Confesiones de una cazadora

Capítulo 115.

Después de que Yohan se fuera luego de la pelea con Stella, Injae le ofreció a la rubia quedarse en su casa ya que no tenía a donde ir. En la noche, Stella salió el cuarto para tomar aire fresco en el pórtico donde Injae la encontró minutos más tarde.

— ¿Crees que vaya a volver?

— ¿Tú crees que lo haga?

—No, porque le he dicho cosas horribles y también hice cosas que debieron herirlo mucho. Lo he jodido como siempre y no creo que vaya a perdonarme, soy una gran idiota —dijo abatida agachando su cabeza.

—No los entiendo —admitió arrugando su frente—. Dices que lo odias, pero temes que no vuelva y que nunca te perdone. Cuando uno odia a alguien, no siente eso, lo digo por experiencia propia.

Stella suspiró alzando su vista al cielo estrellado.

—Yohan es toda la familia que tengo ahora, pero por mucho tiempo traté de odiarlo al querer ser el orgullo de mis padres y que me vieran, aunque sea un poco de la forma en que lo veían a él, pero la verdad es que me odio a mí por querer odiarlo a él injustamente y ese sentimiento es tan grande como real.

— ¿Y por qué no le dijiste eso en lugar de decirle lo contrario?

—Porque el odio, el resentimiento y el enojo son amigos que te carcomen hasta el alma cuando encuentran una herida sin sanar y te hacen actuar cuando ya no tienes el control. —La miró triste y encogió sus hombros—. Es admirable ver que los Evenson podrán pelearse como perros todo el tiempo, pero siempre podrán morir el uno por el otro… yo también quiero algo así.

—Sí, yo también he envidiado lo que tienen —confesó jocosa recordando—. Y hablando de los Evenson, creo que deberías hablar con una.

Al día siguiente, la camioneta de Verónica no quiso encender, entonces Injae fue a casa de Gerard con Stella para buscar cada una a su respectivo Evenson con quien tenían que hablar. Injae le pidió a Scott con pena poder ir con él a la universidad y durante el trayecto, ambos se mantuvieron callados sin mirarse, excepto cuando alguno hacía un comentario y solo recibía respuestas vagas por parte del otro.

—Creí que Maxon estaría ayer.

—Estuvo ocupado con la corporación, su padre quiere que se involucre más rápido —dijo incómoda y luego añadió indecisa—. Sé que no te agrada mucho, pero quizá si le dieras una oportunidad te agradaría.

Scott apretó el volante sin darse cuenta hasta que llegaron y él se estacionó, ahí sintió sus manos tensas con el hormigueo. Injae bajó agradeciéndole para irse por su propio rumbo a clase, pero Scott se apresuró a ir hasta ella y detenerla.

— ¿Quieres que espere por ti para irnos de regreso?

Injae se sonrió un poco y asintió tímida.

Mientras tanto, Stella discutía con Samantha para que la dejase pasar, sin embargo, esta última le restregaba que por ser sobrenatural no podía hacerlo y justo cuando la paciencia de la vampiro estaba por abandonarla haciendo que mostrase sus colmillos, Yurim llegó por atrás sudada y agitada con el cabello en dos rodetes pequeños atrás dejando algunos mechones enfrente.

— ¿Qué haces aquí?

—Yo… vine a buscarte, quiero hablar de ayer. ¿Podemos?

Se sentaron en un tronco cortado y estuvieron calladas un momento hasta que Stella habló primero para explicar lo que pasó, luego siguió con sus disculpas y Yurim la detuvo.

—No te disculpes, lo que dijiste era lo que sentías y tenías toda razón para sentirte así. Más bien yo debería disculparme por haberte abandonado también, se suponía que eras mi amiga y mi vínculo. —La miró seria y Stella le sonrió—. Lo siento, Stella.

—Creo que las dos lo hemos jodido mucho, ¿no? —Se rieron un poco y luego Stella se enserió—. ¿Qué pasará con Yohan? Me refiero a ustedes dos, ¿estoy en presencia de un triángulo amoroso secreto?

— ¿Qué triángulo? Estás viendo cosas que no hay. Para empezar, no hay nada entre Yohan y yo, nunca lo hubo y nunca lo habrá. Para terminar, debo ducharme para ir a la universidad.

—Pero ¿por qué siento que lo dices para convencerte a ti y no al resto?

—Stella, te quiero. —Le tomó el hombro y siguió—. Pero es raro hablar de Yohan contigo sabiendo que es tu primo.

Stella estalló a carcajadas y enseguida Yurim la imitó.

Más tarde cuando las clases de Scott acabaron, él se reunió en la entrada con algunos compañeros de clase que querían invitarlo a una salida grupal para celebrar su cumpleaños. Al mismo tiempo Injae iba saliendo en busca de Scott y cuando lo halló, se acercó a él con un entusiasmo que se esfumó tan pronto vio a una chica de trenza larga dorada a su lado.

—Scott…

—Hola —saludó sonriente la rubia—. Debes ser amiga de Scott, soy Amanda.

—Injae —replicó tímida—. Linda blusa, The Beatles.

“¡Oigan! ¿Vienen o no?”

— ¿Sí vienes, Scott? —Lo miró Amanda insistente—. También puedes venir, Injae. Iremos a un nuevo club que abrieron ayer a celebrar el cumpleaños de Scott.

Scott miró a Injae inseguro sin tomar una respuesta todavía, pero luego ya no hizo falta porque la chica la tomó por él.

—Está bien —le susurró al pelirrojo—. Gracias por la invitación, Amanda, pero unos amigos ya me invitaron y creo que iré con ellos.

Injae se apartó para ir con un pequeño grupo que esperaba del otro lado de la entrada mientras Scott la veía desde donde era llevado por Amanda hasta su grupo.

En la noche, poco después del atardecer, el club del que habló Amanda estaba lleno de personas debido a su apertura por lo que el ambiente se estaba tornando cada vez más intenso debido a la cantidad de personas que estaban bebiendo alcohol.

—Ya es algo tarde, creo que ya me iré a casa —avisó Injae tomando sus cosas de la mesa.

Salió del club a tomar aire ya que se sentía algo mareada, volteó hacia el área de fumadores donde divisó a algunos chicos fumando y a su lado riendo estaba un pelirrojo; Injae marcó a su tía para pedirle si podía ir por ella o si su tío Patrick podría hacerlo, pero dado que ninguno podía dijo que tomaría un taxi para volver a casa.




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