Confesiones de una cazadora

Capítulo 32.

—Finalmente la bella durmiente despertó —expresó sarcástica.

Injae reviró sus ojos cuando la escuchó atrás suyo donde estaba acostada.

—Ahora no es buen momento, Yurim.

—Oh, lo siento, señorita poderosa, pero no estaría aquí si no fuera por Scott…

Injae se incorporó rápido al oír el nombre del pelirrojo y dejó su libro a un lado.

—Quiero que me digas que demonios pasó en su misión —exigió molesta—, ha estado actuando extraño.

—Maya murió.

Yurim se quedó perpleja, quiso retroceder por un pequeño tambaleo que dio al oír esas palabras juntas.

—También conocí a Stella —respondió bajo—, y ya sé todo. Ella fue tu vínculo hasta que la traicionaste.

— ¿De qué carajo hablas?

Injae se puso de pie con un ligero mareo que seguro se debía al humo que inhaló con Yohan.

—Maya no engañó a Scott con Stella como todos dicen, alguien esparció el rumor y en él se dice que tú sabías, pero lo callaste porque que estabas enamorada de Stella —mencionó desconfiada—. Fuiste tú, ¿cierto?

La pelinegra apretó sus puños que estaban a sus costados, daba tragos duros de saliva y tenía su vista fija en Injae.

—Te enamoraste de Stella, pero te molestaste porque no te correspondió a ti y querías herirla como hirió tus sentimientos así que dañaste su reputación con todos sus compañeros.

— ¡Cállate! Tú no sabes nada, metete en tus asuntos —ordenó enfadada—. Seguro debes estar en serios problemas ahora que crecieron las expectativas de todos en ti y eso debe presionarte mucho, ¿no?

Se cruzó de brazos y se sonrió maliciosa.

—Muchos creen que es algo místico tu existencia, ¿reencarnar en la doppelgänger? ¡Guau! —Dijo en un tono fingido—. Admito que me exaspera lo mucho que te idolatran, pero también tengo curiosidad de ver si todo es cierto…

Se inclinó hacia Injae junto a su rostro para susurrarle en el oído:

—Así que no los decepciones porque hay ojos en todos lados y todos están en ti.

Le sonrió burlona y la dejó pensativa.

A la mañana siguiente Scott e Injae siguieron a la líder en compañía de Gerard hacia afuera del enorme edificio para ir al campo, en él estaban colocadas varias plataformas azules para el entrenamientos de los cazadores, algunas de estas estaban sobre una piscina larga que se parecía a un lago.

—Quiero ver su destreza al pelear —comentó Hermione emocionada—. Tengo entendido que Scott es el mejor de La orden de la sombra, pero Injae es la cazadora original y eso significa que debe tener sus increíbles habilidades.

Hermione tomó los bastones de entrenamiento y se los dio para que subieran a la plataforma.

—Ahora somos un experimento —susurró Injae.

—No, tú eres el experimento.

Scott se rio y dio el primer ataque, Injae se defendió constantemente del resto de ataques que dio mientras Hermione observaba abajo con Gerard.

—Sé lo que intentas hacer —le susurró Gerard—. Ella no tiene los recuerdos de Farah, así que tampoco todas las habilidades adquiridas.

—Activó una runa, ninguna cazadora original había hecho eso antes, ¿sabes lo que eso significaría para la siguiente reencarnación? —Respondió sin dejar de ver la pelea—. Es imperativo que el ritual de recuerdos reencarnados se lleve a cabo lo más pronto posible.

—No está lista.

—Entonces hagamos que lo esté.

Los dos jóvenes seguían luchando frenéticamente, la ansiedad que les causaba estar defendiéndose del otro los hizo sudar rápido.

—Has mejorado —susurró pegándola de sorpresa contra su cuerpo.

Hermione entrecerró sus ojos y se acercó un poco más para ver mejor y confirmar la tensión que vio entre ellos.

Scott tenía el brazo doblado de Injae por atrás de ella y con eso la mantenía pegada de frente a él, Injae lo miró de cerca y después se sonrió, todo como un engaño para distraerlo y que ella pudiera golpear el abdomen del chico con su brazo apenas libre.

La mujer se sonrió cuando vio la forma en que Injae logró tirarlo.

—Creo que finalmente pude tomarte por sorpresa —susurró sobre él sujetándole los brazos.

Por ahí cerca estaba Yurim recargada en un árbol observando con el rostro rígido el entrenamiento de su hermano.

—Tú debes ser Yurim Evenson…

La chica reviró sus ojos al oír el tono coqueto del chico pelinegro de cabello rebelde. Este se paró junto a ella y miró hacia donde ella veía, se sonrió jocoso y soltó una risita burlona.

— ¿No te gusta para tu hermanito?

— ¿Y tú eres?

Se volteó exasperada a verlo, pero tan pronto lo vio cambió su actitud. Tenía de frente a un chico alto y poco fornido a pesar de su gran talento como cazador.

—Yohan Soler. —Extendió su mano al sonreírle coqueto—. Deberías distraerte, ¿quieres entrenar?

Yurim lo vio desconfiada con su frente arrugada.

—Ya me he enfrentado a todos aquí, quiero algo nuevo… Además, quiero comprobar si es cierto que La orden es tan buena como dicen.

—Entonces, ¿me invitas para saciar tu ego?

—Si lo dices de ese modo, me haces ver como un mal sujeto.

Se llevó su mano al pecho y fingió que le dolieron las palabras de la chica.

—Yohan Soler, el mejor de El círculo azul —mencionó aburrida—, un mujeriego empedernido y con un ego demasiado alto como para pedir ayuda…

El chico se sonrió jocoso al ver que en realidad sí lo conocía.

—Olvidaste sexy y bueno en la cama —comentó en voz baja.

—Te gustan las fiestas grandes llenas de alcohol y hierbas, no faltas a una nunca… porque eres quien las hace. —Se cruzó de brazos—. Olvídalo, yo paso.

—Aunque no lo creas me dolió lo que has dicho —admitió con un pequeño tono jocoso—, si es así como todos me ven, déjame probarte que soy más de lo que ven.

—Me pediste entrenar para alardear de ti…

—Un entrenamiento limpio, sin alardeos ni nada.




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