Confesiones de una cazadora

Capítulo 33.

Todo estaban empezando a irse a la misión de Hermione, pero Injae estaba en el cuarto, sentada en la cama viendo el vestido colgado cuando Scott entró vestido de traje negro y moño.

—Había oído que las mujeres tardaban arreglándose, pero tú…

—Lindo traje —comentó indiferente.

El chico resopló y se rascó la frente para no exasperarse.

— ¿Qué te ocurre? Y no trates de mentir, la verdad es que no se te da. —Arrugó sus labios disgustado—. Vi tu reacción en la oficina de Hermione, no quieres ir a esta misión, ¿es eso?

Injae agachó su cabeza para esconderse de los ojos que creía que la estaban juzgando.

—No me siento lista para esto, es muy pronto… ¿y si lo arruino de nuevo?

Sus ojos marrones apagados lo vieron y él dibujó apenas una sonrisa comprensible.

—No la arruinaste y tampoco vas a arruinar esta —afirmó confiado—, pero no voy a obligarte a ir. —Le entregó una caja pequeña—. Nos iremos pronto, contigo o sin ti.

El chico llegó al auto que había sido designado para él y para Injae, afuera de una camioneta vio a su hermana con Yohan.

—Scott Evenson —expresó jocoso—. ¿Dónde está la chica rúnica?

—Seguro se acobardó. —Reviró sus ojos Yurim—. ¿Puedo hablar contigo?

—No, estoy ocupado.

Se alejó de ellos y se quedó recargado en su auto negro revisando en su celular la hora una y otra vez cada dos minutos. Por su parte los pelinegros estaban dando una última revisada a lo que les tocaba hacer.

—Me sorprendió saber que estarías en esta misión —susurró Yohan.

—Seguro te sorprendió más que Hermione no te haya puesto en el lugar de mi hermano —respondió burlona para molestarlo.

—Espero seas mejor mesera que de lo que eres peleando.

Le regaló una sonrisa abierta para burlarse y luego cerraron la cajuela para irse con otros cuatro que también actuarían de meseros.

Las camionetas arrancaron y se fueron, sin embargo, Scott siguió afuera recargado en el carro esperando unos minutos más por si la chica salía.

—Contigo o sin ti fue lo que dijiste.

Scott levantó la vista del celular y vio junto al carro a una chica castaña con cabello largo ondulado puesto todo sobre su hombro, vistiendo un largo vestido liso de color rojo con doble caída de burbuja y con un escote de hombros descubiertos, además era acompañado de unos guantes blancos de satín.

Las mejillas de Injae eran rosadas, pero en ese momento lucieron más coloradas probablemente por el frío de la noche y Scott lo notó así que dejó de observarla, abrió la puerta enseguida y la ayudó a subir.

—Veo que usaste los guantes —comentó inexpresivo mientras arrancaba—, quedan bien con el vestido.

—Sí… y cubren las marcas.

—No te quites la máscara nunca, no queremos que alguien reconozca al doppelgänger más famoso de todos —bromeó irónico.

La broma aminoró la rigidez en el rostro de Injae, quien hizo una muy corta sonrisa.

El chico le entregó un estuche de lujo que incluía las máscaras de ambos, la de Injae era sujetable y de encaje negro mientras que la de Scott era de amarrar y de color plateado con grabados de espiral sobre esta.

—La máscara no se ve tan mal a comparación del modelo de vestido.

—Hubiese preferido uno menos abombado, pero el color me gusta… es lindo.

La chica se recargó en el asiento con la mirada en la ventana y Scott sonrió a escondidas después de oírla, encendió el auto y condujo en silencio.

Cuando llegaron, fueron recibidos por el guardia que recibió la invitación que anteriormente les habían quitado a los verdaderos invitados del anfitrión.

—Bienvenidos sean señor y señora Gilbert.

Ambos asintieron tratando de disimular su sorpresa al oír al hombre. Scott se aclaró la garganta y le susurró a Injae para que lo tomara de su brazo al entrar al gran salón.

Los cazadores que servían de meseros ya estaban atendiendo a los invitados y estaban comunicados entre sí por micrófonos en su ropa.

—Ya llegaron —avisó Yohan a todos.

—Tenían que hacer su gran entrada —masculló irritada Yurim al verlos.

La pareja caminó entre la multitud que iba entrando y algunos les dieron saludos breves hasta que un hombre de mayor edad se acercó a ellos con un mesero para ofrecerles bebidas de la charola.

—Luces divina, Johana —halagó besándole la mano a Injae—. No te pongas celoso, Albert —bromeó.

El pelirrojo dibujó una sonrisa burlona y tomó una copa de champagne, luego un hombre más joven con sus acompañantes se acercó por atrás recargándole el brazo a Scott para llevarlo con él a la barra.

— ¿Vino o champagne? —Extendió su mano hacia la charola.

—Vino —respondió nerviosa—. Todo luce… esplendido.

— ¿Verdad que sí? Lucien quiso hacer todo lo más extravagante posible —dijo con una risita—, todo porque será una noche especial.

La invitó a acompañarlo a una de las mesas de vidrio altas que estaban del otro lado del salón. Durante la conversación, Injae se limitó a dar asentimientos como si supiera de lo que el hombre estaba hablándole y solo en limitadas ocasiones hablaba con frases cortas para no generar sospechas por su voz.

Por su parte, Scott estaba rodeado de otros invitados mientras bebían champagne y otras bebidas costosas, de las cuales pasó Yurim sirviendo a la mesa de Injae.

—Deberías bajarte la máscara, ya debes tener el brazo cansado.

Injae sonrió tímida bajando el rostro un poco.

— ¿Más champagne, señor?

“We were going way too fast”      “Chasing down the hourglass”

Una vez que le sirviera su copa y se alejara, le habló a Scott por el micrófono para que sacara de la mesa a Injae o el hombre insistiría en verla sin máscara.

“Running from the past”

—Albert… creí que te habías olvidado de tu esposa —comentó receloso.




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