Confesiones de una cazadora

Capítulo 38.

Ya había pasado una semana más o menos desde el ritual y desde entonces Scott se mantuvo al margen con Injae, haciendo que lo poco que se habían acercado se fuera al caño por la línea que él mismo había marcado.

—Si hipotéticamente un amigo perdiera la lucidez y besara a una chica, ¿crees que ella pensaría que sucede algo entre ellos?

— ¿Te drogaste y besaste a Yurim Evenson?

—Eso es todo lo opuesto a algo hipotético, chica rúnica.

Injae reviró sus ojos y lanzó otro golpe al pelinegro con quien llevaba entrenando a petición suya hacia Hermione.

— ¿Algún día dejarás de llamarme así?

—Quizá… pero no en esta vida.

Estaban en el campo con bastones de madera para entrenar y de vez en cuando usaban dagas o solo sus cuerpos.

—Bien, Yurim… ¿Cuándo fue?

—En tu graduación. Ahora, la zanahoria… ¿ya me dirás por qué dejaste de entrenar con él? —Jadeó apurado por los ataques.

— ¿Eso importa? —Frunció la frente—. Ni siquiera te agrada.

—Buen punto… ¡Alto! Quedemos cinco a cuatro, aún me duele tu patada del primer round.

Injae le había arrebatado su vara con una patada y estaba por golpearlo. Se sentaron en el pasto para descansar y hablar más cómodos.

—Eres delgada por lo que eres muy ligera, úsalo contra tus enemigos, pero también aumenta tu fuerza, debido a tu poco peso necesitas aumentar masa muscular.

—Gracias por el consejo…

Le ofreció su botella de agua y se puso de pie.

—… y por aceptar entrenar conmigo.

Yohan le asintió con una mueca jocosa y se levantó para irse juntos de regreso al instituto.

—Sobre Yurim, no creo que piense que tienen algo.

—Espero tengas razón —contestó aliviado—. Creo que es genial, pero no me interesan las relaciones sentimentales y no quiero que se haga una idea errónea.

Gerard llamó a la chica a su oficina.

—He visto que has mejorado notablemente tu combate y ni hablar de tu agilidad con las espadas o dagas.

—Gracias, se lo debo a Yohan, me ha dado buenos consejos.

El hombre se hizo el desinteresado mientras buscaba entre sus cajones un par de carpetas de distinto color.

—Cuando Hermione me dijo que le pediste a Yohan para entrenar, no me lo creí, pensé que estaba alardeando como siempre —comentó disgustado—, luego vi que era cierto y no evité preguntarme, ¿por qué él y no alguno de La orden? Creía que Scott te estaba ayudando.

—Scott ya no quiso seguir así que busqué a otro.

— ¿Por qué Yohan Soler? —La vio intrigado—. De todos, lo elegiste justo a él.

Injae balbuceó sin tener una respuesta y se limitó a encogerse de hombros.

—Te diré por qué. —Se levantó y fue hacia ella—. ¿Farah nació convertida en una cazadora?

—No, aprendió con los años, entrenando muy duro con los mejores.

—Exacto.

La sonrisa del hombre le causó un resoplo a la chica cuando se dio cuenta de lo que quiso que ella entendiera.

—Y tú también entrenarás con los mejores, por eso cuando acabes con Yohan te diré quién será el siguiente.

Durante los tiempos libres en que no entrenaba con Yohan, Injae se dedicó a ampliar su conocimiento sobre el mundo sobrenatural y a mejorar la pronunciación de los idiomas que tenía que aprender como requerimiento.

Por su parte Yohan y Yurim no se veían mucho ya que ella permanecía ocupada en misiones simples que Gerard le encargaba a ella y a otros miembros, mientras que Yohan se la pasaba en la plaza o clubes cuando no entrenaba con Injae. Durante toda la semana que pasó, Scott aprendió a usar los chacos para estar listo por si le tocaba subir al combate semanal e Injae se ejercitó para aumentar su masa muscular y poder tener más fuerza como le dijo Yohan.

Los miembros estaban entrando al salón de combate para esperar que se anunciaran los nombres. Yurim estaba en una esquina viendo al chico que estaba en la computadora, este alzó la vista y se lanzó una mirada cómplice con la chica.

—No puedo hacer eso, va contra las reglas.

—Si lo haces prometo hacer que vengas a la siguiente misión que Gerard me dé, ¿de acuerdo?

— ¿Hablas en serio? —Preguntó sorprendido.

—Claro.

El chico vaciló moviendo el cursor de la computadora sin dirección fija.

—Está… bien, lo haré, pero nadie puede enterarse.

—Prometido. —Sonrió alzando su mano.

Gerard se acercó al muchacho para ver los nombres de quienes iban a subir al área; cuando vio los nombres no pudo evitar dar un trago duro de saliva y cuando lo asimiló se aclaró su garganta para anunciarlos.

Yurim se sonrió desde la esquina recargada en el muro cuando vio a su hermano y a Injae caminar hacia el área de pelea.

—Tome cada quien una espada —ordenó el anciano—. El resto mantenga su distancia del área, Marco sube las rejas.

Scott se adelantó para elegir su espada favorita con la que siempre entrenaba ya que era ligeramente más larga por unos centímetros que las demás y un poco más liviana porque ser más delgada. Por su parte Injae titubeó para tomar una espada ya que todavía no sabía mucho de ellas, además de que Scott siempre escogía su espada por ella al entrenar juntos y con Yohan solían usar bastones; la chica terminó eligiendo una espada más ancha que la de Scott.

Se pusieron en posición cuando las rejas subieron; Injae sostuvo fuerte la empuñadura y esperó a que Scott diera el primer ataque, pero él también esperaba lo mismo de ella.

“¿Puede alguno empezar ya?”

Scott resopló irritado y se fue contra la chica, dio un espadazo que Injae logró frenar, luego esta se escabulló para atacarlo con patadas y viceversa; los cazadores estaban ansiosos porque era el combate más duradero que había tenido Scott y tras varios choques de hoja filosa, Injae dio un giro con pateada para darle en el rostro y desorientarlo para patearle después la espada y así ella pudiera dominarlo, pero Scott se deslizó por el piso para alcanzarla y defenderse.




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