Maxon cambió de rumbo y condujo hacia la corporación de su padre, una vez dentro, guio a Injae con los del laboratorio para presentarla como la nueva voluntaria. Le explicaron el propósito del medicamento y las reacciones que presentaría al serle suministrado en cada sesión.
— ¿Qué hay de la nueva versión del medicamento? —Preguntó intrigada viendo los frascos.
El hombre vio inseguro a Maxon y este le asintió para darle autorización para hablar de ello.
—Todavía estamos mejorándolo, ya que es más fuerte y presenta efectos secundarios…
— ¿Qué efectos? —Intervino Maxon al desconocer el tema—. ¿Ya lo han probado?
—Un voluntario se ofreció a tratar con él, nos reportó que ha disminuido la sensibilidad al tacto en algunas partes de su cuerpo.
— ¿Y el dolor? —Injae le dio una mirada gélida al hombre—. ¿Disminuyó?
—No necesitó más de cinco sesiones para tener el tercio de avance que con la primera versión —afirmó orgulloso—, sin embargo, el tratamiento es más agresivo.
Injae apretó su mandíbula y poco después se ofreció como nueva voluntaria para la nueva versión del medicamento, le dieron un formulario para garantizar que se había ofrecido por decisión propia y Maxon lo llenó por ella.
— ¿Estás segura que quieres hacerlo? —Le susurró—. El primero me parece suficiente…
—Maxon —lo interrumpió—, haría lo que fuera por volver a sentir las manos así que estoy muy segura de lo que estoy haciendo.
El médico los llevó al laboratorio B, el cual tenía una máquina de resonancia magnética; Maxon tuvo que esperar en el cuarto de monitores mientras el médico trataba a Injae adentro.
— ¿Para qué la máquina?
—Debido a la fuerza de los químicos estaremos monitoreando los nervios de su cerebro para ver que actúen de forma correcta al recibirlos —explicó viendo unas radiografías.
— ¿Y las radiografías que me hicieron?
—Quiero ver la magnitud de la lesión para definir una escala de dolor y así poder aplicar una dosis correcta. —Resopló y se quitó sus anteojos—. ¿Ya sabía que su sensibilidad podría verse afectada?, ¿por eso eligió este método?
—Si voy a perderla que al menos valga la pena, ¿no?
La recostaron dentro de la máquina y colocaron parches en sus sienes para monitorear su sistema nervioso, en unos instantes después, inyectaron el analgésico en su vena; Injae soltó un gemido al sentir el químico entrando a su cuerpo, cerró sus ojos esperando a que el ardor interior cesara y poco a poco fue quedando inconsciente.
—Bienvenida de vuelta —expresó con gracia—. Te ayudo a pararte.
Injae miró desorientada la habitación en donde estaba y al mover su brazo sintió un dolor ligero en donde se le aplicó la inyección.
— ¿Quedé inconsciente?, ¿por cuánto?
—Casi dos horas, pero tranquila porque todo salió bien, tu organismo recibió bien el medicamento. —Le sonrió y luego arrugó su frente—. ¿Cómo quito estos parches? Siento que se romperán.
— ¿No sabes quitar un parche? —Expresó burlona.
—Estudio finanzas y economía, no soy especialista en parches —bromeó encogiéndose de hombros.
El médico regresó con una bandeja con instrumentos para aplicar el yeso, además también llevaba pequeños aparatos para iniciar la primer terapia de movimiento que servía para verificar si el dolor había disminuido.
Le removieron el yeso viejo para que pudiera mover mejor su mano.
—Esto duele —se quejó cerrando sus ojos.
—Puede doblar el primer nudillo de los dedos medio y anular —mencionó al anotar—. En cada sesión haremos radiografías para ver el avance en la solidificación de sus huesos ya que el medicamento agilizará el proceso de curación tanto del tejido óseo como muscular y epitelial.
— ¿Cómo que tan rápido es eso?
—Todo depende de su propio organismo y que tan bien trabaje con los químicos añadidos a su sistema nervioso. —Sonrió gentil y miró sus manos para que las extendiese.
El hombre aplicó una pequeña descarga eléctrica sobre sus palmas y la chica enseguida retiró sus manos.
— ¿Qué tanto sintió eso?
—Me llegó hasta el hombro —alegó molesta—. ¿Eso para qué fue?
—Para medir su sensibilidad —contestó indiferente a la vez que anotaba—. La siguiente sesión será dentro de dos días, ¿de acuerdo?
La chica asintió y entonces el médico volvió a enyesarle la mano para que pudiera irse. Maxon la llevó a su casa y con la misma se marchó; Injae recibió un mensaje del grupo de La orden que solicitaba la presencia de todos.
Gerard estaba sobre la plataforma de combate semanal esperando a que el gimnasio se llenara para dar su aviso. Injae llegó en silencio y se metió en la multitud para pasar desapercibida.
—Creo que todos están al tanto de los sucesos de las últimas semanas —dijo sin interés—, asesinaron a la inquisidora rusa y me incriminaron para luego tomar el cargo. Hermione Francis fue la real culpable de ese y otros crímenes más como la desaparición de la líder Cayetana, el ataque de los Redentors hacia nuestros artefactos rúnicos, la manipulación de los cazadores de Sølvbyen, entre otros.
La gente cuchicheaba mientras los involucrados en las situaciones mencionadas solo se mantenían al margen sin expresar nada.
—El Orkunato ya se está haciendo cargo y con ayuda de La clave remediarán el último asunto, pero debido a la reciente muerte de Hermione, el liderazgo de El círculo azul quedó al aire hasta que el inquisidor Lim me autorizó tomar el cargo —confesó orgulloso—, pero eso no significa que dejaré de liderar La orden, al contrario, ahora ambos grupos están a mi cargo.
Injae tenía su mirada cabizbaja, pero la subió cuando escuchó la siguiente nueva noticia del hombre.
—Designaré a alguien de alto rango para que sea el director en cada instituto, ellos me responderán a mí y les comunicarán mis ordenes cuando yo no esté presente —explicó en alto—. Es claro que este director debe ser elegido de entre los mejores del grupo.
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Editado: 04.04.2024