Confesiones de una cazadora

Capítulo 86.

Petaluma, California.

Los miembros de La orden regresaron a su instituto en California. Gerard fue directo a su estudio mientras que los jóvenes se dispersaron, los Evenson e Injae fueron con su grupo de amigos que estaban en el campo.

— ¡Injae! —Celebró Mireya corriendo a ella—. ¡Estás bien!

Injae retrocedió un poco por el empujón de la niña y correspondió su abrazo sorprendida, luego los vampiros y los otros dos amigos se acercaron para mostrar su apoyo.

—Chica rúnica —saludó y le dio un abrazo—. Tremendo lío, bien hecho.

Stella le dio un golpe a su primo para que soltara a Injae y recibiera una mirada de regaño por parte de suya, pero después también abrazó a la chica que se extrañó por la muestra de afecto.

—Eso fue muy arriesgado, pero… bien hecho —musitó.

La castaña se sonrió con gracia y luego preguntó por cómo llegaron todos ahí, de tal forma que Mireya respondió en nombre de todos contando la historia con prisa y emoción.

—Scott dijo que no llamarían la atención y que tampoco lo lastimarían, pero luego el método para interrogarlo fue muy…

Injae volteó a ver a Scott a lado suyo y este carraspeó.

—Bien, Mireya, ya entendió.

— ¿De verdad golpeaste a Tobías?

Yurim en compañía de Stella y de sus otros dos compañeros de instituto se miraron entre sí por la reacción que podría tener Injae respecto a la actitud violenta de Scott que ellos conocían, pero ella no.

—En realidad… —intervino Stella—. Yo también lo golpeé un poco, seguro la fuerza sobrehumana lo empeoró.

Injae arqueó sus cejas todavía más desconcertada, pero se reservó sus comentarios; Scott miró a Stella y le agradeció entre dientes.

— ¿Esa no era la camisa que usaba Scott ayer? —Mencionó Mireya confundida.

—Es cierto, ¿por qué estás usando el uniforme de Sølvbyen? —Agregó Marco viendo a Scott.

Scott e Injae se vieron de reojo y con la misma, desviaron sus miradas con nervios; por otro lado, Yohan y Félix se sonrieron mientras que Yurim reviraba sus ojos.

—Será mejor que vayas con tu tía, está muy preocupada —comentó Félix.

— ¡¿Le dijeron a mi tía?!

Injae estaba por regresar a su casa así que agradeció a todos y se despidió de sus amigos que también se irían para seguir sus vidas fuera de Petaluma. Yohan le pidió a Mireya que los teletransportara de regreso a Washington y mientras esta hacía el portal, él aprovechó para despedirse de Yurim.

—Gracias por habernos ayudado —le dijo evadiéndole la mirada.

—Claro, Injae es mi amiga.

Yurim asintió con esa contestación, levantó su vista y sonrió a medias antes de dar la vuelta; los vampiros estaban por pasar el portal junto con Mireya hasta que Stella habló.

—Yurim —dijo seria—, aún hay de que hablar.

—Sí… lo hay.

Injae entró a su casa y vio en el sofá a su tía cargando a la niña; cuando Verónica escuchó la puerta, volteó y sus ojos se iluminaron cuando vio a Injae frente a ella así que se levantó de golpe para ir a hacia ella del mismo modo que la chica lo hizo.

Injae abrazó con fuerza a su tía y resopló aliviada.

— ¡Oh, por Dios, Injae!

Por su parte, Gerard estaba sentado en su escritorio fumando un puro y recordando su reciente experiencia hasta que una reciente conversación puso a trabajar su mente.

—En nombre de todo el Orkunato, te ofrezco una gran disculpa —expresó el inquisidor—. Entre todos hablamos y estuvimos de acuerdo en que es justo que retomes tu puesto en el Orkunato.

—Señor Lim, acepto su disculpa, pero no sé si La clave lo considere correcto.

—La clave también está de acuerdo, tanto así que no tuvo problema con nuestra sugerencia para remediar nuestra culpa.

— ¿Qué sugerencia?

—Hermione se denominó líder de La orden de la sombra y de El círculo azul, ambos al mismo tiempo —enfatizó—. Eso jamás ha pasado porque no está permitido que un líder tenga tanto poder, pero considerando los últimos hechos… creemos que tú más que nadie eres apto para guiar a ambos grupos.

Gerard puso de lado su puro y empezó a escribir una carta que pronto enviaría al Orkunato como aviso para que le dieran su visto bueno sobre su siguiente acción.

Yurim encontró a Félix en la biblioteca y se acercó en silencio para no interrumpir su lectura, pero él de igual forma bajó el libro.

—No te he visto mucho desde que regresamos, ¿está todo bien?

—Sí —dijo vacilando—. Es solo que…

La quedó viendo unos segundos y recordó la expresión que tenía ella cuando se dio la vuelta luego de despedirse de Yohan, por lo que no le quedó más que suspirar y callar sus sentimientos una vez más.

—Es que todo ha sido muy intenso, primero Gerard, luego Hermione y al mismo tiempo Injae. —Arqueó sus cejas y miró por la ventana hacia el establo—. Aún no sabemos qué pasará ahora, es algo así como un nuevo régimen.

— ¡Ni que lo digas! Tres inquisidores en un mes —expresó exhausta, tomando asiento frente a él—. Aunque no es eso lo que me preocupa, sino lo que hizo Injae esta mañana.

Félix la vio confundido y ella se inclinó para hablar más bajo.

—Declaró su deslealtad hacia el Orkunato. ¿Sabes lo que significa? Problemas.

El rubio se rio un poco mientras ella lo veía ceñuda y cruzada de brazos.

—Desde que se apareció Injae no has dejado de creer que significa problemas —se burló jocoso—. ¿Alguna vez admitirás que lo que más querías cuando ibas a Sølvbyen era poder conocer a la cazadora original y ser su amiga?

Yurim chasqueó su lengua y miró hacia otro lado mientras Félix se reía un poco.

—Hace tiempo que no veía a Stella —mencionó de pronto llamando la atención de Yurim—. Fue agradable verla, hablamos bastante de todo lo que ha pasado…

La pelinegra agachó su cabeza y jugó con sus manos sobre la mesa, pero luego Félix la vio con una sonrisa de lado al tomarle sus manos.




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