Confesiones de una cazadora

Capítulo 59.

Hermione bajó de un auto ajeno a su instituto y caminó bajo la lluvia nocturna hasta llegar a una cabaña vieja dentro del bosque. Al llegar, se bajó la capucha de su abrigo marrón de piel y tocó a la puerta.

—Vaya, vaya —expresó burlón un hombre de barba desalineada—. Miren a quien tenemos aquí, a la gran Hermione Francis.

— ¿No invitas a pasar a una vieja amiga?

El hombre le permitió la entrada y le ofreció asiento en la sala donde recibió las miradas de tres hombres que veían la televisión allí, luego otros dos salieron de la cocina con cervezas.

— ¿A qué se debe este honor? —El hombre que abrió se sentó en el sillón y tomó una cerveza—. Tú nunca vienes solo por una visita social, seguro quieres algo.

—Desde que se volvió la gran señora Francis, líder de El círculo azul, dejó de codearse con gente como nosotros —intervino otro—. Pero Myers tiene razón, ¿quién será el pobre infeliz del que quieres deshacerte?

La mujer respiró fuerte y resopló irritada, le quitó su cerveza a uno de los hombres y dio un trago hondo.

—Me quiero deshacer de muchas personas, pero por ahora solo me importan dos —respondió inclinándose hacia enfrente—. Quiero muerta a Yelena Velikhova.

— ¿Qué esa no es la líder de todos los cazadores? ¿La líder de líderes?

—Veo que están bien informados para estar en este… lugar —miró con desprecio alrededor.

—Cuidado con tus palabras —amenazó quien la dejó pasar—, no olvides que tú y nosotros somos iguales.

El hombre cambió el color de sus iris marrón por un ámbar brilloso cuando terminó de hablarle a Hermione, esta apretó sus dientes y susurró:

—No lo olvido.

—Bueno, ya. —Un rubio de barba puso más cervezas en la mesa—. ¿Por qué quieres muerta a esa mujer? No veo claro tu objetivo, a menos que haya algo más.

—Solo asegúrense de hallar a un lobo original de metro ochenta aproximadamente, con tez clara y cabello canoso —ordenó seria—, de preferencia que pueda aparentar unos sesenta y cinco o sesenta y siete años.

Los hombres se mofaron cuando terminó de hablar con tanta precisión en las caracteristicas del hombre.

— ¿Y qué harás con él?

—Él debe matar a Yelena, pero no debe mostrar su rostro —replicó indiferente—. Yo les diré cuándo será, tienen hasta antes de la luna llena de diciembre para encontrar un hombre así, luego les daré el lugar donde Yelena estará junto con otras cosas que deben quedar en la escena.

—Ya veo por donde vas… dijiste que habían dos personas que te interesaban, Yelena es una y el pobre infeliz al que intentarás echarle la culpa es el otro, ¿no?

Hermione no respondió y solo quedó mirándolo con una sonrisa de lado disimulada.

—Que lista.

— ¿Por qué haces esto? —Entrecerró sus ojos Myers—. Asesinar a la líder de líderes y culpar a otro por eso, ¿qué ganas con eso?

—Mucho, lo gano todo en realidad.

— ¿Y qué ganamos nosotros?

—Tener a la futura inquisidora de los cazadores como aliada, ¿no es suficiente?

Myers se rio y abrió otra cerveza para dársela.

—Sabes cómo moverte, veo por qué el líder de los Redentors te escogió a ti. —Sonrió malicioso y alzó su botella para brindar—. Por la nueva inquisidora.

Todos brindaron y ella dio un sorbo rápido antes de poder continuar.

—También voy a necesitar otra cosa, un poco de información barata sobre el tan misterioso líder. —Reviró sus ojos al mencionarlo—. Necesito coartadas.

—Lo siento, hermosa, pero eso no se va a poder. Todos saben que el líder no revela su identidad a menos que seas de su último círculo más cercano y para eso tendrías que olvidarte de tu puesto actual.

—Entonces denme pistas falsas para atraer al cordero a la trampa —alegó irritada—, pero que sean creíbles y pronto.

Se levantó de golpe para volver a ponerse su abrigo y antes de salir de la cabaña se detuvo cuando oyó a Myers.

—Más vale que este plan no falle porque ya me hiciste perder varios miembros con los anteriores.

—No fallará y cuando la noticia llegué a nuestro Redentor mayor ya no va a poder ignorarme.

Casi dos meses después, en octubre del 2024.

Dentro de una camioneta, estaban los hermanos Evenson con Injae y Félix, estacionados en la acera frente al nuevo edificio de investigación que la corporación Brizz estaba abriendo por vez primera en California.

—Son ellos. —Señaló Yurim en la ventana—. Miembros destacados de los Redentors, teníamos razón al creer que vendrían si están tras el ADN sobrenatural.

—Solo son tres, así que no habrá peligro —mencionó Scott al verlos entrar al edificio—, pero será mejor que no te reconozcan.

— ¡Qué bien que traje lo necesario!

Injae miró insegura a Yurim cuando alzó unos maletines plateados. Después de unos minutos Yurim terminó de preparar a Injae para que fuera irreconocible cuando entrara a la corporación.

—Listo, ¿qué tal quedó?

Los dos chicos sentados enfrente voltearon y quedaron sorprendidos por el cambio de ojos y cabello que pasaron de ser un marrón y castaño claro a unos ojos verdes y a una melena rubia lisa recogida en coleta acompañada de un flequillo recto.

—Se ve bien —comentó Félix sonriéndole a Yurim—. ¿No has pensado en un cambio de look, Injae?

— ¿Qué ocurre? —Preguntó burlón Scott viendo parpadear mucho a la chica—. Para guiñar se usa un solo ojo.

—Que gracioso —alegó sarcástica—. ¿Cómo pudiste usar pupilentes tantos años? Se siente incómodo.

Scott se rio y luego le pasó el audífono y el micrófono con el que se comunicarían para que se lo pusiera mientras Yurim le colocaba una camarita en el blazer azul marino con orillas blancas. Injae bajó de la camioneta con su bolso, pero se regresó inmediato por el blazer que olvidó y luego apresuró el paso con cuidado porque llevaba puesta una falda guinda corta junto con unos botines de verde militar.




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