Confesiones de una cazadora

Capítulo 57.

Injae estaba en los pasillos del instituto cuando vio a Hermione con su escolta llegar y dándoles órdenes a estos para que después se dispersaran.

—Señorita Venator —saludó seria la mujer—. ¿Fue Gerard?

Hermione miró las manos vendadas de Injae y esta se cohibió por lo que las pasó atrás de su espalda.

—Viene a buscar a Yohan, ¿no? —Vaciló desconfiada—. Van a llevárselo, por eso su escolta está aquí.

La mujer entrecerró sus ojos mientras veía a la chica hablar.

—No, en realidad estamos aquí para…

“Señora, ya preparamos el cuarto blanco.”

— ¿El cuarto blanco?, ¿qué es eso?

— ¿Gerard no te lo ha mencionado? —Agregó extrañada—. Todos los institutos tienen uno porque es donde se les quita la marca a los cazadores expulsados.

Injae arrugó su frente y antes de decir algo, vio a más cazadores de Hermione regresar con Yohan esposado para entregarlo con los mismos que avisaron sobre el cuarto blanco que esperaban junto a Gerard quien les dio permiso de usarlo.

— ¿Van a quitarle su marca? ¡No puede hacerlo! —Protestó desesperada—. ¿Gerard?

Se acercó al hombre para pedir su ayuda, pero este la vio con desdén y resopló.

—Creo que ya ha hecho suficiente, señorita Venator, no se meta en más problemas.

La chica frunció sus labios y regresó apurada con Hermione que estaba dándole más órdenes a los que escoltaron al vampiro pelinegro.

—Señora Francis, por favor se lo pido —suplicó angustiada—, no puede dejar que le quiten su marca.

—Entiendo que sea amigo tuyo, pero no me gustaría que tuvieras más problemas por él… creo que ya fue suficiente castigo el que tienes. —Miró de reojo la manos de Injae—. No podrás entrenar bien durante unas semanas.

—Es verdad, este es mi castigo y lo merezco, pero Yohan no merece esto —alegó molesta—. No fue su culpa haber muerto.

—Tienes razón en que no fue su culpa morir, pero sí fue su culpa haber ido a una misión no autorizada porque como miembro de alto rango él debió quedarse —dijo contundente—, ahora va a pagar las consecuencias de sus malas decisiones.

—Es su mejor cazador…

—Por eso lo siento más —admitió en bajo—, pero yo no hice las reglas sino La clave y está estipulado que ningún cazador puede ser sobrenatural.

— ¿Y es necesario quitarle su marca? Pueden solo expulsarlo.

—El removimiento de la marca es para que no se relacione al grupo con el expulsado, ni que tenga acceso a nada por métodos engañosos.

—Yohan no haría eso.

—No voy a arriesgarme a enfrentar al Orkunato, lo siento, Injae.

Injae apretó sus dientes y se fue molesta. Se encontró a Yurim discutiendo con los miembros de El círculo que protegían la entrada al pasillo que guiaba al cuarto blanco.

— ¿Qué ocurre, Yurim?

—Estos idiotas no me dejan pasar. Le quitarán a Yohan su marca.

—Lo sé, no pude hacer que Hermione se detuviera.

“¿En dónde estaban? ¡Debían acompañar al resto a cuidar la entrada del cuarto!”

—Oh, carajo —murmuró Yurim—. Van a quejarse como nenitas con su líder.

Hermione miró hacia el par de chicas mientras sus dos cazadores le hablaban sobre como Yurim los golpeó y los dejó encerrados en la celda; apenas escuchó la mitad de sus quejas, los calló con una seña de su mano y fue hasta las chicas.

—Déjenlas pasar —ordenó seria la mujer.

—Señora, ¿usted dijo…?

—Ahora estoy diciendo otra cosa, obedezcan.

Los cazadores se hicieron a un lado para darles entrada a ambas chicas, Injae antes de entrar le agradeció con la mirada a Hermione.

Durante el camino al cuarto blanco oyeron los gritos de dolor de Yohan y para cuando llegaron, vieron a uno de los cazadores saliendo de ahí con una charola que traía los cuchillos cubiertos de sangre y poco después con una bandeja con un trozo de piel salió el otro, riéndose de una broma que hizo el chico de los cuchillos.

Injae vio seria al chico que traía la bandeja con la piel porque tenía sus manos manchadas de sangre, lo que indicaba que había sido él quien quitó la marca.

— ¿Qué hacen aquí? Nadie puede…

—Cierra tu estúpida boca —contestó Yurim empujándolo—. Abre la puerta.

—Hermione dio una orden y nadie…

—Nueva orden  —intervino Injae con los brazos cruzados—, abre la puerta… Hermione nos dejó pasar.

Los dos chicos se vieron dudosos entre sí.

—Ya oíste a la maldita cazadora original, abre la puerta.

El chico le dio la bandeja de cuchillos al otro para que pudiera abrir la puerta.

—Pero debo quedarme.

—Como quieras.

Injae le permitió a Yurim entrar primero y se quedó afuera esperando junto con el cazador, pero no le quitó los ojos de encima al que se llevó las bandejas con el resto de su grupo.

—Carajo —murmuró Yurim al ver a Yohan cubierto en sangre—, carajo… ¡Carajo! Esto es culpa mía, si tú no hubieras ido…

—Yurim, deja de culparte —pidió con su voz rasposa—. Nadie me obligó a ir, yo quise hacerlo porque me importabas y lo haría mil veces más aun así muriera mil veces más.

— ¡Eso es aún peor! Fue por mí que fuiste…—Se detuvo al procesar bien lo que había oído—. ¿Importaba?

Yohan elevó su vista y la quedó mirando melancólico.

—Me iré pronto y con suerte no volveremos a vernos, tú me olvidarás pronto y recordarás esto como… una simple misión fallida. —Encogió sus hombros y frunció sus labios—. Es bueno saber que no comenzó nada si todo iba a acabar así.

La chica dio un trago duro con la mirada en el piso y asintió en silencio.

—Sí, tienes razón. —Sonrió a medias—. Un vampiro con una cazadora, que pésima combinación.

—Cuídate, Yurim.

Yurim respiró hondo y se salió del cuarto; Injae había dejado el pasillo apenas hacía unos minutos y buscó con la mirada al chico que se llevó la bandeja con el trozo de piel de Yohan, cuando lo ubicó en la esquina reunido con Hermione y otros de su grupo en una mesa fue hacia él.




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