataron de disimularlo, Scott y Stella siguieron molestos el uno con el otro.

—Te ayudaré a lavarlos —mencionó Scott avergonzado.

Maya le asintió y juntos levantaron los platos de la mesa.

—Su caja pesa mucho, será mejor que usen una mochila larga —le comentó Stella a Injae—, creo tener una arriba… ¿vienes Injae?

—Seguro.

Subió al mismo cuarto donde Injae se cambió de ropa y dedujo que ambas chicas dormían juntas a pesar de tener un cuarto extra. Stella abrió el ropero y buscó en la repisa de arriba una mochila negra que fue suficientemente larga como para meter un palo de golf, sacó su contenido que eran pertenencias suyas y se la dio a Injae.

—Espero sirva.

Injae le agradeció tomando la mochila, Stella vaciló unos segundos y después habló con pena.

— ¿Tú conoces a Yurim Evenson?

Injae la miró extrañada y asintió.

— ¿Cómo está?

—Puedes preguntarme lo que quieras realmente —dijo jocosa.

Stella se sonrió y preguntó:

— ¿Sigue siendo una perra?

—Sí —respondió riéndose—. Stella, ¿qué es lo que ocurrió entre ustedes y los hermanos Evenson?

— ¿No lo sabes? —Arrugó la frente.

—No, solo he oído rumores… soy nueva así que nadie me dice nada.

La rubia respiró hondo y soltó un gran suspiro, invitó con su caminata hacia la mecedora a que Injae se sentara en la cama frente a ella.

—Los conozco desde niños porque entrenamos juntos en el mismo instituto, con el tiempo nos hicimos grandes amigos y cuando Scott creció empezó a salir con Maya en secreto. —Frunció su boca al recordar—. Yurim y yo le dijimos que era una mala idea, pero él se había enamorado así que no nos quedó más que apoyarlo… y vaya que tuvimos que hacerlo.

— ¿Por qué Scott salió en secreto con Maya? ¿Y por qué eso sería malo? Maya es una buena persona.

—Una regla importante para ser cazador es no relacionarte con sobrenaturales, de ninguna forma posible… mucho menos enamorarte —contestó seria—. Debido a eso Scott tuvo muchos problemas con su padre y luego también con Gerard cuando nos unimos a La orden.

Injae bajó la mirada y apretó sus labios, se enfocó en sus dedos que jugaban entre ellos sobre sus rodillas.

—Yurim y yo éramos unidas, tanto que incluso llegamos a vincularnos. —Resopló irónica—. Se llama vínculo animarum —mencionó al ver la expresión desconcertada de Injae—, significa “el lazo de las almas” y es una conexión que rara vez surge entre dos cazadores, no hay ceremonia ni nada similar, es… algo entre ellos, de alguna manera lo saben y todos pueden notarlo.

— ¿Cómo puedes saber que alguien es tu vínculo si no hay algo que lo indique?

—Lo puedes sentir —contestó idolatrando—. Es como si esa persona pudiera sentir tus sentimientos y conocer tus pensamientos, es tu mejor amigo, tu confidente, tu familia, tu alma gemela… tu otro yo. —Se encogió de hombros—. Morirías por él y sabes que él por ti, Yurim era mi vínculo.

Stella agachó la cabeza melancólica, pero luego rechinó sus dientes molesta.

—Hasta que morí y reviví como vampiro para después ser echada como basura, desde entonces Maya fue la única que estuvo ahí para apoyarme.

Injae relamió un poco su labio al dudar sobre lo siguiente que diría, se inclinó hacia Stella y la miró nerviosa.

—En el instituto se dice que Maya engañó a Scott contigo…

—No. Maya nunca engañó a Scott porque fui yo quien la besó primero —confesó culpable—, Scott nos vio y de ahí alguien esparció el rumor.

— ¿Scott?

—No, su ego no se lo permitiría. —Arqueó su ceja con burla—. Además, podrá actuar como tonto algunas veces, pero nunca sería tan imbécil como para decir esas cosas sobre alguien y menos de la chica que amó.

De alguna forma el que Stella asegurara que Scott no era capaz de hacer algo despreciable como hablar mal de su exnovia le daba a Injae la seguridad que podía confiar en él porque era una buena persona después de todo.

Bajaron ambas para meter los artefactos rúnicos a la mochila; por su parte Scott y Maya habían hablado y el chico se notaba un poco menos a la defensiva.

— ¿Qué es esto? —Sacó Injae un objeto en forma de cincel—. ¿Un artefacto rúnico es un cincel?

— ¡Claro que no! —Alegó Scott indignado—. Es un tallat de cielo cortado, hecho de oro y moissanita, la piedra de los ángeles que posee energía angelical.

Injae acarició el tallat con sus yemas pasando por el mango dorado, observó los bordes que tenían grabada la triqueta celta y siguió su desliz hasta el lado en punta hecho de moissanita; soltó un quejido al cortarse por el filo de esta.

—Sumamente rara y también filosa como un bisturí de diamante.

—Sigo creyendo que es un cincel.

— ¡Sí, es un cincel! —Exclamó fastidiado—. Se usa para tallar runas y solo tenemos dos, así que dámelos.

Scott siguió guardando los artefactos con premura y después se quedaron viendo a Stella que quedó perdida en sus sentidos al oír algo ajeno a ellos.

—Son personas, están muy cerca —dijo inquieta—, creo que son cazadores.

—No…—Murmuró—. Son Redentors, esos hijos de perra siguieron el rastro de sus perros.

—Deben irse ya. Stella, llévalos al círculo.

—No puedes quedarte aquí, si llegan…

—Estaré bien. —Sonrió acariciándole la mejilla a Stella—. Vayan rápido, les daré tiempo.

Stella los sacó por la puerta trasera de la casa y corrieron detrás de esta que los guio hasta el mismo lugar en donde fueron atrapados por la bruja y la vampiro. Una neblina verdosa descendió en medio del lugar.




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