En Sølvbyen estaba el Orkunato tratando de averiguar los motivos que unían a Yelena al lugar de su muerte, sin embargo, todo parecía estar oculto detrás de más secretos.
— ¿Hasta cuándo tendremos a Gerard encerrado? —Se quejó irritado—. No podemos mantenerlo más tiempo en la celda.
—Está como sospechoso, así que sí, Miguel —contestó tajante una morena.
—Los veteranos están bien con cómo Hermione ha manejado toda la situación incluso teniendo dos grupos a su cargo —comentó Lim Do-Sam—, por ende, no habrá motivos para buscar a alguien más para el cargo y su nombramiento se hará exactamente a fin de mes como se sugirió, de ahí se planificará el juicio.
Un grupo sentando en la esquina de la mesa resopló disgustado, pues no todos en el Orkunato ni en el resto de lideres estaban completamente de acuerdo con el nuevo ascenso a la silla grande de Hermione.
—Solo tres días más y… Hermione Francis ocupará la silla grande —expresó sorprendido un hombre español—, nunca imaginé que eso pasaría. ¿Será bueno? Aún podemos buscar a otro.
—Ya ha pasado un mes desde que no hay un inquisidor oficial, no podemos seguir así —alegó una mujer francesa—. Si Hermione no es, ¿quién sugieres? Creo que estará bien, siempre ha sido muy comprometida con la causa.
—Cayetana tiene razón —agregó Do-Sam—, confiemos en Hermione Francis.
—Además, ¡tiene el apoyo de la cazadora!
— ¿Qué cazadora?
— ¡La original! —Expuso frenético—. Ni siquiera Gerard pudo decir eso y fue su líder.
Algunos reviraron sus ojos y otros le dieron la razón. En el Orkunato había mucha discrepancia y sin un líder mayor como el inquisidor que tomara las decisiones, las cosas tomaban más tiempo para resolverse.
—Por favor —espetó frívola la mujer rubia—, es solo una niña, no hay porque preocuparnos por ella… la mantendremos bajo nuestro control y no habrá problemas.
Dallas, Texas.
Hermione fue contactada por sus amigos licántropos y posteriormente, citada a Texas donde esperó en un hotel de Dallas que le indicaron para más tarde ser llevada con los ojos vendados a una ubicación secreta.
Le quitaron la venda de los ojos y observó la fachada de una casa grande con la apariencia vieja y un tanto destruida de algunos muros que la rodeaban.
— ¿Qué es este lugar?
—El líder la espera adentro —contestó el vampiro que la llevó.
— ¿Qué líder? —Se volteó a verlo inquieta—. ¿El líder de los Redentors?
El hombre le hizo una seña a los que estaban de guardias en la entrada para que abriesen las puertas; Hermione entró con cautela y siguió a una mujer rapada con un tatuaje en el cuello que tenía una inscripción que maldecía al símbolo junto a ella que pertenecía a los cazadores.
—Creo recordar tu cara —mencionó Hermione intrigada—, ¿eras del grupo de Australia?
La mujer no respondió y permaneció en silencio todo el recorrido por el interior de la casa hasta el pasillo final con paredes rojas aterciopeladas, tocó a la puerta dos veces y después de unos segundos otra mujer abrió.
Hermione miró sorprendida por la apariencia descarada de quien abrió, esa mujer pelinegra de rizos largos estaba semidesnuda y para cubrirse usaba una bata negra transparente.
“Adelante, Sasha.”
La mujer australiana le cedió la entrada a Hermione y luego cerró la puerta sin entrar.
—Así que se llamaba Sasha —expresó burlona—, que callada.
—Le cortaron la lengua.
Hermione quedó desconcertada cuando oyó la voz de un hombre que venía caminando hacia la entrada del cuarto detrás de una cortina carmesí de seda; abrió la cortina y entró apurada para conocer al misterioso líder.
—Tú…
La mujer quedó boquiabierta con sus ojos agrandados mientras el hombre se sonreía.
— ¿Te sorprende tanto, Herma? —Preguntó jocoso con una voz rasposa y gruesa.
— ¿Qué hayas hecho todo este… show? Sí —afirmó burlona—. ¿Qué seas tú el líder? No tanto, siempre supe que tenías otros intereses, la prueba está en la mujer que salió desnuda.
El hombre de cabello rubio cobrizo y barba se echó a reír, después se acercó a su mini bar para tomar una botella de vino caro y servirla en unas copas.
— ¿Celosa? Siempre supe de tu enamoramiento adolescente por mí, así que… imagino que la noticia de mi boda no te cayó bien, ¿no?
—Pff. —Reviró sus ojos—. Tu boda se resbaló en mi espalda como a ti la mujerzuela que acabaste de sacar, ¿qué pensaría Ana de verte con alguien así?
— ¡No metas a Ana en esto!
Hermione se sonrió y se acercó despacio a él para quitarle de la mano una de las copas.
—La conozco, es un vampiro.
—Greta, es miembro del clan de Arkain.
La mujer alzó sus cejas asombrada de forma sarcástica.
— ¿Ahora te codeas con el vampiro ancestral más temido? —Lo miró jocosa—. ¿Cuándo fue que sucedió esto?
Entrecerró sus ojos viéndolo a él que se bebía el vino tan rápido como si fuera agua en su garganta.
— ¿Antes o después de que…?
—Suficiente —espetó molesto—. Mejor dime, ¿qué carajo pretendes haciendo todo este… “show” con el Orkunato?
— ¿Por qué el cambio de tema tan brusco?
—Querías mi atención, ahora la tienes, aprovéchala o vete.
Hermione reviró sus ojos y se quitó su abrigo, luego se sentó cruzada de piernas y bebió un sorbo.
— ¿Era necesario hacerme venir hoy? Pudiste esperar hasta después de mi ceremonia —se quejó.
—Cierto, estás a prueba —se burló—, un paso en falso y le dirás adiós a la silla grande.
—Eso no pasará. —Le sonrió irritada—. Una vez que me nombren inquisidora, nadie podrá quitarme de ahí jamás y para eso vas a ayudarme.
— ¿De verdad nadie ha sabido como obtuviste el puesto de líder de El círculo? —Se rio burlón—. Debes ser muy buena fingiendo o ellos muy idiotas.
— ¿No creerás en los rumores que dijeron esos mediocres o sí?
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Editado: 04.04.2024