Confesiones de una cazadora

Capítulo 103.

Yurim se paseaba por el gimnasio para entrenar un poco hasta que llegó Félix sorprendiéndola al hablarle.

—Madrugaste —dijo con gracia—. ¿Cómo te sientes hoy?

—Estoy bien. —Lo vio sonriéndole—. Gracias.

— ¿Quieres un compañero?

La chica asintió y se pusieron a entrenar juntos mientras hablaban de las cosas que ocurrieron ayer y lo loco que había sido todo eso de la ilusión que vivió Yurim en el páramo.

—Así que Injae lo revivió compartiéndole su energía espiritual… ¡Guao! —Arqueó sus cejas Félix—. Ahora entiendo mejor. ¿Sabías que Scott ya se vinculó a alguien?

— ¿Scott? ¿El mismo que dijo que no tendría un vínculo nunca porque al parecer nadie es lo suficientemente bueno para ser el suyo?

—El mismo —afirmó riéndose—. Vino a mí y a Marco entusiasmado ayer a contarnos que por fin entendía lo que le pasaba con Injae, resultó que se había vinculado a ella sin haberse dado cuenta.

— ¿Solo vinculado? ¡Ja! Es claro que mi hermanito ha hecho más que eso de Injae.

—Hablando de ella, ¿sabes algo de lo que pasó anoche con el invasor?

—Mireya no podía dejar mucho tiempo la academia, pero tampoco quería dejar sola a Injae al despertar así que Stella y Yohan se quedaron en su casa. Seguro Scott ya debe estar yendo hacia allá ahora.

En casa de Injae, Yohan estaba subiendo al cuarto de la chica con una bandeja que llevaba el desayuno mientras Stella husmeaba el guardarropa con Injae parada en la ventana viendo que se aproximaba Scott a la casa.

— ¡Desayuno para la chica rúnica!

Stella tomó la tostada del plato, la vio con cara de asco y volvió a dejarla sobre el plato.

—Que nosotros no necesitemos comida humana no significa que no debamos saber prepararla —le reprochó dándole un golpe al hombro—. Mejor solo bebe el jugo, Injae.

Injae se giró despacio con desgano, mantuvo sus brazos cruzados y una expresión apagada en el rostro al avanzar por el jugo; Scott llegó apurado al cuarto, observó a Injae bebiendo el jugo y cuando ella lo miró, este sintió una fuerte apatía proviniendo de la chica.

—Bien… creo que nosotros estaremos… por acá. —Empujó a Stella para llevarla de regreso al guardarropa.

Scott se sentó en la cama junto a Injae para hablar sobre cómo se sentía, pero ella no mostraba mucho interés, lucía cansada e incluso un tanto demacrada.

— ¿Dormiste bien?

—No mucho, estuve teniendo algunos recuerdos que no sabía que existían. En algunos estuvo involucrado Gerard. —Miró a Scott con ojos llorosos—. Él me hizo esto.

Scott calló cabizbajo y con eso, Injae dio un trago duro para desviar su vista a la ventana para contener sus lágrimas.

—Dije e hice cosas…

—Lo sé, no fue tu culpa. No eras tú misma cuando lo hiciste.

“¡Cielos! ¿Tienes discos de Radiohead?”

Ambos voltearon hacia atrás suyo; Injae vio a Yohan sosteniendo un álbum que tenía escrito en la caratula “Pablo Honey”, le asintió esbozando una tenue sonrisa.

—Eran de mi primo.

—Tu primo tiene buenos… espera, ¿dijiste eran? ¿Acaso él…?

Injae se mantuvo inexpresiva por lo que todos entendieron el trasfondo de lo que quiso decir y por ese motivo, Stella le dio un trapazo en la espalda a Yohan con una minifalda del closet.

—Injae, lo siento, no quise…

—Está bien, fue hace mucho.

Scott recibió una llamada de su hermana y se paró en la puerta para evitar que oyera el resto, aunque era claro que los vampiros podrían oír la conversación. Injae se mantuvo viendo a los dos primos que trataban de animarla cada uno a su manera.

—Tienes buen gusto en ropa, me gustan los colores que escogiste —elogió Stella alzando una blusa verde.

—Puedes usarla si quieres…

— ¿Después de lo mala que fui anoche contigo? No podría. Por cierto, discúlpame por eso, sabes que jamás le haría algo a tu familia.

—Claro que lo sé, pero no te disculpes, solo dijiste la verdad después de todo. —Encogió sus hombros—. Y sobre la blusa… insisto, puedes usarla.

Stella vaciló con una sonrisita juguetona al ondear la esquina de la blusa que colgaba del gancho y luego alzó la prenda para cubrirse el rostro al mismo tiempo que soltó un pequeño chillido de emoción.

— ¡Oh! Gracias, Injae. —Descolgó la prenda—. ¡Me la iré a probar!

Yohan resopló revirando sus ojos.

— ¿También quieres algo de mi cuarto? —Bromeó Injae sin tanto esmero—. ¿Un álbum quizá?

— ¡Chica rúnica! ¿Cómo crees? Eran de tu primo, debe ser algo así como una reliquia para ti.

—No hay problema, puedes tomarlo. —Sonrió melancólica—. Hace tiempo dejé de oírlos y también a los Beatles así que creo que es momento de que alguien más los escuche, además no creo que le moleste.

— ¿También oía a los Beatles?

Injae se sonrió agachando su cabeza, volvió a subirla y negó con gracia.

—Esos eran de mi hermana, ella los oía.

— ¿Tenías una hermana? —Preguntó Stella saliendo del baño e Injae asintió—. ¿Cómo se llamaban?

—Rebecca. —Miró a Stella y después a Yohan—. Y Luka.

Después de la llamada de Scott, los tres dejaron el cuarto para que Injae se diera un baño y se vistiera tranquila mientras ellos regresaban al instituto. Scott se adelantó dejándolos caminar atrás hablando cosas de ellos.

—Estás muy pensativo desde anoche. ¿Qué pasa por tu mente?

—Intento tomar las cosas con más seriedad —contestó jocoso.

—Claro. Como sea, iré a hablar con Yurim un rato, ahora que lo pienso bien, todavía no entiendo cómo es que te involucraste con ellos.

Yohan se peinó el cabello que se revoloteaba sobre su frente para no prestarle importancia a la chica que poco después alcanzó a Scott para pedirle que llamase a Yurim. Por su parte, Yohan se quedó paseando por el granero de los Venator para distraerse en lo que esperaba a Stella, pero sus pensamientos ya lo distraían lo suficiente.




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