Confesiones de una cazadora

Capítulo 114. [Canción]

[Canción recomendada: Madness - Ruelle]

 

Febrero 2026.

Ya era un nuevo año y todo marchaba bien. Las crisis sobrenaturales habían cesado, no había problemas mayores en las calles, ni pistas sobre el paradero de Kalisman o algún otro vampiro importante, los Redentors estaban siendo cautelosos y no hacían actos de presencia mayores, además el funcionamiento del Orkunato estaba yendo mejor que nunca gracias al inquisidor coreano Lim Do-San que estaba por cumplir un año en el puesto y era el más sensato de los miembros de este parlamento.

Yurim estaba con Stella e Injae en una cafetería de la plaza.

—Celebraremos el cumpleaños de ambos, sin quejas —alegó Stella viendo insistente a Injae—. Me perdí el del año pasado, no me perderé este.

Yurim se rio mientras Injae solo hizo una mueca graciosa por resignación.

—No lo sé, quizá Scott no quiera… no hemos hablado tanto últimamente.

—Oh, vamos —dijo Yurim queriendo ser positiva—. Ambos han estado ocupados con la universidad, las misiones separadas, algunos nuevos amigos de Scott… tu nueva relación con Maxon —masculló al final jocosa.

Stella tomó una bocanada de aire por asombro, agrandó sus ojos dirigidos a Injae y sonrió en grande.

— ¿Maxon Brizz? ¿El mismo chico británico que estuvo en el festival de primavera del año pasado? ¡No puede ser! —Exclamó pícara—. ¿Desde cuándo y por qué yo no sabía?

—Hace un par de meses, no llevamos mucho —contestó tímida.

—Te dije que Brizz estaba interesado en ti.

Injae reviró sus ojos riéndose al oír aquel comentario de Yurim, luego Stella habló emocionada.

— ¡Hay que invitarlo!

Mientras tanto en el instituto.

—No entiendo por qué no quieres ir —expresó Marco cargando una pesa en el gimnasio.

—No me siento cómodo, es todo.

— ¿Por Injae? —Intervino Félix tirándose al piso cansado—. Tomaste distancia desde que empezó a salir con Maxon porque no querías invadir su espacio, pero siguen siendo amigos y aunque no tengan misiones juntos no significa que hayan dejado de ser un buen dúo.

— ¿Cómo es que de los tres eres el más joven y también el más sabio?

Scott y Félix se rieron de la pregunta de Marco, pero luego este último y el rubio siguieron dando argumentos para hacerle entender a Scott que tenía que ir si quería volver a recuperar su cercanía con Injae.

En la tarde, el grupo de amigos se reuniría en el bar sobrenatural que frecuentaban a menudo para sus reuniones espontaneas que surgían casi siempre por Stella que le gustaba mucho festejar con ellos cualquier cosa por más mínima que fuera. En el bar ya se encontraban las chicas incluyendo a Mireya que estaba en el baño cuando los chicos llegaron con un invitado sorpresa.

— ¡Killian! —Se levantó Injae a abrazarlo.

—Feliz cumpleaños, Injae.

Marco mandó a Killian a ayudar a Félix a ordenar las bebidas y las comidas mientras el resto esperaría en la mesa; Scott se acercó para tomar un asiento libre y cruzó miradas con Injae quien lo saludó nerviosa con la mano.

Mireya salió del baño buscando a la encargada de estos para comentarle sobre algo averiado que solo ellos podían arreglar debido a un hechizo de protección que evitaba que otras brujas o hechiceros usaran su magia para alterar algo en el lugar. Por otro lado, Killian percibió un aroma a canela que llamó su atención así que con su olfato trató de encontrarlo y cuando lo hizo se quedó viendo a la persona de quien provenía.

—Hey, ¿a dónde vas? —Le reclamó Félix cuando lo vio alejarse.

Killian recogió un broche de mariposa del piso cerca de Mireya, después de que esta dejó de hablar con la empleada, él se acercó a ella a tocarle el hombro por encima de la blusa floreada que usaba y cuando la chica volteó, lo miró desconcertada.

—Se te cayó esto. —Le extendió el broche dorado.

—Ah, gracias, pero no es mío…

—Lo sé —replicó avergonzado—. Es una pena, pero fue la única excusa que se me ocurrió para hablarte.

Mireya elevó ligeramente las comisuras de sus labios justo cuando sus mejillas tomaron un color más rojizo, tomó el broche de la mano de Killian y al rozar sus dedos con los de él se vio inmersa en una visión; en su visión alcanzó a oír las gotas de la lluvia cayendo con fuerza en compañía de unas pisadas en los charcos, luego tuvo la imagen clara del mismo broche de mariposa dorado que acababa de recibir.

Después de salir de la visión, Mireya se sonrió tímida con el rostro enrojecido. Injae los vio desde la mesa y enseguida se levantó para ir con ellos.

—Veo que ya se conocieron —mencionó emocionada.

La chica los presentó y minutos después se apareció Félix para regañar a Killian por haberlo dejado, esto le causó gracia a la brujita que luego se ofreció a ayudarlos al tomar las bebidas de las manos de Félix. Su piel rozó la del chico de rulos provocando que se sumergiera en otra visión del futuro, solo que esta no parecía igual de agradable que la anterior porque en ella escuchó gritos de diversas voces y el sonido de algunas balas cayendo al suelo.

Nuevamente no podía ver nada con claridad porque sus visiones se veían como si hubiera una gran neblina de humo hasta que de pronto vio una silueta oscura que parecía ir hacia ella, pero lo que hizo fue atravesarla ya que Mireya solo era una espectadora invisible que al darse vuelta para seguirle la pista a la silueta, escuchó un grito viniendo de una voz conocida y al caminar vio que pisó un charco de sangre, entonces un destello de luz verde la cegó y antes de salir de allí alcanzó a ver un escudo que tenía atrás de él dos espadas cruzadas y estaba puesto arriba de un portón alto de aluminio con estilo colonial que estaba rodeado de muros altos de concreto duro.

La bruja regresó a la realidad actual con los sentidos sobresaltados, dejó caer los vasos al piso y todos en el bar voltearon a verla.




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