Confesiones de una cazadora

Capítulo 51.

Hace un año.

“¡Yurim!”

Yurim vaciló sobre si ir hacia la chica herida que pedía su ayuda o dejarla en la escalera hasta que se desangrara, al final fue hacia la rubia de ojos miel.

—A… yu… dame —dijo con poco aliento—, por… favor.

—Yo…

La pelinegra puso sus manos temblorosas sobre la herida cerca del pecho que sangraba cada vez más rápido.

—No… quiero… —Tragó con esfuerzo—. No quiero morir.

Yurim miró a su alrededor buscando desesperada algo con qué frenar el sangrado, pero en su lugar vio chorreando la sangre de uno de los cadáveres de vampiros que fueron decapitados.

—Quizá eso pueda ayudar.

—No me… dejes, tú no —suplicó casi en susurros.

Yurim soltó a la rubia que la sostenía de la mano y fue por un poco de la sangre que goteó del cuello cortado para llevársela a la chica herida.

—Bebe, Stella —ordenó preocupada—. Es sangre de vampiro, quizá te sane o…

Stella bebió apenas con fuerza de la mano de Yurim, pero apenas logró pasarla por su garganta, luego dejó de respirar sobre los brazos de Yurim.

En el presente.

Yurim estaba yendo al salón de combate mientras todos aguardaban allí sin saber el motivo por el que ella pidió que fueran.

—No, por favor —suplicó desesperada—. ¡Mamá! ¡Papá!

Una pareja rubia ignoró a Stella cuando se la llevaban a rastras, amarrada con cuerdas cubiertas de verbena para que sus muñecas ardieran y se contuviera de atacarlos.

Stella pasó frente a Yurim, pero esta también la ignoró.

Todos estaban murmurando en el salón sobre el motivo de asistir, pero se detuvieron cuando Yurim entró y subió al cuadrilátero.

—Vi el mensaje de grupo, ¿qué ocurre? —Le susurró Yohan a Injae en una esquina.

—No lo sé, nadie sabe.

Yurim tuvo su mirada en el piso antes de tomar valor para empezar a hablar frente a todos.

—Gracias por venir —empezó nerviosa—, sé que se preguntan por qué los llamé y es que no tiene nada que ver con asuntos de La orden… es sobre… sobre algo que pasó hace un año con… Stella Windburs.

Yohan se enderezó al oír el nombre de su prima y el resto empezó a cuchichear con expresiones de disgusto.

—Los rumores sobre que robó la novia de… Scott —titubeó viendo a su hermano—, fueron falsos porque fui yo quien los corrió.

Scott escondió la mirada de quienes lo veían mal.

—Ella siempre fue una buena amiga, leal y considerada, pero yo no —afirmó con un respiro hondo—. No pensé bien y fui egoísta con todos mis amigos incluyendo a mi hermano… Es verdad que estaba enamorada de Stella y por eso me molesté tanto.

La chica miró hacia Yohan que la veía fijo con los labios apretados, él le lanzó una mirada de desprecio y se marchó empujando por los hombros a quien le estorbara en su caminar. Yurim entristeció su semblante cuando lo vio salir, pero siguió hablando.

—Y hay algo más que nadie sabe, fui yo quien le di a beber la sangre de vampiro a Stella. Ella no quería morir y creí que eso podría salvarla, pero no imaginé que moriría con ella.

Algunos murmullos acusaron a Scott sobre ser cómplice de Yurim.

— ¡Alto! Oigan —alegó Yurim seria—, Scott no tuvo nada que ver en esto. Él fue una víctima más de lo que hice, se enteró mucho después y no dijo nada porque yo se lo pedí por… mis crisis y él aceptó porque es un buen hermano, de verdad lo siento.

Gerard llegó a mitad de su discurso final y se quedó en silencio para oír, cuando Yurim acabó, la llamó a ella y a Scott a su estudio.

—Que espectáculo, señorita Evenson.

Yurim bajó su cabeza.

Cuando el regaño de Gerard acabó, los dejó irse. En cuanto salieron del estudio, Scott caminó apurado para alejarse de ahí cuanto antes, pero Yurim lo estuvo llamando repetidas veces hasta que finalmente él se detuvo.

—Lo siento mucho, Scott —dijo con la voz cortada.

Scott frunció su ceño y llevó sus ojos a ella para mirarla con más enfado.

—No digas eso porque no es cierto, eres tan egoísta que solo pensaste en ti. ¡Como siempre! Dijiste la verdad solo porque no podías más con la culpa, no porque quisieras decirla —espetó señalándola—. No pensaste en las personas que afectarías con esto, como a mí… ¡No sabes la vergüenza que siento por encubrirte!

Yurim empezó a llorar levemente mientras lo veía fijo con su labio tembloroso.

—Tampoco pensaste en Yohan.

La chica se tensó al oír el nombre.

—Ya lo sé todo. Yohan se acercó a mí hace unos días a disculparse por haber creído que fui yo quien arruinó la reputación de Stella… su prima —resaltó el parentesco.

—Perdón —balbuceó cabizbaja.

—No, me cansé —afirmó serio—. Estoy cansando de siempre tener que ceder a tus caprichos y tener que pensar en ti antes que en mí porque debo estar al pendiente de ti y tus crisis.

Scott resopló girando en su mismo lugar y cuando volvió a verla continuó.

—Solo me usas para tu propio beneficio, siempre lo has hecho porque usas tus crisis como chantaje para hacerme sentir mal por ti. —Señaló con su dedo—. Y ya me cansé de todo eso.

—No digas eso, no es cierto… por favor.

Yurim trató de acercarse a él y ponerle sus manos temblorosas en los brazos, pero él se las rechazó empujándolas a los lados.

—Lo es y lo sabes. ¡Lo estás haciendo justo ahora!

—Por favor… —masculló lagrimeando.

—Quieres manipularme para que caiga y haga lo que tú quieras, lo has hecho desde siempre incluso con nuestra madre —admitió asqueado—. No querías entrenar con nuestro padre y le pediste a ella que te entrenara, pero padre se rehusó y tuve que pedirle que me entrenara solo a mí para que tú fueras con mamá…

—Sabías lo duro y cruel que él era, querías protegerme.

—Pero ¿quién me protegía a mí?

La voz de Scott se entrecortó por el nudo que contuvo en su garganta mientras discutía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.