Confesiones de una cazadora

Capítulo 82.

Marco se acercó a Félix que estaba en el comedor grande comiendo sin ganas.

— ¿Qué te ocurre? Desde anoche que los chicos se fueron estás así.

—No sé qué quieres decir, estoy bien —respondió con la mirada en el plato.

El moreno resopló y se sentó, le apartó el plato para llamar su atención.

— ¿Estás así porque Yurim fue a buscar a Yohan Soler? —Lo vio serio—. Creí que habías dicho que tus sentimientos por ella se habían ido.

— ¡Y lo hicieron!

—Es obvio que no —alegó burlón—. Lo he notado, estos meses ustedes se volvieron más cercanos y creí que dijiste la verdad, pero tu mirada hacia ella no cambió nunca, siguen teniendo ese brillo de cachorro al ver a su amo.

— ¿Me dijiste perro?

—No. —Evadió su mirada—. Y no cambies el tema, sigues enamorado de Yurim Evenson y te molesta que vaya a ver a Soler. ¿Temes que si hablan, ella vuelva a sentir algo por él y tus oportunidades se vayan?

—Temo que se dé cuenta de que en realidad sí sintió algo más fuerte por él y me alejé de ella por completo —confesó abatido—. Mis oportunidades no me importan porque sé que jamás las tuve.

Félix jaló su plato de nuevo hacia él para seguir comiendo mientras Marco lo veía con una sonrisa desalentadora.

—Golden Retriever.

— ¿Qué?

—Si fueras un perro, serías un Golden Retriever —admitió Marco.

—Idiota.

Bellevue, Washington.

Los Evenson habían llegado desde la noche a Seattle y con ayuda de Mireya que transformó una bicicleta en un carro pudieron llegar a la ciudad que el mapa marcaba, pero una vez allí tuvieron que rastrear con más precisión la ubicación de Yohan.

—El mapa dice que debe estar por aquí —avisó Mireya viendo el mapa que hizo—, estén atentos.

—Si está libre a estas horas, significa que logró ser un diurno y eso hará que sea más dificil localizarlo porque estará moviéndose más rápido.

— ¡Alto! —Exclamó Yurim acercándose a su hermano en el volante—. Es él.

Yohan salió de un auto gris cubriéndose con una gorra y unos lentes oscuros para entrar a una cafetería, luego el auto fue conducido hacia un estacionamiento cerca de allí.

—Iré yo, tú ve a ver quién lo acompaña y lleva a la niña contigo —ordenó Yurim.

—Yurim —dijo para detenerla de abrir—. ¿Estás segura?

Yurim asintió y bajó del auto, así como Scott con Mireya para irse detrás del acompañante misterioso de Yohan; Yurim estacionó su auto afuera de la cafetería y se quedó observando al vampiro quien se había reunido con otro sujeto.

Después de unos minutos, el sujeto con el que se reunió Yohan salió primero y detrás de él, Yohan para cruzar la calle e irse hacia su auto estacionado.

—Eres una persona dificil de encontrar.

Yohan se detuvo al oír y se dio la vuelta, allí vio recargada en el carro blanco y con los brazos cruzados a Yurim que cuando cruzaron miradas, le sonrió.

—Ha pasado un tiempo —comentó ella sin dejar de verlo jocosa.

—Ya lo creo…

—Ahora te reúnes con sujetos raros.

— ¿Uno ya no puede conseguir su propia sangre sin que lo juzguen? —Bromeó alzando las bolsas de papel—. Es una sorpresa verte aquí, debió pasar algo grande.

—Hermione está muerta —soltó seria.

El vampiro quedó sorprendido al oír esas palabras, mantuvo el silencio unos segundos en lo que asimilaba y luego suspiró.

—Diría lo siento, pero sería mentira. ¿Cómo fue?

Yurim se incorporó y se acercó al chico.

—Injae la asesinó enfrente del Orkunato durante la ejecución de Gerard.

Yohan soltó sus bolsas de sangre y se quitó los lentes.

—Pero eso es traición, podrían ejecutarla…

—Y lo harán, seguro en unas horas o días, por eso debes ayudarnos.

— ¿A quiénes? —Preguntó confundido.

Del otro lado de la calle alguien respondió su pregunta.

—A nosotros.

Yurim y Yohan voltearon a ver, era Scott con dos chicas más, entre ellas Mireya y una rubia de cabello ondulado; los dos chicos se quedaron callados unos segundos y de reojo vieron hacia Yurim y la rubia ya que la primera estaba paralizada viendo a la otra chica.

—Stella…

El ligero sonido entre dientes que emitió Yurim llegó rápido por la ráfaga de aire a Stella y con su oído agudo, lo escuchó tan claro y alto como si estuviera junto a ella. Stella ignoró a su alrededor y se lanzó contra Yurim, la sostuvo del cuello y la azotó contra el vidrio de la cafetería.

—Stella —regañó Yohan yendo hacia ellas.

Yohan se lanzó con su velocidad hacia las chicas y se interpuso entre ellas, mirándola serio.

—Ya detente.

Stella lo ignoró y siguió apretando con más fuerza a Yurim, mientras desde atrás Scott le gritaba a la rubia para que soltase a su hermana; en vista de que Stella no se detenía, Yohan sin más remedio se dio la vuelta y rápido regresó a ellas para tomar del cuello a su prima y lanzarla hacia el parabrisas del auto; Stella se levantó de golpe para continuar su trabajo, pero Yohan se aproximó rápido a ella y la detuvo del cuello, azotándola en el cofre del vehículo y creando una abolladura en él.

—Te dije que te detuvieras —expresó molesto.

Scott auxilió a su hermana mientras ella recuperaba el aliento.

—No tenemos tiempo para esto —alegó Scott desesperado—. El señor Marshall me contactó y dijo que ejecutarán a Injae en unos minutos.

— ¡¿Qué?! Ni siquiera son las 9 am —protestó Yohan—, tampoco tienen inquisidor.

—Se lo dije, le pedí que nos ganara tiempo, pero no creo que logre retrasarlo mucho.

Stella más calmada se acercó a ellos.

—Aún no puedo creer que la inocente chica que conocí en el bosque haya matado a Hermione Francis frente a todo un instituto —comentó Stella anonadada—. Como sea, ¿tienen un plan? ¿Cómo ayudaremos?

—Necesitamos pruebas que apoyen lo que dijo Injae sobre la traición de Hermione.




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