Confesiones de una cazadora

Capítulo 40.

Durante la charla que tuvo Injae con Gerard observó las carpetas que este revisaba y observó varios nombres de los diferentes grupos de cazadores, entre ellos de El círculo azul, por lo que supuso que allí podría hallar la información que le había prometido a Jace buscar.

A la mañana siguiente, Injae esperó a que Gerard dejara su oficina para asistir a la iglesia y orar por su familia muerta como cada miércoles. Revoloteó algunas carpetas que encontró entre los cajones que ya había sacudido, pero fue sorprendida por Scott.

— ¿Qué estás haciendo? —La miró confundido—. ¿Qué buscas ahí?

—Nada… solo algo que Gerard me pidió, pero no sé dónde está.

Scott asintió sin creerle y se acercó al escritorio para darle un vistazo a las carpetas que ella había sacado.

—Estos son registros nuevos, todo lo anterior a mayo está en el disco duro de su computadora —mencionó indiferente—. Sé que él no te pidió buscar nada, esto es cosa tuya… los archivos de los grupos, no entiendo para que los quieres.

—No son para mí… —confesó resignada—. Es para ayudar a un amigo.

— ¿Tu novio lobo de rubio teñido?

—No es teñido…

Levantó la mirada de los papeles y la fijó en la chica que estaba tensa; Scott sintió una presión en su pecho al deducir la respuesta con ese silencio y enserió su expresión al volver a las carpetas.

“Kansas 2008” —dijo a secas—, es la contraseña.

— ¿Por qué me ayudas?

— ¿Beneficio mutuo? Si te descubre estarás en problemas y bajará tu lugar en la tabla, pero tendrás lo que quieres.

Injae no esperó esa respuesta y se limitó a revirar sus ojos irritada.

—Gracias, supongo.

Scott deslizó una carpeta por la mesa y se fue.

«¿Siempre fue así de engreído y no me di cuenta?» Se preguntó en su mente Injae.

Cuando terminó de robar la información que necesitaba, acomodó las cosas a como estaban antes y salió disimuladamente de la oficina antes de que Gerard llegase, fue directo a su casa a encender su laptop para abrir la nube y enviarle los archivos a Jace.

“Espero esto ayude, avísame si necesitas algo.”

Fue lo que añadió al email antes de enviárselo.

Más tarde cuando Gerard regresó, ordenó que Yohan fuera a su oficina.

—Señor Gastrell… —saludó inquieto.

—Hermione me habló pidiendo cuentas sobre ti e Injae —mencionó desinteresado—, me extrañó ya que Injae ahora entrena con Yurim y eso significa que le mintieron a Hermione, la líder de El círculo azul, tu líder.

Yohan tragó duro sin dejar su actitud tensa que lo mantenía de pie frente al escritorio.

—No importan tus motivos para estar aquí —espetó tajante—, pero ya que estás en mi instituto, se útil.

— ¿Qué quiere que haga señor?

—Quiero que Injae asista a misiones de campo, pequeñas por el momento para que aprenda a estar allí y tú apoyarás al equipo que designe.

—Me parece lógico y una gran idea, estoy dispuesto a…

—Basta de tanta adulación barata, salga de aquí señor Soler y espere mis órdenes.

—Sí, señor.

Para cerca del atardecer, la misión pequeña de campo de la que habló Gerard ya estaba en las notificaciones de los móviles de los cazadores asignados.

—Sé que nunca suelo rechazar una misión, pero… —vaciló Yurim—, quisiera desistir de ir a esta.

— ¿Por qué no está al nivel de una Evenson? —Insinuó sarcástico Gerard.

—No es eso —contestó seria—. He tenido algunos problemas con…

—Creí que ya habías superado el asunto de la señorita Venator.

—Tampoco es eso, es…

El hombre resopló cansado y apagó su puro.

—Ya he oído los rumores sobre ti y el señor Soler, espero que eso no termine igual que con la señorita Windburs.

Yurim bajó la mirada con vergüenza al recordar ese momento.

—No ocurre nada entre Yohan Soler y yo, solo son rumores estúpidos —afirmó irritada—. Mi problema es con Scott, no hemos estado bien y no quiero que la misión falle por mi culpa.

—Señorita Evenson —levantó la voz fastidiado—, deje sus problemas personales fuera del deber y haga bien su trabajo.

Yurim quiso objetar, pero fue detenida antes de poder articular alguna palabra y tuvo que seguir adelante con la misión. Se preparó para subir a la camioneta con los demás asignados y dirigirse a la plaza del pueblo con Scott al volante.

Todo el camino fue un rotundo e incómodo silencio pues en esa camioneta habían cinco personas de las cuales cuatro no estaban en buenos términos y el quinto fue Félix, que se mantuvo chateando con Marco sobre lo terrible que fue haber sido asignado con ellos.

«—Viejo, debe ser incómodo estar allí con esos dos.»

«—No creo que estén saliendo, él es así con todas las chicas… además es Yurim.»

«—Sí, Yurim, la chica de la que estás enamorado desde los dieciséis… ¡Carajo, Félix!»

«—Cállate, idiota.»

«—Dos años enamorado de ella y no has podido invitarla a salir.»

Scott frenó enfrente de un supermercado y avisó que debían bajar ahí para empezar a inspeccionar sin verse sospechosos.

—El club sobrenatural está a una cuadra… —comentó en desacuerdo Yohan.

— ¿Y? ¿Algún problema con caminar, Soler?

—Ay, por favor. —Reviró sus ojos Yurim y se dio la vuelta—. Cuando solucionen sus problemas de machos avísennos para empezar.

“¿Injae?”

La castaña volteó cuando oyó su nombre en voz de una chica y al ver de quien se trataba no pudo sentir el hormigueo de nervios en su estómago.

—Melissa…

Félix se acercó a Yurim que estaba sentada en la jardinera del centro comercial.

— ¿Quién es ella?

—No tengo ni la más jodida idea.

La amiga pelirroja de Injae que vivía en Richmond estaba frente a ella emocionada, se acercó a abrazarla e Injae no supo bien cómo reaccionar ya que por un lado estaba feliz de verla, pero por otro le preocupaba.




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