Confesiones de una cazadora

Capítulo 73.

El día en que Gerard iba tener su ceremonia oficial para tomar el cargo de inquisidor, el Orkunato canceló deliberadamente su ceremonia por la mañana para arrestarlo en su instituto frente a sus cazadores.

Hermione y dos miembros más del Orkunato incluido el señor Lim Do-Sam acompañaron a los cazadores que arrestarían a Gerard. Hermione esperó en la puerta principal donde pasó Gerard, viéndola disimular una sonrisa bajo su semblante falso de seriedad.

Todos los cazadores estaban desconcertados y se murmuraban cosas unos a otros mientras observaban el arresto; después de que Gerard saliera de la casa, Lim Do-Sam se acercó a Hermione antes de irse.

—Estos cazadores necesitarán un líder, ¿podrías encargarte de ellos hasta que se decida la situación del suyo? —Susurró viendo de reojo a sus observadores.

—Por supuesto, estarán bien conmigo.

—Aún no es oficial, pero el Orkunato cree que deberías tomar el lugar de Gerard como inquisidora —mencionó serio—. Manejaste muy bien esta situación y si no hubiera sido por tu insistencia en que nos involucráramos, jamás hubiéramos podido atrapar al culpable, te lo mereces, Hermione.

—Yo… no sé qué decir —contestó atónita—, sería un honor.

—Lo hablaremos con el Orkunato, ¿está bien?

El señor Lim se marchó con Gerard para llevarlo a Sølvbyen y encerrarlo en una celda provisional hasta que se aclarasen algunas cosas más.

Hermione vio a los cazadores murmurando frente a ella sin disimular, carraspeó un poco y juntó sus palmas unas con otras frente a ella y se adentró por completo a la casa.

—Reúnan a todos en el comedor, hay algunas noticias que deben saber.

Caminó entre las personas sin cambiar su expresión gélida.

Todos se reunieron en el gran salón donde había más de veinte mesas chicas de madera y cuya expansión abarcaba gran parte de la casa, después de la sección de los dormitorios. Hermione entró con su escolta cuando supo que ya se habían reunido todos, se paró en medio del salón entre las mesas para ser el centro de atención.

—Hoy la gran mayoría presenció el arresto de su líder, un suceso muy impactante que estará escrito en los registros de los cazadores… Gerard Gastrell asesinó a la gran inquisidora Velikhova —espetó en voz alta y sin remordimiento—. El Orkunato evaluará sus crímenes y cuando un nuevo inquisidor sea puesto en la silla grande, él o ella decidirá el futuro del traidor.

Injae estaba sentada de espaldas a Hermione, mantenía su mirada puesta en la madera de la mesa y sus brazos abrazándose entre ellos.

—Y sé lo que deben pensar justo ahora, pero no tienen de qué preocuparse, mis muchachos —comentó compasiva—, yo no los abandonaré porque hasta que el nuevo inquisidor decida lo contrario… yo seré su mentora.

La mujer sonrió viéndolos a todos y cruzando miradas con algunos.

— ¿Qué ocurrirá con su propio grupo?

— ¿Lo liderará también?

—Me considero lo suficientemente capaz para liderar ambos grupos —expresó confiada extendiendo sus brazos.

—Pero es temporal, ¿no? —Añadió Yurim viéndola con recelo.

Hermione volteó hacia la pelinegra y se mantuvo viéndola unos cortos segundos, alzó muy poco las comisuras de sus labios para forzar una tenue sonrisa y luego con su voz más baja, casi en susurro, ella le respondió:

—Claro.

Yurim frunció sus labios sin quitarle la vista de encima a Hermione quien se volteó a ver hacia el resto de los miembros.

—Eso es todo, pueden retirarse para continuar con sus actividades.

Todos se pusieron de pie y se empezaron a dispersar incluyendo Injae, quien fue pasando por enfrente de la mujer.

—Señorita Venator —levantó la voz—, ¿podría venir al estudio?

Injae se giró a verla y asintió con la cabeza sin mucho ímpetu.

Una vez a solas dentro del estudio, Hermione tomó la silla de Gerard y se sentó sin dudarlo.

—Te doy las gracias por haberme conseguido la muestra de sangre de Gerard, sin ti estoy no hubiera sido posible —dijo soltando el aire exhausta.

— ¿Qué pasará ahora?

—Falta investigar algunas cosas, también deberá haber un juicio en el cual Gerard querrá defenderse y obviamente necesitaremos testigos para destruir su engaño —comentó pensativa.

Injae arrugó su frente queriendo comprender la dirección que tomaría la situación desde ese momento.

—Quiero que testifiques en contra de Gerard, también tus amigos y algunos cazadores más —admitió a la ligera—. Será solo la verdad, ninguno sabía más sobre sus salidas misteriosas ni a donde fue el día que murió Yelena y eso pondrá en duda el testimonio de Gerard.

—No sé si quieran hacer eso, son leales a Gerard —replicó tímida.

—Pero tú no. —La miró entrecerrando sus ojos—. Si tú se los pides, ellos lo harán porque eres la cazadora original, su respeto y admiración por ella ganará.

— ¿Eso no sería como… manipularlos?

Hermione sonrió y emitió un leve resoplo, se levantó tomando una pieza del tablero de ajedrez y se puso detrás del asiento de Injae.

—Mi dulce e inocente Injae Venator. —Acarició el cabello de la chica—. ¿Sabes que muchos murmuran que… el diablo está convertido en mujer? La mujer siempre ha representado la lujuria y la belleza, pero también es inteligencia y astucia, por eso muchos hombres quieren callarnos porque todo eso nos da poder.

Hermione le entregó la pieza de ajedrez a Injae y se le acercó a su oído mientras le jugaba el cabello hasta pasarle un mechón de este hacia atrás de su oreja.

— ¿Por qué crees que es la reina quien cuida al rey del enemigo? Él podrá ser la pieza más importante, pero ella es la más poderosa —afirmó tajante.

—Lamento decepcionarla, señora Francis, pero no soy nada de eso… no soy una reina —dijo cabizbaja.

—Pero es que ya lo eres para ellos, Injae.

Le levantó el rostro para mantuviera la mirada en alto y permaneció a su lado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.