Confesiones de una cazadora

Capítulo 79.

El día anterior.

Algunas actividades del granero estaban pendientes, así que Injae aprovechó la falta de líder fijo en La orden para poder avanzarlas. Estaba acomodando el rastrillo devuelta en su lugar cuando oyó la voz de una mujer hablándole en un idioma diferente.

“Faoin gcrann mór, cuireadh an bhean a raibh grá aige dó croíbhriste go dtí gur imigh na duilleoga…”

Injae reconoció el idioma porque era el idioma que Farah hablaba.

—“Agus thit a gcuid deora iompú isteach i duilleoga tirim go talamh” —le contestó sin voltearse—. Bajo el gran árbol, la mujer que amaba fue enterrada con el corazón roto hasta que las hojas desaparecieron…

—Y cayeron sus lágrimas convertidas en hojas secas al suelo —añadió la mujer.

La chica se giró y se desconcertó al ver a una anciana morena frente a ella.

—Es irlandés, ¿cómo lo sabe? —Preguntó con recelo.

—Por la misma razón que tú… Farah. —Sonrió y se adentró al granero—. Mireya dijo que eras bonita, justo como el retrato viejo de Farah.

—Debe ser la madre de Arcelia, ¿cierto?

—Me extrañó no verte en el funeral, pero supongo que Gerard tuvo algo que ver en eso —confesó con gracia—. Es un lindo lugar, muy cálido y acogedor. ¿Sabes por qué estoy aquí?

Injae negó confundida y la anciana la miró abatida.

—Mi hija te comentó sobre una visión…

— ¿Usted sabe de qué es?, ¿se la dijo?

—No exactamente, ella creía que contarlas cambiaría el curso de las cosas —dijo apenada—, pero a mí me importa un comino eso así que por eso estoy aquí. No sé qué vio Arcelia, pero siempre decía que esa mujer era un peligro y cuando yo preguntaba, solo me decía que la mujer con cabello de plata no era confiable.

— ¿La mujer con cabello de plata? ¿Habla de Hermione Francis?

—Nunca me dijo el nombre, solo repetía lo mismo: “Cuando el cerezo esté florecido, la mujer con cabello plateado ya habrá mostrado su verdadera naturaleza”.

En la actualidad.

Los cazadores de Sølvbyen llevaron al grupo de testigos de La orden de la sombra hacia el nuevo centro de reuniones del Orkunato donde también se darían los juicios de ahí en adelante. El asiento de la inquisidora estaba en la parte más alta y frente a ella, estaban las sillas del Orkunato para que en el centro estuviera el acusado junto a la magistrada encargada del juicio y a los lados, los veteranos y testigos respectivamente.

Las puertas altas de madera se abrieron de par para que entrase Hermione y así poder dar inicio al juicio. Conforme el juicio pasaba, algunas evidencias encontradas en las cosas de la antigua inquisidora hacían ver más sospechoso a Gerard.

— ¿Está afirmando que iba a reunirse con la ex inquisidora Yelena el día de su asesinato?

—Sí, pero ella nunca llegó.

— ¿Y de qué se suponía que hablarían? ¿Temas que extraoficiales?

—Había recibido información y pistas que podían guiar hacia el líder de los Redentors, quería informárselo personalmente.

— ¿Solo a ella? Señor Gastrell, ¿tiene en claro que lo que está diciendo solo lo hace ver más culpable?

El hombre tragó duro y mantuvo su mirada sobre el piso.

La magistrada pidió la participación de los testigos del grupo y empezaron con Scott quien respondió a secas y con monosílabos; por su parte Yurim contestó renuente y fastidiada; Samantha y otros dos chicos afirmaron ciertas cosas que mencionó la mujer; para finalizar pidieron el testimonio de Injae.

—Es bien sabido que usted ayudó a la inquisidora Hermione a completar las pruebas para enjuiciar al señor Gastrell…

Gerard miró a Injae, había una pizca de decepción que se esfumó cuando bajó su mirada con la mandíbula apretada; Injae agachó la cabeza cuando vio la acción del hombre.

—La sangre que entregó corresponde con la muestra en la escena del crimen, ¿afirma que pertenece al señor Gastrell?

—Sí —dijo con voz tenue.

— ¿Cómo obtuvo la muestra? Dé los detalles, por favor.

Injae miró de reojo a Hermione mientras jugaba su pulsera de hilo y al tocar el brazalete que le dio Scott, se detuvo a ver fijo el broche de espadas cruzadas que usaba la magistrada en su ropa.

—Planeé un entrenamiento para que él peleara y yo pudiera herirlo.

Gerard suspiró y cerró sus ojos.

— ¿Cómo es su relación con el señor Gastrell?

— ¿Eso qué tiene que ver? —Levantó la vista Injae.

—Responda la pregunta, señorita Venator.

—Recién lo conozco, soy nueva en el grupo…

—El señor Gastrell es conocido por ser un líder de métodos… bruscos. Según eso, ¿considera que sería capaz de matar a alguien?

Injae vaciló un poco con sus labios entreabriéndose cada tanto.

—Señorita Venator —habló la mujer para hacerla responder.

—No sé —soltó nerviosa—, no lo sé.

—Solo diga sí o no.

Injae miraba de reojo a Hermione quien le asintió seria para que respondiera, pero entonces la chica se mordió los labios y buscó la mirada de Scott que al igual que el resto estaba esperando con incertidumbre su respuesta.

—Señorita Venator, responda la pregunta.

La chica respondió con titubeos.

—Sí.

—Es todo —dijo a secas—. Señora inquisidora, miembros del Orkunato y consejo veterano, según las pruebas expuestas y los testimonios oídos hoy, el veredicto deberá ser unánime para dar una sentencia justa, pero concreta.

Todos se retiraron y los miembros de La orden fueron enviados devuelta a su instituto. Gerard estaba en su celda cuando fue visitado por Hermione.

— ¿Has venido a regocijarte? Te lo ahorro, puedes irte ya.

Hermione se sonrió y se cruzó de brazos.

—Te advertí que no dudaría en ponerla en contra tuya si te metías en mis asuntos —susurró cerca de los barrotes—, ahora ella está de mi lado porque tú no supiste hacer que te obedeciera.

Gerard alzó sus cejas sin interés.




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