Confesiones de una cazadora

Capítulo 83.

Instituto Sølvbyen.

El Orkunato estaba reunido con los veteranos en la sala de juicio para una ejecución rápida y sin público.

—Injae Venator, fuiste acusada de traición en contra de la inquisidora Hermione Francis y declarada culpable —mencionó el señor Lim Do-Sam—. Ahora pagarás tu condena al ser ejecutada como traidora.

Injae estaba de pie en el centro de la sala viendo hacia la puerta con los líderes detrás de ella; la jefa de seguridad de Sølvbyen en compañía de otro hombre, se pararon junto a la chica y la forzaron a hincarse, luego la mujer quitó la sabana de un banco de madera viejo que tenía una forma curva en la parte de arriba.

—Recuesta tu cabeza en él —ordenó el hombre que sería el verdugo.

La chica estaba callada y obedecía sin cambiar su expresión perdida de la cara.

—Libera tu cuello, debo ver donde caerá el hacha.

Injae veía el piso, el color café claro de los azulejos sería lo último que sus ojos verían así que prefirió cerrarlos y recordar los buenos momentos que pasó antes; cuando en sus recuerdos pasó la imagen de Scott, recordó algo más y abrió los ojos de inmediato al escuchar un azote.

Los Evenson habían llegado corriendo al pasillo de la sala de juicio donde se daría enseguida la ejecución apresurada de Injae. En las puertas altas estaban una mujer y hombre para vigilar el paso, en cuanto vieron a los chicos ordenaron que regresaran y apuntaron con sus espadas, pero Yurim les disparó con las pulseras para dejarlos noqueados.

Con prisa quitaron el pasador de las puertas y abrieron de golpe.

Injae estaba hincada con la cabeza boca abajo esperando a que el hacha fría y filosa cayese sobre su nuca pronto.

— ¡¿Qué significa esto?!

Scott le quitó enseguida la lanza del cinturón a su hermana y la aventó al centro del mango del hacha para enviarla hacia la pared por encima del asiento del inquisidor.

Injae levantó su cabeza despacio y al verlos allí, dejó salir el aire con más calma.

— ¿Quiénes son estos chicos? —Preguntó un anciano veterano—. ¿Con qué derecho se atreven a interrumpir…?

—Son los hijos de Andreas Evenson, señor.

La magistrada se aproximó a ellos para sacarlos de allí, pero Scott le pasó de lado ignorándola para ir hacia Injae y ayudarla a levantarse.

—Scott Evenson… —dijo la magistrada.

—Rosemary Torres, su puesto le ha quedado muy grande esta vez —contestó el pelirrojo.

—Disculpe, ¿cómo dijo?

— ¿Quiere que lo repita más alto?, ¿también para todo Sølvbyen?

Yurim lo vio sonriente desde donde estaba en la entrada con los otros de su grupo.

—Todos ustedes estaban por ejecutar a un inocente que solo hizo justicia, que solo obedeció la orden de ejecutar a los traidores porque eso fue lo que hizo —levantó la voz y miró a cada persona presente—. Hermione Francis, su gran inquisidora no fue más que una simple traidora, miembro de los Redentors y… una sobrenatural.

La conmoción que provocó en todos, liberó cuchicheos y protestas que hacían eco por toda la sala.

—Hermione Francis asesinó a Yelena Velikhova y culpó a Gerard Gastrell, manipuló a la señorita Venator para que los convenciera de darle el puesto de inquisidora, controló a los cazadores de Sølvbyen con influencia de brujas invasoras… incluso la ausencia de la líder Cayetana de La rosa blanca fue debida a Hermione —confesó Scott serio.

—Lo que dice es ridículo —alegó una anciana—, ¿tiene pruebas de ello?

—Yo soy la prueba. Use el fuego de Kineut en mí, en mi hermana y en él… —Miró hacia sus compañeros quienes soltaron a Tobías.

— ¿Quién es él?

—Tobías Bane, mano derecha de Hermione Francis. Él lo sabe todo, también les dirá dónde pueden conseguir pruebas físicas si las requieren, así que ahora liberen a Injae Venator.

—No.

La magistrada se paró frente a Scott con los brazos cruzados y la mirada clavada sobre él.

—No se lo dije a usted, sino a quien está a cargo… —susurró retándola—. Inquisidor Lim Do-Sam.

El nuevo líder aclaró su garganta y bajó de su lugar para ver la situación más de cerca, se acercó a Tobías y arrugó su frente al verlo hinchado.

— ¿No había métodos más… pacíficos? —Volteó a ver a Scott con un poco de sorpresa, aunque en el fondo no la tuviera—. Escucharé lo que tenga que decir, señor Evenson, pero con el fuego de Kineut y mientras eso pasa, la señorita Venator volverá a su celda.

— ¡Inquisidor! —Protestó la magistrada al acercarse—. Traidora o no, la señorita Venator quebrantó una ley, asesinó a una inquisidora y de ser esta una traidora, Injae Venator la apoyó a llegar a ese puesto.

El señor Lim apretaba sus labios y miraba hacia los miembros del Orkunato, luego vio a Injae con la mirada en el suelo y entonces él relajó su rostro.

—La magistrada Torres tiene razón, sin embargo, su castigo no será la ejecución. ¿Algún castigo que sugiera, magistrada?

Injae esperó un rato en su celda y después unos cazadores la llevaron esposada a la orilla del mar, donde aguardaba la magistrada y su par de amigos, a quienes se encontró primero.

— ¿Qué está ocurriendo?

—Es Torres —replicó fastidiada Yurim—. Es como un jodido gato que ama jugar con su presa, en este momento tú eres la presa y no va a soltarte hasta que ella quiera.

— ¿Y eso que diablos significa?

—Significa que te hará ir contra tu voluntad cuanto ella lo desee. “Ager miserorum”, el campo de los miserables —mencionó tajante—. Suelen enviar al exilio a los desleales que no ejecutan y los dejan a su suerte para que sobrevivan como puedan ya que también envían sobrenaturales.

Injae entreabrió su boca liberando un respiro que sabía a miedo e inquietud.

—Torres acordó con el inquisidor que deberá darte el perdón solo si asesinas a todos los sobrenaturales allí dentro, esa será tu forma de redimir tu falta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.