Scott despertó hasta tarde por haberse desvelado la noche en que Yohan dejó el instituto.
— ¿En dónde estuviste anoche? Vi que saliste a escondidas —comentó Yurim viéndolo bajar de los cuartos—. Te perdiste el desayuno, ¿fue por un encuentro secreto con alguna chica?
—Ojalá. —Arqueó sus cejas—. Tú e Injae hicieron algo por Yohan así que creí que debía hacerlo también.
Yurim le dio un plato con el desayuno y un vaso de jugo, al llevárselo lo vio confundida.
— ¿Qué fue lo que hiciste?
El pelirrojo bebió del jugo indeciso de contarle.
— ¿Crees que esté bien?
—No va a morir, fue cazador —alegó desinteresado.
—Me refiero al sol, necesita hacer el ritual de quema para poder caminar bajo la luz solar —mencionó preocupada Injae—. Stella lo hizo, debe conocer alguna bruja de sangre.
—Si tan solo supiéramos en donde está…
Jugó con el agua servida en su vaso para evadir la mirada de Injae.
—Scott, que los cazadores le dieran la espalda no significa que nosotros debamos hacerlo.
En la noche cuando todos dormían, Scott se escabulló por los pasillos para poder bajar al cuarto de armas y tomar una espada junto con un par de estacas dobles con roble blanco y plata. Salió por las calles con una sudadera negra de capucha y conduciendo su motocicleta hasta llegar a un bar de mala muerte donde varios sobrenaturales pasaban sus noches allí bebiendo, haciendo apuestas o en ocasiones teniendo peleas callejeras.
Se estacionó enfrente esperando encontrar a algún vampiro conocido y cuando lo hizo, se acercó de sorpresa por atrás de este para amenazarlo con la espada en su cuello.
— ¿Qué tal si me invitas un trago?
—No me he metido en líos desde hace casi un año, ¿por qué la mala sangre conmigo, niño Evenson?
—No vengo por ti, busco información —susurró en su oído—. ¿Te suena el nombre de Stella Windburs o ahora conocida como “La barbie vampiro”?
Yurim miró sorprendida a su hermano cuando este terminó de contarle lo que hizo y después le sonrió para burlarse.
—Creí que no te agradaba.
—Solo le di un empujón para acelerar su encuentro, no significa nada.
—Como digas. —Reviró sus ojos sonriente—. Por cierto, mientras dormías nos enteramos de que al parecer Hermione será eliminada del Orkunato por la falta de quórum.
— ¿Qué hay de Gerard? Tuvimos bajas por la misión de Indiana.
—Creo que tendrá que agradecerle a la cazadora original —susurró sarcástica—. Hablando de ella… ¿podrías avisarme cuando llegue de Berkeley? Estaré en el cuarto de armas.
El pelirrojo la vio desconfiado, pero asintió y ella lo dejó para que desayunase.
Berkeley, California.
Injae estaba en la biblioteca tratando de alcanzar un libro de la última repisa del estante, pero no podía estirar bien su mano para agarrarlo.
—Te ayudo.
Maxon apareció por detrás y bajó el libro para ella, al dárselo observó las manos vendadas de Injae.
—No te vi ayer, ¿te lastimaste?
—Ah… sí, algo así. —Arrugó su nariz—. ¿Me buscabas ayer?
La chica esbozó una pequeña sonrisa abierta acompañada de una ligera unión de cejas.
—Ah… bueno… —vaciló nervioso—. Es que… siempre te veo en la cafetería por la mañana y ayer no.
—Claro. —Asintió jocosa—. Por supuesto.
Maxon se rio agachando la cabeza, volvió a subirla y vio la mirada jocosa de la chica por lo que tuvo que apartar su vista de ella mientras se sonreía nervioso.
—Debo ir a… leer la lección para mi siguiente clase. —Alzó el libro—. Eso pasa por haber faltado, ¿no?
—Si en algún momento tienes problemas, puedes decirme.
—No creo que la economía y la administración empresarial sirva mucho en asuntos de la biología —replicó riéndose—, pero gracias.
—Mi padre es especialista en genética, sabe de biología —confesó tímido—. Pronto abrirá las puertas a un edificio de investigación aquí en California, quizá te gustaría ir…
Las comisuras de Injae se fueron subiendo casi en automático al escuchar la proposición del británico.
—Sí, quizá.
Injae sonrió bajando su cabeza y luego volviéndola a alzar mientras se aferraba al libro en sus manos puesto frente a su abdomen, retrocedió despacio manteniendo su sonrisa solo que ahora ella apartaba la vista por nervios.
—Adiós. —Alzó su mano sonriendo mientras ella se alejaba y volteaba a verlo de vez en cuando.
Más tarde, Injae se encontraba en una conferencia que le otorgaba algunos créditos extras si asistía. Dicha conferencia trataba sobre la ética y la moral de uno cuando se ejerce la profesión estudiada, algunos de los puntos mencionados le hicieron recordar su conversación con Gerard antes de que Yohan se fuera en la noche.
—No solo fallas en tu misión, sino que rompes las reglas para ir a otra misión sin autorización, en donde también traes el cuerpo de un cazador y lo das por muerto cuando no lo está y encima por si no tenías suficiente… ¡Le cortas la mano a un miembro de otro grupo!
— ¡Fueron los dedos no la mano entera! —Alegó ofendida—. Y que lo agradezca, se merecía eso y más.
— ¿Cómo puedes ser todavía más irresponsable? ¡¿Debí romperte los huesos para hacerte ver que no puedes ir por ahí haciendo tu voluntad?! —Pegó contra la mesa—. Presentarás una disculpa formal ante El círculo azul y no está a discusión.
—No.
Gerard frunció el ceño viéndola fijo.
— ¿Debían quitarle su marca de esa forma? ¡Encima se burlaron! —Protestó con ojos llorosos—. ¿Creen que por volverse sobrenatural tienen el derecho de reírse o humillarlos? No está bien, ¡no es justo!
— ¡Muchas cosas no son justas! —Gritó enrojecido con ojos cristalizados—. Si quieres sobrevivir en este mundo más vale que aprendas a cuando cerrar tu boca porque no puedes ir protestando siempre que veas algo injusto, la vida está llena de injusticias no importa si eres sobrenatural o humano, ¡la vida misma es injusta!
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Editado: 04.04.2024